ERP. La mañana de hoy, en la Histórica Iglesia de San Francisco de nuestra ciudad, se celebró la tradicional Santa Misa y Te Deum con ocasión del 202° Aniversario del Grito Libertario de Piura. La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., y concelebrada por el R.P. Miguel Rojas Facundo, O.F.M., Rector y Guardián del Convento, y el R.P. Abraham Carhuapoma Guerrero, O.F.M.
Fieles a la tradición de nuestros antepasados, nuestra ciudad recuerda este día, una de sus fechas más gloriosas, un acontecimiento histórico que perenniza el heroico gesto patrio de los piuranos, cuando el 4 de enero de 1821, hombres y mujeres pronunciaron el grito libertario a favor de la causa emancipadora. Participaron de la Santa Misa, con profundo recogimiento, las nuevas autoridades políticas, civiles y militares de nuestra Región, las autoridades Diplomáticas y Universitarias de la Región, los miembros de las Asociaciones Cívico Patrióticas de nuestra ciudad y los señores oficiales superiores, suboficiales, técnicos, especialistas, personal de tropa y personal civil de nuestras Gloriosas Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú. Al concluir la Eucaristía, y expresando un profundo agradecimiento a Dios, los presentes entonaron el Himno Te Deum, tras lo cual recorrieron las principales calles de nuestra ciudad llevando consigo el Pabellón Nacional hasta la Plaza de Armas de Piura.
Saludo a las nuevas autoridades
Al iniciar su homilía, monseñor saludó a las nuevas autoridades que han asumido funciones: “Comenzamos este año 2023 con la alegre noticia de contar con nuevas autoridades políticas, militares y policiales en nuestra Región, Provincias y Distritos. Ello es siempre motivo de esperanza. Mi saludo más cordial a todos los que han recibido de Dios, del pueblo y de la Nación, el encargo de dirigir los destinos de nuestra Región y Gobiernos locales en los próximos cuatro años. Les aseguro mis oraciones y les hago llegar mi ofrecimiento personal, y el de la Iglesia, de colaborar activamente con ustedes para trabajar por el bien común de Piura, sirviendo al bien de la persona humana que es un bien sobre todo de naturaleza espiritual, y que demanda exigencias sociales, culturales, políticas y religiosas”.
La Unidad para lograr el desarrollo de Piura
En otro momento, Monseñor Eguren hizo una especial invocación: “Hago un llamado a todos los piuranos a que colaboremos con nuestras nuevas autoridades. Dejemos de lado los egoísmos y los intereses de grupo ya que todos somos piuranos y Piura es nuestra casa y tarea común. Quiero pedirles a todos los piuranos mucha unidad. Es doloroso constatar en algunas circunstancias nuestra desunión, conformismo y hasta indiferencia en la defensa y promoción de ciertos proyectos absolutamente necesarios para el desarrollo integral de nuestra Región que todos conocemos y que año tras año nos son prometidos y no se realizan”.
Los vicios y virtudes de la política
El Arzobispo se dirigió a las nuevas autoridades, y les dijo: “Al comenzar este año con la presencia de nuestras nuevas autoridades, es bueno prevenirlos de los vicios de la política, pero también señalarles las virtudes y valores que hay que practicar en ella. Los vicios socavan el ideal de una democracia auténtica y se vuelven contra la dignidad de la persona humana y hacen inalcanzable el bien común. Por ello hay que combatirlos y desterrarlos. En cambio, las virtudes y valores que señalaremos crean las condiciones para un futuro digno y justo, y se vuelven en una forma eminente de caridad. Entre los vicios de la política que ponen en peligro la paz social y que son una verdadera vergüenza, y que por tanto hay que combatir y desterrar radicalmente, encontramos la corrupción, en sus múltiples formas, como son la apropiación de los bienes públicos, el enriquecimiento ilícito, el aprovechamiento de las personas, y el uso de las influencias para torcer la justicia hacia el propio interés personal o de grupo”.
Agregó que “A todo esto -se ha añadido en los últimos tiempos la perversión de las instituciones principales del Estado las cuales han sido sometidas y puestas al servicio de la corrupción. El triste legado del último gobierno nacional ha sido la destrucción de la moral de las personas, de la moral pública, y el desprestigio de las instituciones. Recuperarnos de este inmenso daño moral, va a costar muchísimo más que recuperarnos de la crisis económica en la que actualmente vivimos. Son también vicios de la política la negación del derecho, el incumplimiento de las leyes, el abuso del poder mediante la fuerza y la imposición, la manipulación de la información, los odios y venganzas, la adulación, el racismo, la xenofobia, el descuido, y el maltrato de la creación. Estos vicios restan credibilidad al sistema democrático de vida, así como a las decisiones y a las acciones de aquellos que se dedican a la vida política”.
Eguren Anselmi se refirió también a las virtudes y valores que deben regir el diario trabajo de todas nuestras autoridades: “Más bien entre las virtudes y valores que hay que practicar en la vida social y política están el servicio, la veracidad, la honradez, la sencillez, el respeto fundamental a la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, la promoción y defensa de la familia basada en el matrimonio entre un varón y una mujer, el respeto del derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, el reconocimiento y defensa de la dignidad de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, el respeto a la libertad religiosa, la promoción de la justicia y la paz, el fomento de la igualdad entre varones y mujeres, la lucha contra la violencia hacia la mujer y contra el abuso de los niños y adolescentes, la promoción de la participación de los jóvenes en la vida social, el fomento del diálogo inter generacional, y finalmente la protección de los más débiles, pobres y de los ancianos".
Finalmente, el Arzobispo destacó que: “Todo ello favorece al bien común y crea las condiciones para un futuro digno y justo para todos. Cuando se viven estas virtudes y valores, la vida política y social se convierte en una forma eminente de la caridad. Nunca hay que olvidar que la política procede del hombre, se ejerce mediante el hombre y es para el hombre, y que la persona humana, con sus exigencias trascendentes y eternas, es criterio y medida de los esfuerzos de toda política”.