ERP. El ex dirigente petrolero y ahora alcalde de la provincia de Talara, José Bolo Bancayán es centro de muchas críticas y cuestionamientos a la gestión que realiza desde el año 2015 y que culminará el 2018. Candidato ganador con la organización Unión Democrática del Norte, asumió el poder como sucede siempre en estas lides, con la omnipotencia de quien se sabe ganador y sin la responsabilidad de dar cuenta a nadie.
Candidato fracasado a varios cargos y entre ellos a la alcaldía. José Bolo hizo de la mutación política su forma de vida, contradictoria a los ideales que siempre pregonó en los sindicatos petroleros. En el 2014 ganó la alcaldía tras enésima postulación debido a los problemas de su antecesor. De giros políticos impensados para alguien que siempre se preció de izquierda, incluso fue un contumaz representante del grupo de Lourdes Flores Nano.
José Bolo Bancayán, alcalde de Talara caminando entre problemas administrativos
El liderazgo sindical que lo mantuvo siempre a la palestra en la actividad petrolera, derivó hacia un burocratismo facilista y acomodaticia; ese mismo ejercicio del conformismo y la lucha laboral simulada la aplica ahora como alcalde, en un cargo que debería ser de mucha más responsabilidad y donde se encuentran representados los derechos y deberes de todos los talareños y talareñas.
La administración edil real, se encuentra a cargo de fuerzas ocultas y en extramuros; y, quienes ejercen las funciones directas de manera formal, son genuinos representantes de estos poderes fácticos encumbrados en el fragor de la campaña electoral y que se mantienen como veredicto imprescindible e intocable para garantizar obras y consultorías. La transparencia y la lucha frontal contra la corrupción es una panacea inexistente.
Una de las acusaciones reiteradas es su ausencia a las asambleas de Concejo Municipal, escenario para que pueda explicar respecto a los cuestionamientos. En lugar de ser transparente, todo hace suponer que usa la ausencia para protegerse y así, los problemas aumentan y los cuestionamientos igual. Por ello, los regidores pedirán la suspensión de su cargo, pero igual nada vaticina que se arreglen los problemas.
Regidor Manuel Mendoza Criollo, discrepa con gestión administrativa de Talara
Los problemas que se perciben en esta Municipalidad de la conocida Unión Democrática del Norte que tiene como líder principal a Reynaldo Hilbck Guzmán y como representante en Talara a José Bolo Bancayán, son las mismas de otras entidades del sector público: Desinformación, aparente procesos de bienes y servicios sin la transparencia debida, compras sobrevaloradas, entre otros.
Lo que sucede en Talara y también en la región Piura, es una demostración de la crisis de las organizaciones políticas. No existen cuadros formados para gobernar y lo que se ve, son ciudadanos con ambición de status político y poder. Asumen los cargos como si la institución fuera su propiedad y se coluden con personajes oscuros para manejar de manera oscura los recursos del Estado. Los ejemplos están a la vista.
Talara: La recordada ciudad Jardin; ahora solo es una ciudad caótica
En tanto, los organismos constitucionales facultados para actuar en control preventivo y posterior o en control de la legalidad; no responden como debería suceder. En esta dinámica, la institucionalidad pierde legitimidad, sus autoridades son señaladas con razón o sin ella; se pone en riesgo los recursos municipales, y finalmente pierden los propios pobladores, quienes se debaten entre los caótico y la búsqueda de gobiernos más eficientes que el actual.
Se ha pedido la suspensión de este alcalde y todo depende de los regidores para adoptar una decisión que podría beneficiar a la población talareña; sin embargo, al igual como sucede en otras provincias y distritos, se siguen repitiendo los mismos errores, de elegir al menos conveniente en un cargo que debe exigir mucho conocimiento técnico y un alto contenido político.