ERP. Algunas décadas atrás, en la ciudad de Sullana, en una parte del Canal Vía, sucedió un crimen horrendo, un ser humano, atacado por otro u otros seres humanos, lo dejaron tendido y abandonado, irreconocible y sin vida. La población local ha devenido en llamarlo “Juan de Dios, el desconocido” al cual visitan creyentes que es capaz de interceder por quienes se encomiendan a dicha ánima.
De acuerdo a algunas versiones, la víctima pretendió huir de sus victimarios, corriendo hacia el Canal Vía, altura del actual Hospital de EsSalud de Sullana, el filudo machete u arma blanca fue utilizado con ese salvajismo impropio de un ser humano; por la hora y por lo desolado del lugar, es probable que sus gritos se hayan perdido con la oscuridad de la madrugada. El despertar fue entendido como una tragedia.
Hacia el lugar concurrieron efectivos de la Policía Nacional del Perú y del Ministerio Público, los cuales levantaron información, sin obtener mayores detalles que las observadas en el malogrado cuerpo del desconocido. Se mencionaron algunas conjeturas, pero ninguna cierta como para considerarla como verdad; lo real es que se le quitó la vida de la forma mas inhumana y cruel.
Tuvimos la oportunidad de conocer el hecho y de informar de lo sucedido en el mismo día. Eran tiempos periodísticos diferentes, difundimos solo los testimonios medrosos de una presunta verdad que no pasó de simples dichos. Retrotrayéndonos a dichas épocas, los crímenes en esta ciudad no eran frecuentes, contrario a lo que sucede en estos tiempos donde las muertes violentas son recurrentes.
Un testimonio recibido por este periodista de alguien que estuvo cercano, sobre todo en el levantamiento del cadáver y posterior investigación, el occiso que quedó tendido en la fría loza del Canal Vía, tenía visible un tatuaje referido al BIM 11, se desprende una guarnición militar en el distrito de Papayal, Tumbes, donde habría prestado servicios a la patria. De acuerdo a la información conocida, no se logró la identificación y menos, de los victimarios.
No se sabe en que momento se reconoce a esta alma como “Juan de Dios, el desconocido” y tampoco la razón, motivo, circunstancia que permitió que muchas personas lleguen a la peana construida en su homenaje, llevando consigo sus pedidos, plantearlos con fe y devoción y obtener un beneficio o para muchos un “milagro”.
La pequeña construcción, recibe a diario a varias personas con fe y devoción, se les observa orar y con la oración pedir y esperar la intermediación del alma de “Juan de Dios, el desconocido”. Las veces que hemos estado en el lugar, hemos comprobado, no solo la presencia física, también llevan consigo ramos de flores y varios se quedan buen tiempo hasta ver consumir las velas de cera.
Un mototaxista, presente en una de nuestras visitas, nos expresa que “Juan de Dios, el desconocido” es un alma que los socorre frente a las dificultades a los problemas cotidianos y en gratitud retornan para agradecer su intermediación. Tanto es el agradecimiento, que se ha construido un pequeño altar, con velatorios incluido, además de haberse acondicionado el lugar donde fue dejado muerto.
Su altar, su construcción, ha pasado diversos acontecimientos y la cruz que recuerda que allí falleció una persona que no pudo ser identificada, que además, se le bautizó como “Juan de Dios, el desconocido” se mantiene con devoto mantenimiento y conservación y aunque muchas veces el Canal Vía se encuentra lleno de aguas servidas y basura, se mantiene intacta y con algunas inscripciones de agradecimiento.
Igualmente, en el templo del Divino Niño del Colegio Tte Miguel Cortés, cada cierto tiempo se le encomienda misas por su eterno descanso, en contrasentido de la inhumana acción que cometió uno o varios sujetos, que decidieron acabar con su vida. El alma de “Juan de Dios, el desconocido” ahora fortalece a muchos creyentes que concurren al lugar y lo evocan siempre y esa es su contribución después de la muerte violenta que tuvo.