ERP. Alberto Fujimori Fujimori, fue un presidente que llegó al poder gracias a la opción del Apra para apoyarlo y oponerse de esa manera a la candidatura de Mario Vargas Llosa. Ganó de una manera sorpresiva y quienes creyeron en ese momento que sería una veleta de Alan García Pérez, se equivocaron. Alberto Fujimori, decidió asumir un camino diferente al populismo de García y con gran drasticidad corrigió la política económica de la alta inflación y de la intromisión del Estado.
Dos años después (5 de abril de 1992) el ahora preso, sorprendió al mundo entero y disolvió el Congreso de la República y fue el camino para entrometerse en todos los asuntos del Estado, en una indebida intromisión de poderes y de rompimiento de la institucionalidad democrática, primero dejando sin efecto la Constitución de 1979 y después decidiendo y haciendo lo que todo dictador realiza cuando asume el poder político de facto.
Posteriormente quiso corregir el equívoco y se convocó a un Congreso Constituyente que terminó con la aprobación de la Constitución de 1993, y convalidando los actos que realizó Alberto Fujimori, se lanzó a la reelección y ganó las mismas en 1995. Un gran actor de estos resultados fue el pueblo peruano, quien apoyó mayoritariamente las iniciativas de Fujimori, pese a lo atípico de sus acciones.
Durante este periodo, se corrigió las distorsiones económicas de la heredad de Alan García Pérez. La economía mejoró debido a la aplicación del liberalismo y la lucha frontal contra el terrorismo acabó con la cruenta guerra interna impuesta por grupos violentistas. Existía una mayor presencia del Estado y Fujimori era un viajero incansable por todo el Perú, recogiendo problemas y resolviéndolos.
En el sentido estatal, y como toda dictadura, el Poder Judicial fue intervenido con el prurito de la corrupción, hubo un copamiento de todas las instituciones estatales, en tanto que el centralismo se consolidó al disolverse los gobiernos regionales que se conformaron en el lustro de García Pérez. Los gobiernos locales, mantuvieron su funcionamiento y sus características democráticas.
En el año 2000, con una interpretación antojadiza de la Constitución, Alberto Fujimori se lanzó a la reelección y ganó en un polémico resultado. Evidentemente, de acuerdo a la misma norma, su postulación era un imposible jurídico y solo viable para los juristas y constitucionalistas que se alinearon con el personaje gobernante y con Vladimiro Montesinos quien ejercía cierta cuota de poder desde el Servicio de Inteligencia Nacional.
Las elecciones del 2000 marcaron el inicio del fin de la era Fujimori. Una delación respecto a las prácticas corruptas del gobierno, permitió conocer que varios congresistas recibieron dinero en efectivo para irse hacia las huestes del partido de Fujimori. Las evidencias innegables de este hecho, se constituyó en toda una crisis nacional.
Alberto Fujimori, al verse descubierto por estas prácticas delictivas, trató de alejarse de Vladimiro Montesinos e incluso anunció el cierre del Servicio Nacional de Inteligencia. “Si cae el paje, cae el Rey” fue la premonitoria palabra del asesor presidencial y no se equivocó. Existían demasiadas evidencias para que no sea así.
Conforme lo indica Caretas, “El 13 de noviembre (2000) Alberto Fujimori Fujimori emprendió su viaje final, que esta vez no tuvo ruta clara, ni retorno, ni siquiera un poco de vergüenza. Al irse ese día a Brunei, para luego quedarse en Japón indefinidamente, tras anunciar su renuncia, el ex mandatario coronó tristemente su trayectoria política que, si bien tuvos logros, estuvo continuamente sembrada por la la corrupción. Marcó así un funesto precedente: por primera vez, un presidente literalmente huye no sólo de sus responsabilidades sino de la más mínima decencia”.
Fujimori se fue a residir a Japón, hasta que cierto día su análisis lo traicionó. Trató de regresar a Perú vía Chile y suponemos, creyó que el antagonismo entre estos dos países, servirían para sus propósitos de asilo o amparo. Chile, demostró que su democracia es más funcional que la nuestrta y terminó deteniendo a Fujimori, para extraditarlo tiempo después hacia Perú.
