ERP. El general San Martín y el Ejército Libertador, desembarcaron en Pisco el 8 de setiembre de 1820, y de inmediato los pueblos del sur peruano hicieron declaraciones y proclamaciones de la independencia. Fueron vanos los intentos de hacer comprender a las autoridades realistas, que la independencia era un hecho indetenible, y que ya nada podía frenar el deseo de libertad, de los pueblos en los que por casi tres siglos dominaba la Corona de Castilla.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
Poco después, el general San Martín estableció su cuartel general en Huaura, cuando en esta ciudad ya se había proclamado la independencia, mientras él estaba cerca de ese lugar. Sin embargo hasta hoy leemos que fue el propio general quien proclamó la independencia en Huaura, sin mayor evidencia documental, como lo ha demostrado la historiadora Scarlet o Phelan Godoy.
Lima, la capital virreinal, estaba en poder de los realistas que se sintieron amenazados no solo por el avance del ejército libertador, sino por las avanzadas de las montoneras patriotas de origen andino, mayormente, cuya participación sería reconocida posteriormente por el Protector de la Libertad del Perú.
Los primeros días de 1821, los temores de los realistas se habían multiplicado, y a esto se sumaba una tremenda escasez de alimentos en toda la ciudad, a causa y estrategia de las montoneras, que cortaron las vías de comunicación que entraban y salían a la capital virreinal, espacio urbano que mayoritariamente esperaba y deseaba el ingreso del Ejército Libertador.
El 5 de julio, el virrey José de la Serna, anunció a los limeños que se retiraba de la ciudad, recomendando a sus partidarios civiles, españoles y criollos, refugiarse en el Callao para mayor seguridad, y no fueron pocos los que se instalaron en la Fortaleza del Real Felipe, que se encontraba al mando del general La Mar, mientras el virrey se retiraba hacia la sierra central, quedando el marqués de Montemira como gobernador virreinal de la ciudad.
En Lima había mucho temor por los montoneros que cercaban la ciudad, y los aristócratas limeños evidenciaban sus temores ante probables excesos. Frente a esta situación, el marqués de Montemira fue el encargado de negociar directamente con el general San Martín, el ingreso de los patriotas a la ciudad, solicitando que las montoneras cedieran en sus amenazas contra la ciudad, ordenándose su retiro, varias leguas lejos. Acto seguido, el Cabildo Constitucional, invitó formalmente al Libertador a ingresar a la ciudad.
Las tropas patriotas empezaron a ingresar el 9 de julio, y en la noche del 12 de julio ingresó el mismo general San Martín y dos días después todo el Ejército Libertador ya estaba en la capital virreinal. No pasó mucho tiempo y el general San Martín invitó al Cabildo declarar la independencia, como en efecto se verificó el 15 de julio, cuando los representantes de la ciudad, declararon la voluntad de ser libres e independientes.