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Jue, Dic

Por un pelito no nos mandaron a cuarentena total otra vez

Nelson Peñaherrera
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ERP. El domingo 10 de enero ocurrió un verdadero desbande en las piscinas públicas abiertas con fines recreativos a lo largo del área metropolitana de Sullana, y todo se fundamenta en el adjetivo “abiertas”. Y como no podemos con nuestro genio, más de una persona compartió el momento de solaz mediante las redes sociales y, obvio, las interacciones de sus seguidores no se hicieron esperar.

Por Nelson Peñaherrera Castillo

Fuentes bien enteradas aseguran que funcionarios del Ministerio de Salud en Lima también accedieron a esas imágenes. Ya sabes, si está en internet, está en todo el mundo que tenga conexión. Sus caras desconcertadas y aterradas, sin mediar palabra alguna, tampoco se hicieron esperar. El lunes 11, funcionarios del gobierno central comenzaron a llamar a los medios capitalinos para recordar a las audiencias que el acceso a piscinas con fines recreativos aún no está permitido por ley.

El argumento sanitario que las autoridades manejan es el mismo que prohíbe el ingreso al mar en las playas: si quieres meterte al agua, tienes que quitarte la mascarilla (digo, si tuviste la decencia de llevarla), si te quitas la mascarilla y de pronto estás en medio de más gente, hay una probabilidad alta de que te infectes con el virus de la Covid-19 si acaso hubiese alguien infectado aunque no desarrolle síntomas (y ahí, échate a buscar). Y ya sabemos que los infectados sin síntomas suelen ser cuatro por cada cinco de los casos.

El departamento de Piura, a pesar de que los reportes de la Dirección Regional de Salud siguen siendo inconstantes, revelan que los casos activos siguen siendo la mitad de todos los registrados a nivel nacional, que durante la semana que pasó rebasaron la barrera de los 39 mil luego de haber bajado a 25 mil justo comenzando el año. El gobierno central cree que se trata del desbande Navidad más Año Nuevo: a pesar de las recomendaciones, la gente se reunió y… ahí están los números.

Tus opciones de salir vivo se reducen

Pero, ¿cómo se están comportando esos números? Para cuando esta columna se publique ya habremos superado el millón 60 mil casos acumulados y subiendo. Mi cálculo, haciendo aritmética básica, estima que para el 25 de enero, en el peor escenario, y el 1 de febrero, siendo optimistas, ya podríamos estar acumulando un millón 100 mil.

Inicialmente lo estimé para mediados de marzo y luego lo recalculé para mediados de febrero, pero como están subiendo los casos activos, la fecha más realista es la que estoy proponiendo ahora. Ánimo. Colombia, México y Argentina ya están encima del millón 200 mil, y de hecho ya lo estaban cuando terminó 2020.

Revisando más en detalle los indicadores, la tasa de contagio está con tendencia a la baja entre 18,3% a 18,1%; siendo optimista, esto significa que tu probabilidad de infectarte ahora es de 1 en 6 (la dejamos en 1 en 5). La tasa de letalidad sigue bajando a paso de caracol, y está a cinco pelitos arriba del 3,6% (debería estar en 2,7%); esto significa que tu probabilidad de fallecer si acaso te infectas es 1 en 27 (la dejamos en 1 en 25).

La tasa de recuperación sí que la está pasando mal; mejor dicho en vez de recuperarse, se agrava. Tras haber experimentado un espumoso crecimiento hasta arriba de 94%, desde el primer fin de semana de 2021 se ha desplomado casi 1,5% y se acerca otra vez al 92%. Sin embargo, se sostiene la probabilidad de recuperarse en un interesante diez por cada once.

Este último indicador parece estar arrastrando otro más especializado, el famoso factor de reproducción o factor R, que permite controlar cuán virulento puede ser un contagio. Tras meses de haberse mantenido en 1,0 o debajo de eso, el miércoles 13, el presidente Francisco Sagasti dijo que ya anda por 1,13, y con la confirmación de la variante británica de la Covid-19 en territorio nacional, tranquilamente podría subir a 1,4.

Para ponerlo en figuras fáciles de comprender, si hasta octubre en caso dos personas se contagiaban, podían contagiar a otras dos más, y esas cuatro a otras cuatro más, y esas ocho a otras ocho más. A esto se llama progresión geométrica. Pues bien, con la nueva medición y considerando que la variante británica ya pueda transmitirse de manera comunitaria, si dos se contagian, pueden contagiar a tres, y esos cinco a otros siete, y esos doce a otros dieciséis.

