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Sáb, Dic

Democracia, procesos eleccionarios y la disquisición del votar o botar

Juan Manuel Aguilar Hidalgo
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ERP.  “Una papeleta de voto es más fuerte q un fusil” frase que se atribuye a Abraham Lincoln, refleja la importancia de los procesos electorales en las sociedades democráticas modernas, que permite la alternancia de gobernantes en los diversos niveles de gobierno o de ejercicio del poder.

Por Econ. Juan Manuel Aguilar

Así, nuestro voto tiene la fuerza de otorgar poder a quienes serán nuestras autoridades.

El mundo ha pasado de ser gobernado por reyes, tiranos, y dictadores a gobiernos en su mayoría elegidos mediante el voto de los propios ciudadanos de cada país.

Ahora mismo vemos con esperanza las movilizaciones en Irán pidiendo mayor libertad, cansados de un gobierno dictador.

A pocos días de las elecciones regionales y municipales, una vez más nos vemos en el dilema de votar por “el mal menor”. Nuestra debilidad ciudadanía, la escuálida imagen de los partidos políticos y las organizaciones familiares o de amigotes, expresadas en los movimientos regionales, son nuestra cruda realidad.

No hay partidos ni movimientos regionales con una ideología clara o con al menos una visión de futuro sobre los territorios que pretenden gobernar, en muchos casos solo hay egos, por querer trascender de los éxitos personales, empresariales y profesionales a lo público; en otros casos hay atrevimiento, desenfado, muchas veces irresponsabilidad por pretender un cargo para el que a todas luces no hay capacidad de ejercerlo con conocimiento y pensando en el bien público.

Pero nuestra sociedad es también parte del problema, hemos dejado la política y lo público a la deriva, para que sean justamente los egos y las aventuras quienes saquen provecho de ello. Nuestra paupérrima educación y el poco interés por mejorarla son señales inequívocas de lo mal que venimos haciendo las cosas. La academia, ni qué decir, casi ausente de la problemática del desarrollo y la gestión pública, encerrados en cuatro paredes mirándose en ombligo desde su escritorio o la pantalla de ordenador e inflando el pecho como grandes teóricos, pero ignorantes en la realidad de cómo funciona lo público.

Finalmente una prensa sin rigor, afín a intereses particulares o de grupo más que a la búsqueda de la verdad y la libertad, poco objetiva y tildando de corrupto a cualquier persona que asuma cargo público, como si fueran monos con metralleta, manchando honras, atentando contra la dignidad de las personas creyendo que una disculpa a letra chiquita basta para remediar el daño; actitud que aleja a las personas de bien y buenos profesionales de la gestión pública.

A mi criterio, lo señalado anteriormente es el combo perfecto para vivir lo que estamos viviendo, en lugar de votar por un mejor futuro, mejor calidad de vida, simplemente terminamos por botar nuestras esperanzas al tacho.

Diario El Regional de Piura
 

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