ERP. (Por Eco. Juan Aguilar Hidalgo) El Perú se alista, aparentemente, para el levantamiento de la cuarentena obligatoria, y pasar a una estrategia denominada aislamiento inteligente. No es que hayamos derrotado al virus del COVID-19, o que el nivel de riesgo y letalidad hayan siquiera disminuido. La realidad de las cosas es que, a pesar de los grandes esfuerzos del gobierno por confinar a la gente en sus domicilios para evitar el crecimiento exponencial de los contagios, esto no ha sucedido.
Después de las tres primeras semanas de encierro, las cosas cambiaron, y quizás por un error del propio gobierno con el tema de las canastas de víveres y ayudas económicas, y la falta de una estrategia mejor pensada para su distribución, lo que se tradujo finalmente en salidas masivas a la calle y aglomeraciones en bancos y algunos comercios de productos básicos. Claro, aporta su cuota la criollada y esa maldita cultura de Pepé el vivo de la que hemos hecho gala siempre.
También juega un papel importante en el levantamiento de la cuarentena la presión de los gremios empresariales y de algunos expertos que consideran de suma importancia la pronta reactivación de la economía. Asumen que los daños colaterales, muertes de personas vulnerables, son un sacrificio necesario, total "no somos un país de Europa” o ante el hecho “lamentable que la gente viva más de 90 años”, quizás es este virus una forma de depuración de quiénes son “cargas” para la economía.
Así las cosas, la mayoría de la población, quizás por ignorancia o por simple conformismo cree que a partir del 11 de mayo con el levantamiento de la cuarentena las cosas volverán a la normalidad, a pesar que el Presidente Vizcarra señalara con claridad que “ya no hay normalidad, se trata de una nueva convivencia”
En Piura el sistema de salud está colapsado, y la falta de liderazgo en las autoridades agrava el problema, al punto que ha sido la Iglesia Católica quien se ponga al frente de una campaña para conseguir balones de oxígeno y ayudar a los hospitales que ya no cuentan con este vital insumo. La muerte acecha a los piuranos y piuranas, pero hay gente que se empeña en no querer ver la verdad, ya sea porque le da miedo, porque no le gusta o porque simplemente está mejor creyendo sus propias verdades. No hay peor ciego que el que no quiere ver, reza el dicho.
#QuedateEnCasa.