Sí, en tres escalones hacia arriba, la diferencia del nuevo factor R es el doble del que veníamos sosteniendo durante la segunda mitad de 2020. Y en efecto, las cifras más recientes del Ministerio de Salud revelan que los contagios y los decesos crecen de forma sostenida pero no acelerada; sin embargo, con ese desplome en la tasa de recuperación quiere decir que los procesos de convalecencia podrían ser más agudos, más largos… o terminar fatalmente.

Celebre hoy, sufra dentro de dos semanas

Más allá de la matemática, mis fuentes en los hospitales a lo largo del departamento me contaron que, por lo menos en el Santa Rosa, distrito 26 de Octubre, en el área metropolitana de Piura, la cola de personas positivas con Covid-19 se había incrementado; y ni qué decir del hospital de campaña en el Campo Ferial de la ciudad de Sullana. Las familias que están en carpas, a las afueras, no están veraneando sino esperando angustiosamente cómo evolucionan sus familiares.

Si bien ahora en caso te infectes, el personal de salud ya tiene más claro cómo lidiar con tu proceso –cosa que no sucedió al inicio de la pandemia porque era un momento de aprendizaje—, también es cierto que llegará el momento en que la cantidad de enfermos sobrepase la capacidad de respuesta de los y las especialistas. Y si eso llegara a suceder, ¿te has puesto a pensar en cuál será tu expectativa de vida? Digo, si aún quieres vivir, ¿no?

Por lo pronto, el gobierno central ya dividió al Perú en tres grupos de acuerdo a su nivel de riesgo sanitario: moderado, alto y muy alto. Los departamentos de Piura y Lambayeque están considerados como muy alto, lo que en los países que usan la metodología del semáforo equivaldría al color rojo, y en principio hasta el 31 de este mes, nuestro toque de queda comienza a las 7:00 de la noche y termina a las 4:00 de la mañana.

En los departamentos con riesgo alto (equivalente al semáforo naranja) comienza a las 9:00 de la noche (La Libertad y Lima Metropolitana en el paquete). Los de riesgo moderado (que equivaldría al semáforo amarillo) comienza a las 11:00 de la noche, como ya se venía dando (casi todos los departamentos de la selva).

Pero no solo nos aumentaron el toque de queda, sino que los domingos, aparte de la restricción para usar auto particular, el tránsito peatonal está restringido solo a personal esencial. Sí, es una forma muy elegante de confinarnos en casa, y si quieres verlo así, un castigo al desbande piscinero del 10 de enero. Los aforos también se reducen sustancialmente. Eso afecta a mucha gente que se ganaba la vida los fines de semana guardando todas las medidas de bioseguridad. ¿Culpa de quién? Culpa de quienes piensan en su autosatisfacción pero no en la tranquilidad del resto.

Incluso, el viernes 15 cuando ya estaba vigente el nuevo toque de queda, en el centro de la ciudad de Sullana las mototaxis circulaban como si nada y las tiendas recién cerraron a las 7:30 de la noche, media hora después de la ordenada por el gobierno. ¿La Policía? Ah, Viendo si no le había salido otro barrito en la cara.

El problema de fondo sigue siendo que cuando nos sueltan rienda, nos cruzamos hasta tres corrales más allá bajo un falso concepto de libertad. En emergencia sanitaria, lo primero que yo debería pensar es cómo preservo mi vida, no cómo vivo la vida loca porque no es el momento. Y aunque se repita esto cientos de veces, entra por una oreja y sale por la otra. Y después por qué dicen que el peruano solo entiende a la fuerza.

¿Hay algo peor que el nivel de riesgo muy alto? Sí, el extremo, que equivaldría a un semáforo púrpura, lo que en términos prácticos se traduce a otra cuarentena las 24 horas del día. El gobierno sí está considerando esa opción si los indicadores, como está pasando, se siguen saliendo de control. Si no usamos este momento para comprometernos a ser más precavidos y precavidas y convertirnos en parte de la solución en el combate a la pandemia, no nos lamentemos si la siguiente medida es ese confinamiento general obligatorio.

Especialistas dicen que si usásemos la mascarilla como es correcto, si nos lavásemos las manos constantemente, si guardásemos el distanciamiento físico, si evitásemos las aglomeraciones, si solo nos moviésemos fuera de casa en situación de absoluta necesidad, es probable que esta pandemia hace meses que hubiese sido erradicada del planeta. Pero, no podemos con nuestro genio. Simplemente, no podemos. Así de sencillo.

[Opina en mi cuenta de Twitter @nelsonsullana usando el hashtag #columnaNelson]

 

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