ERP. Luis Antonio Eguiguren Escudero nació en San Miguel de Piura, el 21 de julio de 1887, hijo de Francisco José Eguiguren Escudero y de Josefina Escudero Menacho. Su padre era magistrado, y llegó a ser senador y Ministro de Justicia e Instrucción. El niño creció en la ciudad de su nacimiento, y entre 1901 y 1903 estudio en el Colegio San Miguel, dirigido por el profesor Ezequiel Burga Larrea.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
Ingresó a la Universidad de San Marcos donde optó los grados académicos de Doctor en Letras en 1913, y al año siguiente en Jurisprudencia con la tesis "El ayllu peruano y su condición legal. También en 1914 se doctoró en Ciencias Políticas y Administrativas. Desde joven lo atrajo el tema de la política, titulando su tesis de Bachiller en Ciencias Políticas y Administrativas, "Intervención de los estudiantes en la vida Política", y su tesis doctoral: "Necesidad de una tradición diplomática en el Perú".
Pasado el tiempo, y después de la renuncia de Luis M. Sánchez Cerro a la Junta de Gobierno de 1930, se formó otra presidida por David Samanez Ocampo quien promulgó el Estatuto Electoral, creándose el Jurado Nacional de Elecciones el 26 de mayo de 1931.
En 1931 ganó las elecciones presidenciales Luis M. Sánchez Cerro, y para Eguiguren esta experiencia dejó de lado antiguos vicios electorales, en su opinión, con el Jurado Nacional de Elecciones ya no hubo la manipulación parlamentaria de cuando el pueblo votaba, pero el congreso calificaba los actos electorales.
Sánchez Cerro fue asesinado en abril de 1933, sucediéndole Oscar R. Benavides, Presidente que convocó a elecciones en 1936. Participaban en esta contienda, por el partido Republicano, Manuel Vicente Villarán; por la Unión Revolucionaria, el ayabaquino Luis A. Flores; por el Partido Social Demócrata, Luis Antonio Eguiguren y por el Frente Nacional, Jorge Prado Ugarteche.
Al avecinarse las elecciones de 1936, el 14 de julio de ese año, Eguiguren, se dirigió a sus contendientes, solicitando una especie de pacto ético, instándolos a actuar dentro de la legalidad, lo que mereció una respuesta similar de los otros. Eguiguren había ganado el prestigio como el diputado nacional de más alta votación electoral en 1931, presidiendo la Asamblea Constituyente.
Dejando de lado los distanciamientos ideológicos, en 1936 propuso a Villarán, a Prado, a Flores, y a otros políticos, que expresaran su manifestación oficial con respecto a la legalidad de la lucha electoral en un ambiente de justicia, verdad y de cultura, como correspondía a los candidatos y a la lucha electoral y a la ciudadanía en general, es decir, con hábitos de convivencia pacífica, sin violencia, y sin la agresión física y verbal.
Los candidatos a la Presidencia de la República, estuvieron de acuerdo con estos principios de “dignificación y limpieza de la lucha electoral”, y pese a que Eguiguren ganó las elecciones de 1936, su triunfo fue desconocido, bajo el argumento de haber triunfado con votos apristas.
De esta manera se cumplieron los propósitos de don Oscar R. Benavides de continuar en el poder hasta 1939. El comportamiento de Eguiguren con respecto al ritmo que debía seguir el proceso electoral de ese año, refleja el espíritu de un hombre con principios y con actitudes de respeto hacia los otros. Su obra en el campo del Derecho y de la Historia es suficiente para conocer a un personaje al que se le negó la oportunidad de ser Presidente de los peruanos.
Eguiguren falleció en 1967, y no es una figura popularizada en Piura, y en el país, pese a lo que representa dentro de la historia de la democracia, escenario donde muchos peruanos y peruanas, se han esforzado por fortalecer esta arista de la vida cotidiana, en la que también estuvo presente el destacado piurano.