ERP. Mario Leonardo Lope Arica creció en el distrito fronterizo de Papayal, en Tumbes, en donde su papá hacía servicio militar, y donde la actividad pesquera y agricultura eran el principal sustento de las familias. Sus ansias de superación lo llevaron a abandonar su tierra natal y separarse de su mamá Beatriz y sus dos hermanas para cumplir su gran sueño de ingresar a una universidad pública de Lima. Después de un intento lo consiguió.
A un año de culminar su carrera de Derecho, ahora la nueva meta del joven talento, quien es miembro del Instituto para el Arbitraje Transnacional de Estados Unidos, es convertirse en juez o fiscal de la Nación para contribuir con el sistema de justicia del Perú.
“Hace cerca de ocho años me vine a la capital. A mi papá lo habían removido del cuartel de Tumbes al de Lima y decidí acompañarlo. Tenía muchas ganas de aprender y crecer profesionalmente. Desde la primaria sabía que mi futuro era ser abogado. Quería salir en defensa de los derechos sociales. Un lugar donde podía lograrlo era aquí, en la capital”, comenta Mario, quien estudia en la Universidad Nacional Federico Villareal. Desde los primeros ciclos de la carrera, el tumbesino, hijo de una piurana y un puneño, se esforzó en sacar buenas calificaciones y se ubicó entre los primeros puestos de su promoción.
En el 2020, su alto rendimiento académico dio sus frutos. En agosto de ese año se enteró de que se había convertido en uno de los ganadores de la Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación. “Cuando vi mi nombre en la lista de seleccionados, enmudecí. Jamás pensé obtener un reconocimiento tan temprano. Mi familia en Tumbes estaba feliz y orgullosa, porque fueron testigos de mi esfuerzo constante”, relata.
Admirado por el derecho americano y motivado por una maestra y abogada mexicana, el becario, de 23 años, compitió con jóvenes talentos de diversos países para integrar el Instituto para el Arbitraje Trasnacional (ITA) de Estados Unidos. “Fui elegido. Desde inicios del 2020 soy uno de los miembros. Nos llaman joven o young ITA”, indica. Este espacio fue creado para educar a ejecutivos de empresas, funcionarios gubernamentales y abogados sobre el arbitraje como medio para resolver disputas comerciales transnacionales y promover la adhesión global a los principales tratados de arbitraje del mundo a través de sus programas y publicaciones académicas.
No es su único logro. Mario, además, forma parte del Círculo de Arbitraje con el Estado (CAE) de Perú, que promueve la actividad y estudio del arbitraje, contratación con el Estado, derecho administrativo, gestión pública y todo mecanismo alternativo de solución de conflictos donde participe el Estado peruano. “Mi mamá es profesora de primaria en Tumbes y viene a visitarme a Lima, me trae chifles. A pesar de que estamos separados por la distancia, ella me alienta junto a mis demás familiares a seguir adelante”, cuenta.
En la actualidad, el talento tumbesino realiza sus prácticas preprofesionales en la Procuraduría General del Estado a través de un programa creado por el Ministerio de Justicia de Derechos Humanos y denominado Sistema de Servicio Civil de Graduandos Derecho 2022.
Su meta a futuro es convertirse en juez o fiscal de la Nación. “Sería un honor servir a mi país y acceder a un cargo de alto prestigio. Es una gran oportunidad, responsabilidad y sueño que todo joven quien se inicia en el mundo de las leyes y de los códigos aspiraría conseguir. Quiero contribuir a mejorar el sistema de justicia, proponiendo ideas basadas en el estudio y la investigación de lo que realmente necesitamos como sociedad, en donde la justicia sea el fiel reflejo de las leyes y en donde, además, el poder acceder a ella no sea un camino tortuoso”, revela.
Siguiendo los pasos de su madre, también sueña con incursionar en el mundo de la docencia en una universidad pública para enseñar leyes y regresar a su ciudad natal para poner en práctica lo aprendido. Otro de sus objetivos es ganar la Beca Generación del Bicentenario para estudiar una maestría en una universidad del extranjero. Su ambición es grande; por eso, quiere ingresar a universidades top, como Harvard o Pensilvania, de Estados Unidos.
A un año de culminar la carrera, ya sabe que se especializará en derecho civil para tener un mejor dominio de los aspectos jurídicos que están altamente relacionados con la realidad nacional. “Busco atender las demandas de las organizaciones, empresas, ciudadanos y de la sociedad en su conjunto”, explica. Inmediatamente recuerda una de las grandes frases célebres impartidas en su clase de oratoria forense: “El derecho consiste en tres reglas o principios básicos: vivir honestamente, no dañar a los demás y dar a cada uno lo suyo. Es el arte de lo bueno y lo equitativo". Mario seguirá capacitándose para crecer y desarrollarse en el mundo jurídico, con una visión fija: revalorar los derechos fundamentales que tanta lucha han merecido.