ERP. Si eres cristiano o cristiana que se respeta, debes tener al menos una noción de la historia de Lázaro. Tranquilidad, gente, esto no es domingo de catequesis, pero hagamos memoria rápidamente: se trató del mejor amigo de Jesucristo quien, aparentemente, estaba tan enfermo que terminó falleciendo. Le habían pasado la voz al Salvador para que lo prevenga, pero entre prédica y milagro no pudo, y cuando por fin se puso en camino, el amigo había finado.
Por Nelson Peñaherrera Castillo
Al llegar a casa de Lázaro, Jesucristo se halló a varios dolientes incluyendo las hermanas del difunto, Marta y María. No recuerdo cuál , lejos de derrumbarse, en cierto modo increpó al Mesías: “Si hubieses llegado antes, nada de esto habría pasado”. Jesús trató de reinducirla a su fe, se acercó al sepulcro (donde el cuerpo ya llevaba días), y lo regresó de la muerte. Lo que salió fue un hombre envuelto en un sudario.
Hasta donde recuerdo, la tradición autorizada a ser leída en el Evangelio no ahonda más en la vida de este hombre, y más bien muchas leyendas se han tejido en torno a él. ¿Quién era? ¿Qué hacía? ¿Qué sentía? ¿Qué pasó con él tras su resurrección? Más allá del sentido teológico, al actor y dramaturgo César Salas se le ocurrió explorar por esta vía y escribió una obra teatral que acaba de estrenarse en Medellín, Colombia.
Lo llamativo con César es que no es colombiano o mexicano o argentino. Es peruano; pero tampoco es un peruano radicado en Colombia. César escribió su obra durante la pandemia en Comas, Lima, donde vive, y cuando se estrenó estaba en Comas, Lima. Y mientras la obra se sigue representando al sur de Colombia, él sigue estando en… Comas, Lima.
La forma cómo César logró la hazaña de que una obra acabada de escribir en Perú se estrene en Colombia casi no tiene mucho de hazaña. En 2020 lanzó junto con otros colegas un grupo de Facebook en el que se reunieron directores latinoamericanos con la finalidad de intercambiar ideas, experiencias y material relacionado al arte de las tablas. El resto es historia.
Ni su gobierno local, ni mucho menos el gobierno nacional (mediante el Ministerio de cultura) intervinieron en el proceso, aunque a César le hubiese gustado un aval oficial; pero no lo necesitó, y ahora la compañía de teatro en el país cafetalero le está invitando para que asista a alguna de las funciones.
César dice no estar perdiendo el tiempo en lamentarse el poco o nulo apoyo gubernamental; está viendo cómo ahorra algo por ahí, compra un pasaje de avión y asiste. Lo ideal sería que, como dije, el Ministerio de Cultura, o al menos la Municipalidad Distrital de Comas mediante su área de Educación, Cultura y Deporte (o como se llame), emita un documento que lo reconozca como talento.
Y como el caso de César, es el caso de muchos peruanos y muchas peruanas en su misma situación que se siguen perdiendo en el anonimato mientras esperan que sus autoridades al menos les den un documento que los avale, si es que no pueden ayudarles a financiar al menos un día de estadía afuera.
El domingo 17 de octubre, El Regional de Piura publicó la noticia de que el artista plástico y visual Dandy Ruíz, natural de Mallaritos, distrito de Marcavelica, aquí en la provincia de Sullana, logró ser seleccionado junto a otros artistas peruanos para exponer en una bienal que se desarrolla a lo largo de Europa. En su caso, le tocó Salerno, una ciudad portuaria de la Campania, al centro de Italia.
Leer tambien: Sullana: Las pinturas de un artista de Mallaritos se expondrán en Italia
Dandy, o El Dandy como se hace llamar artísticamente, tampoco tuvo ni el aval de la Municipalidad Provincial de Sullana, y menos de la Distrital de Marcavelica. En un esquema parecido al de César, es parte de un colectivo de artistas sudamericanos que intercambian información y contactos, y gracias a un gestor cultural en Colombia –otra vez—logró interesar al vicepresidente de la exposición, y listo. Dos de sus pinturas se verán en la antigua Lombardía el próximo noviembre.
Mira la entrevista que hice a El Dandy en mi programa “Tu Mundo con Nelson”: https://www.youtube.com/watch?v=LBRGfzTVyio ]
En principio, parece positivo que estos casos de asociatividad gremial privada gracias a las redes sociales y el internet en general están abriendo puertas a estos talentos que, bajo otras circunstancias y tiempos, hubiese sido complicadísimo.
Hasta cierto punto es una buena noticia que se haga independientemente de las instancias gubernamentales locales y nacionales que, encima, convierten un trámite de dos días en una carretillada de papeles que dura dos años. Pero este punto en particular cuestiona a las áreas de educación, Cultura, Deporte y etcétera… o al propio ministerio respectivo.
El razonamiento es descarnadamente básico y basado en resultados: si estos y estas artistas están consiguiendo abrirse puertas en el mercado internacional por mérito propio y reconocimiento de sus colegas, y se escapan del radar de la entidad gubernamental local o nacional a pesar de revolotear en sus narices, ¿entonces por qué seguimos destinando fondos a esas direcciones o al ministerio?
Alguien me dijo que no es lo mismo ir por tu cuenta y riesgo que ir con algo que diga “municipalidad de cuantitos” o “República del Perú”, y puede que tenga razón; pero, si la instancia correspondiente está ausente, ¿debe el o la artista seguir esperando hasta que se autorice prender el reflector y luego autorizar que se le apunte, o mejor se hace las cosas con proactividad y cada quien va abriéndose paso por su cuenta?
Si es lo segundo, definitivamente el trabajo de las instancias gubernamentales respectivas locales o nacionales tendría que estar bajo cuestionamiento y auditoría: ¿se destina el dinero de los tributos o impuestos a emprender una inclusiva y eficaz promoción cultural, o el área no es más que otra especie de agencia de empleos? Porque si no está haciendo su chamba, ¿para qué la mantenemos?
Recuerdo a un par de amigos músicos criticar que tras los escritorios no estarían las personas más adecuadas para el puesto. Incluso uno de ellos se ofreció a trabajar gratis con tal de favorecer la movida artística. Claro que lo dijo en broma, pero eso ya nos puede dar una idea de cuán grave ven la situación en su sector.
¿Se necesita otro Jesucristo para ver si manda a resucitar a la gestión cultural desde las instancias oficiales correspondientes? ¿El radar de estas instancias seguirá estando apagado o en desuso mientras nuestro arte se pasea por Colombia, Italia, o cualquier lugar del mundo? ¿Reditúa en favor de una cultura inclusiva cada sol que entra a estos espacios? Que alguien diga algo, por favor. Claro está que si en tu localidad las cosas funcionan a la perfección, olvida todo lo anterior.
[Sígueme en Twitter e Instagram como @NelsonSullana y comenta usando el hashtag #columnaNelson]