ERP. El pescado, además de su gran aporte en vitaminas, minerales y omega 3, es fuente de proteínas, nutriente esencial que contribuye a la cicatrización de las heridas. Por eso, las personas que hayan sido operadas pueden incluir este alimento en su dieta sin ningún problema.
Así lo recomienda D’Janira Paucar, nutricionista del Programa Nacional “A Comer Pescado” del Ministerio de la Producción. La experta explica que las proteínas de este producto hidrobiológico ayudan a la regeneración de los tejidos, lo que favorece a que las heridas se cierren mucho más rápido.
“Aún persiste el mito que quienes hayan sido operados no pueden comer pescado; sin embargo, se ha demostrado que esa afirmación no es exacta”, indica la especialista. Agrega que, salvo haya alguna restricción por alguna condición médica específica, los pacientes pueden comer este alimento, por lo menos, tres veces a la semana.
El omega 3 del pescado también posee funciones relacionadas con la inmunología, es decir, mejora las defensas, lo que ayuda a evitar infecciones en un paciente operado. “Es preferible comer pescado en platos saludables, como al horno, en estofado y al vapor, para aprovechar este gran beneficio”, comenta Paucar.
Algunos de los pescados con alto contenido de proteínas son el bonito (23.4 g), la lisa (20.8 g), la caballa (19.5 g), así como el jurel (19.7 g), la trucha (19.5 g) y la anchoveta (19.1 g). En tanto, los que poseen mayor cantidad de omega 3 son la anchoveta (2.4 g), el bonito (2.1 g), la caballa fresca (1.6 g) y el jurel (1.3 g).
Para evitar posibles problemas de salud, la nutricionista recomienda guardar las medidas higiénicas respecto al cuidado de la herida y comprar el producto hidrobiológico en lugares donde se aplique buenas prácticas de expendio. “El pescado fresco siempre debe venderse rodeado de hielo y no debe ser envuelto en papel periódico para evitar su contaminación”.