ERP/N.Peñaherrera. Mucha gente me mira como bicho raro –la verdad ya estoy más que curtido- cuando les digo que le tengo más fe a Twitter que a Facebook. Obviamente, tengo cuenta en ambas redes sociales.
El domingo actualizábamos un titular en inglés a través de Twitter, y en cuestión de segundos, un usuario al otro lado del mundo lo marcaba como Favorito.
Al entrar a su línea de tiempo, encontramos que anunciaba oportunidades para auspicios. Más rollo no daré para no fregar la negociación, porque ya les mandamos un correo y estamos esperando una evaluación.
Nota al frente, a cabecera y a pie: todo el contacto se está haciendo en inglés.
Mucha gente está utilizando las redes sociales como un reemplazo a sus relaciones personales, donde puedes tocar a la otra persona, olvidando que ese tipo de relaciones no se refuerza por la cantidad de Me Gusta o retuits que des, sino por la calidad del contacto frente a frente.
Y con la gente que no podemos tocar porque no se pueden tomar un mototaxi y venir, las redes sociales son vehículos para acortar distancias y realizar gestiones casi en tiempo real, cuando en otras épocas demoraban semanas, meses o hasta años. Si no, pregúntenle a quienes pedían servicio telefónico hace un cuarto de siglo.
De cualquier manera, quien use las redes sociales como apéndice a lo que podrían ser relaciones presenciales perfectamente constituídas, pierde su tiempo, y gasta ancho de banda encima. Salvo que no pueda chapar su moto o su combi, que ya es otro caso.
Pero, regresando al evento que contaba arriba, me ponía a reflexionar lo importante que es el conocimiento de otro idioma. Digo conocimiento, porque dominio exige una especialización muy cuidadosa y debidamente evaluada.
Mas, si eres capaz de entender lo que se escribe en la red, tienes una ventaja comparativa respecto de muchas personas que no saben o dicen abiertamente no tener interés en aprender otro idioma. Sus puntos pueden ser respetables, pero me parecen injustificados.
Saber otro idioma, cualquiera, hace la diferencia entre quien puede y quien puede mucho más allá.
Por lo pronto, en el equipo nos hemos propuesto que dos de los talentos más representativos terminen 2015 con un conocimiento básico de otro idioma, para que puedan manejarse independientemente cuando el mundo venga a verlos. No estoy siendo presumido. En el contexto actual, es uno de los objetivos de cualquier profesional.
No te regales esas zapatillas o esa ropa de moda, ni el último tele o blue-ray, o algo que realmente no necesitas. ¿Por qué no te regalas un curso para aprender otro idioma?
Quien sabe, cuando te gradúes de él podrías aspirar a una mejor posición con mejor capacidad para adquirir eso que ahora te llama la atención, o más conocimiento, como un post-grado.
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