ERP. El poder envanece y enceguece se dice en el argot popular. Ejercer un cargo público es un motivo de estatus y también crea vanidad. Muchos alcaldes logran una buena comunicación con su población, y otros simplemente se alejan de sus raíces y de sus fuentes distorsionando el poder delegado que reciben cada cierto periodo. Las elecciones municipales de este año, han dejado un sinsabor en algunos reeleccionistas que han fracasado rotundamente y pese al uso desmedido de su parafernalia deberán retirarse del cargo al fenecer este año.
Los exitosos
Don Humberto Marchena es un personaje muy querido en Ayabaca. Fue alcalde de Lagunas y después saludando a todos sus "cumpitas" se convirtió en alcalde provincial. Ha postulado nuevamente y aunque su salud se encuentra deteriorada, su pueblo lo respalda y lo ha reelegido. El 39% de su votación, frente a personajes remozados pintan el original liderazgo de don Humberto Marchena.
José Ramón Montenegro, es un oficial en retiro que bajo el calificativo de "Rambo" luchó contra la delincuencia en la provincia de Morropón. La lucha electoral ha sido dura y los rivales fuertes. Muchos morropanos creían que perdería, pero le han reiterado la confianza y gobernará por 4 años más. En tanto Aníbal Calle que le secundó seguirá soñando con el cargo que en cada elección le es esquivo.
El alcalde de El Alto, Sigifredo Juan Zárate Vite, emergió a la política después de una revocatoria y posteriormente ganó las elecciones; pretendieron revocarlo y nuevamente ganó; ha transformado el distrito El Alto y avanza firme logrando reconocimientos. Un 40% de la población le ha dado la opción de gobernar durante los cuatro años siguientes.
Los vapuleados
Uno de esos casos se encuentra en Paita. Su actual alcalde Porfirio Meca, ganó las elecciones del 2010 sorpresivamente. Era bastante común escuchar en Paita, respecto a los actos inadecuados de su alcalde y su teniente alcalde. La adjudicación de bienes y servicios no era un asunto normal; algo sospechoso se tejía debajo de la mesa y así lo certifica un proveedor que llegó un minuto más tarde y no le quisieron recibir sus sobres. "Ya tenía ganador" se dijo. Es una muestra de la forma anacrónica del manejo de esta gestión municipal.
Justo Juárez Nima ha perdido y su cuarto lugar expresa el veredicto popular cuando alguien se aleja de los cánones normales. Su sucesor tiene la oportunidad de mirar ese espejo para no cometer los mismos errores.
Ruby Rodríguez de Aguilar, gozando de la aureola de su difunto esposo, recorrió asentamientos humanos y distritos y ganó la elección del 2010. Sus vinculaciones con personajes de Chimbote se hicieron notarias y tras los señalamientos se encargó de desmentir todo. Las evidencias fueron mayores y la Contraloría General de la República ha identificado responsabilidades penales, que serán su herencia para cuando termine su mandato. Su séptimo lugar en la contienda es el rechazo más estruendoso para una autoridad que se equivoca y no tiene la capacidad de enmienda.
El alcalde de Sechura Bernardo Pazo se hizo conocido en jornadas históricas de los pescadores. Ganó las elecciones del 2010 y luego llamó a muchos apristas para que lo acompañen. Aparentemente hacía mucha obra, pero no había transparencia en su gestión. Antes de las elecciones, fue detenido por manejar ebrio y darse a la fuga. En diciembre se irá y de él solo quedará la fuga que protagonizó luego de colisionar con un vehículo policial. Su tercer lugar es un rechazo. Ahora Armando Arévalo Zeta, deberá reivindicar a un pueblo que quiere un buen gobernante.
En Talara, Rogelio Trelles bregó para ser Alcalde, luego lo denunciaron por corrupción y las evidencias llegaron al Poder Judicial. El argumenta ser inocente y el acusador se siente frustrado por tal actitud. Tras su vacancia quedó huérfano del poder municipal y ha buscado recuperarlo. La faena le ha sido imposible y el pueblo de Talara lo ha dejado en insignificante puesto. José Bolo Bancayán llega con la aureola de honestidad y transparencia.
Don Hildebrando Crisanto Vilela reemplazó en su momento al ex alcalde Raúl Alcedo Bejarano. Era un muchacho joven e impetuoso. Tras ganar las elecciones municipales durante dos periodos, se escuchó de él la cercanía con grupos sociales no recomendables. Sus "ideólogos" trataban de justificar que era una necesidad de inclusión social; esa inclusión que pregonó se fue pulverizando. Segundo Aguilar Seminario, le reemplazará desde enero del próximo año y la despedida no será muy amable, porque especula que él facilitó la difusión de un audio comprometedor.
En Bernal don José Félix Ayala era el símbolo de la continuidad municipal. Seguimos Avanzando hacia la Modernidad, lleva el nombre de su movimiento; lo que parecía imposible para un pueblo pequeño llegó a su fin. Félix Ayala Cherre, dejará el municipio después de 16 años al haber sido derrotado por el ex cantante Froilán Ayala Loro.
Violeta Ruesta, alcaldesa de Castilla, se envolvió en su propia telaraña. Pudo realizar un buen gobierno municipal y no tuvo la menor intención de hacerlo. Las acusaciones y denuncias le penden como heredad para los años siguientes. Luis Ramírez de UDN la ha derrotado ampliamente y el encuentro entre alcalde entrante y saliente, se presume no será armonioso. Según dicen, se pretendió vincularlo con el narcotráfico y él negó ese señalamiento.
A manera de conclusión
La legitimidad social es fundamental en política. Político que se desarraiga del pueblo, culmina con una espuria votación. Miremos el porcentaje que logró Iván Calderón Castillo en procesos anteriores, un congresista elegido con un "aluvión" de respaldo; hoy postula y solo obtiene los votos de unos pocos amigos. La población le es esquiva.
Entender las percepciones es básico. Permitirá corregir si se tiene que hacerlo, perfeccionar si es necesario y retirarse a tiempo si se observa que la legitimidad dejó de serlo. Es difícil pero no imposible.