Corrupción y condenas en contra de Fujimori
Se le ha condenado a 25 años de prisión y pese a su estado de salud sigue en esa condición. No lo liberó Alan García Pérez, quien propuso que Ollanta Humala lo haga y tampoco Humala tuvo la decisión de hacerlo. Se cree que un hiopotético gobierno de su hija Keiko Fujimori, acabará con la carcelería del último presidente que dio un golpe de Estado en el país y lleva sobre sus hombres sentencias por delitos cometidos.
Fujimori, tiene una sentencia por usurpación de funciones, luego que se probó que usó un fiscal falso para allanar la vivienda de Trinidad Becerra, ex esposa de Vladimiro Montesinos y de esa manera incautar los videos que lo incriminaban. Debido a la inexistencia de un video directo que lo señala, hace presumir que la acción tiuvo éxito para el díscolo ex presidente.
Se encuentra sentenciado por los asesinatos de Barrios Altos y La Cantuta. En este caso, se le aplicó una condena de 25 años de prisión efectiva, por el asesinato de 9 estudiantes y un profesor de la Cantuta y además, de 15 personas incluyendo a un niño de 8 años en Barrios Altos. La sentencia se cuenta desde el 7 de abril del 2009. Además se le condenó por los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario, Samuel Dyer, en abril de 1992.
No es todo, el mismo Alberto Fujimori y con la finalidad de evitar ir a juicio nuevamente reconoció el delito de peculado al haberse apropiado de 15 millones de dólares de las arcas nacionales para entregarlos a su ex asesor, Vladimiro Montesinos, imponiéndole la Sala Penal 7 años y 6 meses de cárcel por este delito.
Los actos de corrupción con sentencia contra Alberto Fujimori, también comprende a los delitos de corrupción, es decir, al espionaje telefónico, pago a medios de comunicación y la compra de congresistas tránsfugas. El tribunal le impuso seis años de cárcel y el pago de una reparación civil a cada víctima de ‘chuponeo’.
De igual manera, otra condena en su contra afectó al anciano ex presidente, luego que la Cuarta Sala Penal Liquidadora sentenció a Alberto Fujimori a ocho años de prisión por haber desviado los fondos de las Fuerzas Armadas y el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), para financiar los 'diarios chicha' que apoyaron su segunda reelección.
Es decir, existen hechos evidentes, comprobados por la justicia y que justifican las penas impuestas al ex presidente Alberto Fujimori.
Las pesadillas de Keiko
Justamente, este tipo de antecedentes, que van desde los valores democráticos y los actos de corrupción, son los que señalan a Keiko Fujimori, actual candidatura presidencial y que ha llevado al despertar de un colectivo que no quiere su elección. Se puede decir y con plena convicción que constituyen las pesadillas que no puede justificar.
Keiko Fujimori, tuvo un rol importante como Primera Dama en el gobierno de su padre; además, los estudios realizados por ella y sus hermanos habrían sido financiados por el mismo Vladimiro Montesinos, o en todo caso no sabe justificar la fuente de financiamiento que dio origen a los pagos realizados en el extranjero.
Es decir, una deducción lógica es que la candidata presidencial tuvo conocimiento completo de los hechos de su padre y no pudo estar ajena a los latrocinios cometidos y abusos de poder.
Para la periodista Sonia Vidalón Palomino, “Simplemente Keiko Fujimori representa una clase politica que los peruanos y peruanas ya no quieren, porque ella representa la continuidad de una mafia organizada…” o como lo dice Verónika Mendoza en una entrevista refiriéndose a la organización de Keiko "Porque es un partido nacido de la corrupción, que mantiene la corrupción como práctica".
El pueblo peruano, será quien decidirá el ganador de las próximas elecciones presidenciales que se realizarán el 10 de abril. Los electores en su gran mayoría, tienen la madurez necesaria y la información suficiente para decidir. Los antecedentes autoritarios la preceden y los de corrupción la comprometen. Si contra todo ello, sale elegida, solo cabe el ojo visor y el entendimiento alerta, para evitar que la historia se repita, y lastimosamente, siempre se ha repetido.