ERP. El Canal Vía de Sullana, se construyó después del Fenómeno el Niño de 1982-83; fue considerado un modelo de ingeniería y tiempo después fue el único ducto en la región que funcionó mejor. Lo destacó en una publicación, el Ing. José Luis Vera Beltrán, años después este es un lugar de aguas putrefactas, residuos sólidos, aguas residuales y sobre todo suciedad, mucha suciedad.
En las imágenes que pueden observarse, no se encuentra las condiciones desde la Tarapacá hasta la desembocadura, pero el problema es el mismo, lamentablemente, no se le ha dado la importancia debida y durante los últimos años, en lugar de aprovechar los recursos que prevén invertirse, se han dedicado personas que no conocer la realidad, a discutir con aquellos que tienen una mejor idea.
Desde la Transversal Lima hacia arriba, el panorama es desolador, las aguas servidas se mezclan en el cauce del Canal Vía, la población arroja basura sin ningún tipo de miramiento, aparentemente, no existe autoridad municipal sólida, para que pueda controlar esta infracción ciudadana. Debemos insistir, que el problema de abandono, no solo es responsabilidad municipal, también es de hombres y mujeres que arrojan desperdicios.
Conversamos con un conductor de mototaxi, que realiza malabares para pasar en la parte de la calle Piura; el agua cubre parte de su unidad vehicular, otro pasa y salpica el agua y parte de los residuos son impregnados en el vehículo; cerca se encuentra el mercado de Abastos, donde la dinámica comercial, sigue funcionando a espaldas del “lunar negro”.
En la misma zona, un considerable montículo de basura, es rebuscada por un reciclador, otro le prende fuego y la humareda comienza a expandirse. Pese a ello, algunos mototaxistas, siguen circulando y a los comerciantes les interesa, aparentemente, nada, lo que se observa en la parte del Canal Vía. La situación es caótica, además de sucia.
Igual sucede en la intersección con la calle Tres, unos ladrillos permiten que los transeúntes pasen de un lugar a otro; hacia la parte derecha la antigua calle que albergaba algunos restaurantes exitosos en su momento, luce igualmente totalmente abandonada. La situación urbana en este lugar no tiene un orden necesario.
El parque España, es un recinto, que sorprendentemente tiene su hemiciclo limpio. Fue pensando para fomentar la educación y la cultura y es lo menos que se ha realizado, hace años, un grupo de católicos impulsaban la construcción de una parroquia, aún sigue en la zona, pero sin párroco. En la parte del Canal Vía, existe menos agua que en fechas anteriores, pero suficientes para que algunas garzas se solacen en el lugar.
Avanzamos por la urbanización Salaverry y desde lejos observamos Pilar Nores de García, el sector que se ubicó en la ribera del Canal Vía. En lluvias intensas, tienen impactos negativos, pero pese a ello, soportan con estoicismo su situación de riesgo, en el Canal Vía en la bifurcación con la quebrada Cola de Alacrán, y cerca al puente San Miguel, la suciedad es mayor, los olores malolientes también, nos dice una joven que transita por una de las laterales.
Sin duda, que resolver este problema comprende capacidades de las autoridades municipales, pero sobre todo recursos para financiar una solución. La última vez que llovió en Sullana fuerte, fue en los años 97-98; luego, hubieron precipitaciones que igualmente expusieron a muchas familias, pero todas ellas, prefieren estas condiciones antes que buscarse una zona más higiénica y sobre todo más segura.
Igualmente, y como parte final, constatamos la realidad del Puente San Miguel, y pese a tu utilidad, se ha sido incapaz de colocar una carpeta asfáltica que sirva; al contrario, de la manera más inadecuada, se han colocado pequeños parantes para una vía a favor de ciclistas que no existen. En algún momento, algún día, alguien se iluminará para devolver a Sullana, el calificativo de perla.