ERP. Estamos a pocos días del 8 de marzo, fecha establecida como Día Internacional de la Mujer, ocasión en la que se trata de reflexionar sobre su rol en la sociedad, teniendo en cuenta que su existencia social plena, se da recién en la segunda mitad del siglo XX, por vivir previamente una situación de casi esclavitud familiar, y casi esclavitud social, privada de ocupar lugares que estaban reservados solo a los varones.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
Hay estudios que han destacado a mujeres dentro de la historia nacional, y las han popularizado, quedando fuera de esa visión, las que no tienen que ver con la independencia, la guerra con Chile, o la literatura, y por lo tanto hay nombres que si están en la memoria colectiva, como las heroínas Toledo, la madre y dos hijas de esta familia, de protagonismo trascendente en los días de la independencia, lo que motivó el reconocimiento del general José de San Martín, y por eso su nombre está grabado en el Panteón Nacional de los Próceres.
Las heroínas Toledo vivían en el del pueblo de Concepción, en el Valle del Mantaro, cerca de Huancayo, en centro del Perú, fueron, la madre Cleofé Ramos y sus hijas María e Higinia Toledo. Su accionar está en el período en el que actuaban los montoneros patriotas en la guerra contra los realistas, siendo los patriotas un número cada vez más creciente, respondiendo al llamado de la patria.
Las mujeres también estuvieron al lado de los varones, o actuando solas, hoy la historiografía destaca el papel de muchas mujeres, unas en el espacio urbano, otras en el rural, y un gran número de rabonas, que desempeñaban roles como lo harían muchos años después otras mujeres durante la guerra de 1879-1883.
El acto heroico de las “Toledo, fue acaudillar a la población donde vivían, Concepción, para cerrar el paso de las fuerzas del general realista Jerónimo Valdés, derribando el puente sobre el río Mantaro, de lo contrario se hubiese facilitado el ingreso del ejército realista, conformado por peruanos y españoles, y que cayeran sobre los patriotas comandados por el patriota argentino Juan Antonio Álvarez de Arenales.
Como llevo dicho, el Protector de la Libertad del Perú, José de San Martín las premió con la "Medalla de Vencedoras", quedando su nombre en la memoria de todos los peruanos y peruanas, como están los de Micaela Bastidas, María Parado de Bellido, Cecilia Túpac Amaru, y Tomasa Tito Condemayta, estas dos últimas que acaban de ser reconocidas oficialmente, y que pronto gozarán del reconocimiento de los corazones patriotas del Perú.
Los peruanos agradecidos, en homenaje a las heroínas Toledo, han dado su nombre a un colegio nacional de mujeres del Callao, y en otros lugares de la República, donde no hay niños y niñas que ignoren sus nombres, y de la hazaña de cortar las amarras del puente para impedir el avance realista. Fue un acto heroico, ellas sabían que los realistas las podían capturar, torturarlas y fusilarlas, y aun así arriesgaron su vida, por eso la patria las recuerda eternamente.
Recordemos que la llegada de la Expedición Libertadora del general don José de San Martín, y tras el arribo a Pisco y el fracaso de evitar derramamiento de sangre en la Conferencia de Miraflores, se protagonizó en octubre de la primera campaña de Arenales a la sierra del Perú , fortaleciendo el espíritu de muchos peruanos nativos, mestizos, criollos, y de negros libertos y esclavos.
La hazaña que se rememora de las heroínas Toledo, aconteció el 3 de marzo de 1821, como lo registra en su cuadro de efemérides el Centro de Estudios Histórico Militares del Perú. Ese día se cortó las amarras del puente colgante, en un acto que resultó temerario y en el que tres mujeres tuvieron la gloria de ser las principales protagonistas, mientras los realistas caían a las aguas del río Mantaro.
Cuando los realistas llegaron posteriormente a Concepción, la encontraron despoblada, y en un arranque de venganza decidieron incendiarla. Sus defensores se habían ido a la selva, regresando posteriormente para su reconstrucción.