ERP. La Semana Santa en Piura se vive con gran religiosidad y en tal sentido, el arzobispo de Piura ha realizado una exhortación manifestando que "El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa con el recuerdo de la entrada alegre y multitudinaria de Jesús en la ciudad santa de Jerusalén la cual preanuncia la resurrección".
Asimismo indica que la "Nos disponemos así a vivir la semana mayor del año. Jesucristo nuestro Señor, realizó la obra de nuestra redención principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, de su resurrección de entre los muertos y de su gloriosa ascensión a los cielos. Desde entonces la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascua"l.
Indica que "Son días para acompañar al Señor tanto en las liturgias como en los diversos actos devocionales de nuestra rica piedad popular. ¿Cuál será nuestra actitud en estos días que se nos conceden?", se pregunta para recomendar que "Hagamos de esta Semana Santa ocasión para acercarnos a María con verdadero amor de hijos para acompañarla en su dolor y para que Ella nos enseñe a mirar la Cruz con su mirada de fe. El Señor Jesús y María te esperan. No los defraudes. No te defraudes".
En su exhortación el arzobispo JOsé Antonio Eguren indica que "Esta Semana Santa es muy especial pues la vivimos en plena celebración del Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco. Asimismo agrega que como recientemente ha escrito el Papa Francisco: “Es importante que vaya al confesionario, que me ponga a mí mismo frente a un sacerdote que representa a Jesús, que me arrodille frente a la Madre Iglesia llamada a distribuir la misericordia de Dios…Recordemos que no estamos allí en primer lugar para ser juzgados…Es estar frente a otro que actúa «in persona Christi» para acogerte y perdonarte. Es el encuentro con la misericordia”.
Luego monseñor Eguren indicque que "salgamos al encuentro del que sufre, del que está herido, siendo como Jesús, buenos samaritanos. Al Señor, el sufrimiento y la necesidad del prójimo no lo deja indiferente sino todo lo contrario, movido a compasión se compromete con el otro en su necesidad concreta. Ahí están frente a nosotros tantos hermanos en penuria a quienes podemos hacer objeto de nuestro amor a través de nuestras obras de misericordia, sean las corporales o las espirituales: Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos; dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Como nos dice el Papa, las obras de misericordia son un medio maravilloso para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina".
Fotografía referencial.