ERP. Rafael López Aliaga, excandidato presidencial quien respalda a Keiko Fujimori Higuchi, lanzó frases desatinadas y violentas contra Vladimir Cerrón y Pedro Castillo Terrones, pidiendo de manera metafórica la muerte de los mismos, en clara alusión que representan al comunismo. Las frases dichas por este personaje, de inmediato llevaron a asociar lo que fue el gobierno de Alberto Fujimori y la misma bestialidad de Sendero Luminoso.
Lamentablemente, durante la segunda vuelta electoral estamos regresando a las máximas expresiones de conflicto y crispación promovidas desde la derecha peruana, la cual apoya a la candidata Keiko Fujimori, a la usanza de la década del 90, se viene sembrando indebidamente el estereotipo de comunismo, el mismo que es improbable que se aplique en esta era. Más aún, existe un marco legal que evitaría que eso suceda.
En las alianzas de la candidata fujimorista, se han sumado grupos de poder económico, medios de comunicación de alcance nacional, políticos de otros partidos, quienes con la misma lógica buscan confundir al electorado denostando al candidato Pedro Castillo Terrones de Perú Libre. Es tan escandalosa la campaña, que incluso disculpan como un exabrupto lo dicho por Rafael López Aliaga.
El candidato Castillo Terrones salió a responder a este aliado de su contendora para decirle que “Cruzar la línea donde un político pide la muerte de otro político por pensar distinto, nos lleva a recordar momentos terribles de nuestra historia. Rechazo hoy y siempre cualquier forma de violencia. Necesitamos una democracia que afirme la vida, no una que en su nombre hable de la muerte con el fin de favorecer al clan Fujimori”.
La democracia peruana, con todas sus debilidades ha permitido la alternancia de políticos, que han mantenido el orden constitucional desde que fue afectado por Alberto Fujimori. Tras la fuga de este personaje, se sucedieron sin problema alguno, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y en el mismo marco constitucional Martín Vizcarra y Francisco Sagasti.
Es lamentable que los niveles de crispación lleguen a un verbo vulgar e insolente. La persuasión se logra con argumentos y el uso de un lenguaje procaz, es simplemente impropio. Se trata de convencer al electorado, no de ofender el que compite con la candidata de su predilección.
No es la primera vez que se observa este tipo de extremismos que utiliza no solo la misma candidata Keiko Fujimori que de ganar la presidencia podría salvarse de la cárcel solicitada por el Ministerio Público; igualmente exageran quienes se han sumado a su campaña bajo el prurito que defienden una democracia, que dicen está en peligro.
En realidad, el Estado peruano no está en peligro, la vinculación con el comunismo, es una locura de algunos que creen ver replicados en nuestro país, modelos caducos y superados. Pretenden destruir la candidatura de Pedro Castillo Terrones y lo hacen en nombre de una institución débil y que requiere perfeccionarse como es la democracia peruana.