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Mar, Abr

GPS urgente para Río Blanco

Nelson Peñaherrera
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ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. En el caso de las cuatro menos una personas desaparecidas ´hace una quincena (al cierre de esta edición), en el límite de Ayabaca y Huancabamba, hay decenas de preguntas y una sola presunta responsable, si no es por consenso, al menos por mayoría de votos: Minera Río Blanco.

La interrogante inicial que nos ha rondado la cabeza a varios y varias colegas, comenzando por mi amiga Teo Zavala, es: ¿por qué la empresa envía personal a territorio hostil?

Las primeras noticias sobre la existencia de Río Blanco aparecieron a inicios de 2003, cuando exploradores huancabambinos que estaban por el bosque de neblina colindante con el ecuador vieron un inusual despliegue de helicópteros. Entonces, la empresa se llamaba Minera Majaz. La historia se publicó primero, entonces, en FACTORTIERRA.NET (agosto 2003).

Majaz fue, inicialmente, la operación peruana de Newcrest, con base en Australia. Luego pasó a ser propiedad de la inglesa Monterrico Metals, periodo cuando la empresa metiía la pata más seguido que modelito de Esto es Guerra en examen de admisión a Cambridge.

Las torpezas de uno de los gerentes británicos (soberbia, incapacidad de diálogo, cinismo… sí, “don Andrés”) puso a Majaz en curso de colisión contra las comunidades campesinas de Yanta (Ayabaca) y Segunda y Cajas (Huancabamba) por obviar la autorización colectiva para operar en sus territorios.

Además, se generaron una serie de malentendidos que, en palabras de un corresponsal del Dow Jones en Lima, revelaban que la estrategia de la empresa consistía en no tener estrategia.

Claro que estas declaraciones las dijo por Manhattan, que luchaba por sobrevivir en Tambogrande, pero aplican porque Majaz era otra ‘junior’ (empresa de bajo presupuesto) tratando de emular a Alí Babá o a Aladino.

Debido a su ‘eficiente’ política empresarial, las comunidades organizaron sendas marchas de protesta, en realidad de desmantelamiento, al campamento de Majaz, que comenzó a renombrarse como Río Blanco, en honor a la corriente de agua que nace allí y que es una de las fuentes remotas del Amazonas.

Las manifestaciones de abril de 2004 y julio de 2005 (el lunes se cumplen 10 años) terminaron mal. Un comunero muerto en la primera edición, varios heridos (entre ellos, una persona sin globo ocular) en la segunda.

Solo que en la segunda a la Policía se le fue la mano, tal como se reveló en 2008, cuando salieron fotos que denotaban una actitud sexualmente sádica de los uniformados (tanto con varones como con mujeres), quienes posaron exhibiendo sus parafilias como si se tratara de paseo dominguero. Cualquier parecido con Abu Grahib era una vergonzosa coincidencia.

Para entonces, las dos comunidades en la disputa se la tenían jurada a la minera, al punto que le advirtieron que al menor movimiento, ellos no responderían por sus actos.

Eventualmente, una corte en Londres le metió tal reparación a Monterrico, que se vio forzada a negociar extrajudicialmente (¿el término ‘tortura’ te dice algo?) y no le quedó otra que vender sus operaciones a Zijin, con sede en China.

La decisión fue pasar de Guatemala a guatepeor para la empresa, porque sus actividades se vieron reducidas al máximo, su estrategia de acercamiento a Segunda y Cajas fue bloqueada; para colmo, la Policía Nacional intentó recuperar terreno a punta de balazos, y el poco prestigio que le quedaba a los chinos se devaluó más que su ropa.

Incluso, la confirmación de que se realizaba minería ilegal en segunda y Cajas no le afectó mayormente (una mentira que yo, particularmente, aún no perdono).

en resumen, Río Blanco tropezó de nuevo y con la misma peña –sin alusiones a ningún familiar de sus empleados, por si acaso- que se coronó con la crisis de las cuatro menos una personas desaparecidas, y que, a juzgar por lo que nos cuentan abogados no involucrados con alguna de las partes, traerá un huayco penal, civil y administrativo que no sanará con mentol chino ni con cuento chino.

Para comenzar, quiero parafrasear a Teo Zavala, quien insiste si, por lo menos, la periodista desaparecida tenía entrenamiento para vivir o sobrevivir en alta montaña. Solo como dato, ver a un o una periodista en un gimnasio es tan raro como ver a un fisicoculturista dando clases de filosofía cartesiana. Ojo, dije ‘raro’, no ‘imposible’.

Y para terminar de decorar el chi-jau-kay de la empresa, permíteme citar a mi colega y docente de periodismo Marco Rumiche, tal como lo compartió en mi cuenta de Facebook:

“Hay muchas interrogantes sueltas que requieren atención: ¿son trabajadores de la minera o de una empresa al servicio de la minera?, ¿Qué trabajos debían realizar?, ¿Cuál es el perfil de cada uno de los integrantes del equipo y qué relación tiene este perfil con las actividades encargadas?, ¿Quién contrata y quién financia a la empresa extranjera a la que se encarga la búsqueda?, ¿qué tipo de equipamiento llevaban?, ¿estaban juntos o cada uno seguía una ruta diferente?, ¿cuentan con todos los seguros requeridos para este tipo de trabajo?, Si contaban con equipos de comunicación satelital, ¿dónde y cuándo se usaron por última vez?, ¿lanzaron un SOS a través de sus equipos satelitales?, ¿Quién es el responsable operativo del viaje?, ¿Porque pretendían llegar al campamento por vía terrestre si es mejor hacerlo por helicóptero?, etc., etc., etc.”

Ahí se la dejamos de tarea.

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)

Foto: Archivo año 2005

 

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