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Dom, May

Recordando frases bíblicas "Estuve preso y viniste a verme" monseñor lleva palabras de aliento en penal Río Seco

Piura
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ERP. Cercana la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, en el marco del Jubileo de la Misericordia y con ocasión de la Semana de Resocialización de los Internos, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, realizó una visita pastoral al Establecimiento Penitenciario de Varones de “Rio Seco”.

Estuvieron presentes en las diversas actividades el Sr. Milton Guevara Mendoza, Director del Establecimiento Penitenciario de Piura, el Ing. Otón García Jave, Director Ejecutivo de Diaconía para la Justicia y la Paz del Arzobispado de Piura, los miembros de la Pastoral Carcelaria, los trabajadores y profesionales que laboran diariamente en este Penal así como internos representantes de todos los pabellones del centro penitenciario que actualmente alberga a una población superior a los 3,000 internos.

Las actividades se iniciaron ofreciendo a nuestros hermanos encarcelados el Sacramento de la Reconciliación, gracias a los sacerdotes que mensualmente acuden para asistir sacramental y espiritualmente a los internos del penal.

Presos Rio Seco

Ya en la Santa Misa y durante su homilía, reflexionando en el pasaje del Evangelio, el Pastor piurano se dirigió a los internos diciéndoles: “Hemos escuchado en el Evangelio cómo Jesús fue arrestado. El mismo Hijo de Dios sufrió prisión como ustedes. Nadie mejor que Él para comprender el difícil trance por el que ustedes están pasando al verse privados de su libertad. Queridos hermanos internos: Acérquense con confianza al Señor. En Jesús, pueden descargar todas sus preocupaciones e intenciones con la seguridad que Él los comprende y se interesa por ustedes. Más aún, Él que es la misericordia encarnada, puede perdonarlos de sus pecados si con un corazón arrepentido y con propósito de enmienda se acercan para pedirle su perdón en el sacramento de la confesión. No hay pecado o delito que su amor no pueda perdonar por más grave que este sea. El amor misericordioso de Jesús no humilla ni maltrata. Más bien es como una caricia sanadora sobre las heridas de nuestros pecados. Su perdón es capaz de resucitarnos a una vida nueva y darnos esperanza”.

“En la segunda lectura el apóstol San Pablo, quien también padeció prisión, les ha dicho hoy: «Yo, prisionero por Cristo, les ruego que anden como es digno de la vocación con que fueron llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándose con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Ef 4, 1-2). Ya de por sí es duro vivir en un centro penitenciario privados de la libertad física en condiciones de estrechez y con múltiples carencias. Si a esto añaden odios, envidias y rencillas entre ustedes, su convivencia se volverá un suplicio aún mayor. Por ello les pido que hagan caso del llamado del Apóstol. Vivan en unión, quiéranse, ayúdense, que los más fuertes entre ustedes ayuden a sobrellevar los dolores y las pruebas a los más débiles, como Simón de Cirene que ayudó a Jesús a cargar con su cruz. Que entre ustedes no haya la actitud de decir: “Yo ya tengo mis propios problemas como para cargar con los problemas de otro”. Por el contario, sean solidarios y fraternos, ayúdense mutuamente y de esta manera vivan el Jubileo de la Misericordia, porque misericordia significa abrazar, cargar con nuestro corazón la miseria y la necesidad de nuestros hermanos”, acotó Monseñor Eguren.

Al finalizar su homilía, nuestro Arzobispo exhortó a los presentes diciendo: “Como ustedes saben estamos viviendo el Año de la Misericordia y por deseo del Papa Francisco él ha querido que también las puertas de las celdas sean puertas de la misericordia, puertas de libertad y camino de redención. Por ello si con corazón arrepentido cruzan las puertas de sus celdas con el propósito sincero de conversión, podrán ganar esa indulgencia plenaria de todos sus pecados. Queridos hermanos internos: Aprovechen este tiempo en que el Señor se muestra muy misericordioso y rico en piedad y clemencia. No hay mejor tribunal que el suyo, porque en Él siempre encontraremos absolución y perdón. Finalmente les traigo la bendición del Papa Francisco, a quien le conté el año pasado que los habíamos visitado a ustedes durante nuestro Congreso Nacional Eucarístico y Mariano. Él se alegró mucho por ello y me encargó traerles su cariño, cercanía y bendición”.

Concluida la Santa Misa el Arzobispo hizo entrega personal de unos kits conteniendo útiles de aseo personal para los internos presentes, los mismos que serán entregados también a todos y cada uno de los que se encuentran recluidos en este centro penitenciario. Estos kits han sido preparados gracias a la generosa colaboración de los alumnos del Consorcio Arquidiocesano de Colegios Parroquiales así como a la colecta de solidaridad realizada entre los fieles de las diferentes parroquias de nuestra Arquidiócesis mostrando su solidaridad y cercanía con sus hermanos encarcelados. Monseñor Eguren bendijo también el recientemente refaccionado techo del Taller de Cerámica “Luz de Esperanza” en el cual un grupo de internos elaboran lindos objetos que luego ofrecen a la venta. La refacción de este ambiente se logró gracias a su propio esfuerzo así como también a las gestiones realizadas por la oficina de Diaconía para la Justicia y la Paz, organismo del Arzobispado de Piura que realiza una intensa labor desde hace ya 20 años al interior de este recinto penitenciario en favor de nuestros hermanos que se encuentran privados de su libertad.

Así concluyó la emotiva visita pastoral de nuestro Arzobispo al Establecimiento Penitenciario de Varones “Rio Seco” de Piura. Continúa ahora la permanente labor de apostolado que vienen realizando mensualmente las Parroquias de Piura para la atención sacramental y catequética, así como la adecuada preparación de los internos para la próxima recepción de los sacramentos de la Iniciación Cristiana, procurando de este modo hacer sentir a nuestros hermanos que más sufren la cercanía del dulce Corazón de Jesús: «Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, Porque mi yugo es suave y mi carga ligera» (Mt 11,,29-30).

 

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