ERP. El 20 de agosto de 1820, un gran número de americanos y de algunos europeos, se embarcaron en Valparaíso, Chile, rumbo al Perú, se pusieron en camino, vía marítima, al espacio del fenecido imperio incaico, con la intención de apoyar en su libertad e independencia, que equivalía a garantizar la independencia de la América hispana.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones
El general San Martín iba al mando de la expedición, es de imaginarse el gozo de los soldados de la patria americana, cuando zarparon, porque eran conscientes, que iban a contribuir a la libertad de un mundo, que desde hacía casi tres siglos era dominado por España.
Los soldados, desde el de más baja graduación, hasta los de la más alta oficialidad, sabían que podían entregar sus vidas en esa lucha, y que sus cuerpos podrían quedar tendidos en los campos de batalla, en tierras donde la mayoría, nunca había estado, sin embargo, nada de eso impidió que se cargaran del valor y de la energía necesarios, para comenzar la proeza, a la que habían sido convocados.
Libertar al Perú era una necesidad, una urgencia, de lo contrario, aquellos países que ya habían proclamado y jurado sus independencias, estarían siempre en alerta, si el ejército realista se mantenía en tierra americana, por eso apostaron por la libertad, para que el Perú, centro del poder realista, alcanzara la situación plena de independencia y decida su propio destino.
El general San Martín deseoso de consolidar la independencia en la región, no ignoraba de los logros que había alcanzado el ejército del general Simón Bolívar, ambos, San Martín y Bolívar, sabían que sin la libertad del Perú, la libertad de sus patrias corría peligro.
Los peruanos habían dado muestras de no aceptar la intromisión europea, desde el mismo año de la conquista, ya que la rechazaron de inmediato, como se registra en una placa conmemorativa, develada en el Panteón Nacional de los Próceres de la Independencia, durante la gestión del general Herrmann Hamann Carrillo, actual Presidente del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú.
En Tumbes se protagonizó el primer rechazo a la conquista, liderado por el curaca Chilemasa, después vendría la rebelión de los curacas tallanes del Valle del Chira, registrada en todas las crónicas que describen la llegada de los europeos a esa zona, sucedería a continuación el levantamiento de los habitantes del Medió Piura, en Cháparra, cerca de Tambogrande, y años después, una resistencia mayor encabezada por los incas de Vilcabamba, pondría en jaque a los españoles.
De modo que contra lo que se puede creer, los peruanos no estuvieron pasivos durante el virreinato, frente al dominio español, más de una revuelta estremeció a las autoridades españolas, cuando Juan Santos Atahuallpa y Túpac Amaru declararon guerra abierta a quienes habían interrumpido el desarrollo del Estado autónomo de los incas.
Planeada la libertad del Perú, el general San Martín puso en práctica el plan estratégico concebido por José de la Riva Agüero, se formó el Ejercito Libertador, en el que no faltaron mestizos y negros, la causa de la libertad era una, convocaba a todos los nacidos en estas tierras, y no solamente a los criollos, que finalmente asumieron que eran parte del mundo de los postergados y dominados, y que deberían luchar por la independencia de su patria.
Muchos peruanos conformaban la expedición, entre ellos, Toribio de Luzuriaga, a quien se consideró como el segundo en jerarquía después que el general San Martín, y a quien debería suceder, en caso de que la suerte fuera adversa al libertador de Argentina y Chile, Luzuriaga, como los demás peruanos, estaban ansiosos de dar la libertad al Perú, y no bajaron la guardia en sus propósitos y en su espíritu, para que la libertad de su patria no se retrasara más.
La Expedición Libertadora del Perú se creó por el gobierno de Chile, en 1820 como una fuerza militar anfibia, con la misión de independizar el Perú así se consolidaría la independencia proclamada en el Río de la Plata y en Chile. El 5 de febrero de 1819 se firmado un tratado entre Chile y las Provincias Unidas del Río de la Plata, en el que se consideró, que la fuerza expedicionaria fuese organizada por el gobierno de Chile, a quien el gobierno peruano independiente, debería pagar los gastos correspondientes, y así fue.
De esta manera, Bernardo O'Higgins, Director Supremo de Chile, nombró al general José de San Martín, Jefe del Ejército y a Thomas Cochrane Comandante de la Flota Naval. De esta forma, el «Ejército Libertador del Perú», se conformó por el Ejército Unido Libertador de Chile, y el Ejército de los Andes. La flota salió de Valparaíso el 20 de agosto de 1820, y pese a toda la cautela tenida en cuenta, de inmediato la red de espionaje realista dio cuenta al virrey del Perú. El desembarco de los patriotas se llevó a cabo el 8 de setiembre de 1820, llenándose de gloria en la tierra de los incas.