Por: Nelson Peñaherrera Castillo. Una noticia que ha pasado casi como vuelo de chilalo por los medios locales ha sido el estudio “El comportamiento digital de los escolares piuranos”, dirigido por el colega Fernando Huamán Flores y conducido por el Centro de Investigación en Opinión Pública (CIOP)de la Facultad de Comunicación en la Universidad de Piura, publicado a inicios de este setiembre. Y como el chilalo, intenta despertarnos en tono de alerta.
Y de qué quiere alertarnos? Primero, que mientras el magisterio se está peleando por mayores sueldos, Wikipedia y YouTube están haciéndolo más obsoleto, al punto que ya hay interesantes blogs en Internet promoviendo el “home schooling” o la escolaridad en casa como alternativa, modelo perfectamente validado por el Ministerio de Educación peruano hace ya muchísimos años, y que inicialmente era privilegio del cuerpo diplomático.
Pues, les tengo noticias: hace décadas que ya no lo es, y la Internet podría incrementar la tendencia.
Segundo, que no es mejor padre o madre quien regala el celular de última generación a su ‘churre’, sino quien le enseña que los mismos protocolos de seguridad que tenemos frente al resto en el mundo real se deben repetir y hasta mejorar en el mundo virtual; también que no es mejor padre o madre quien reprime más, al punto de generar espacios para que sus hijos e hijas le huyan, sino quien da todas las herramientas para que su retoño tome las decisiones correctas con responsabilidad: educar el libre albedrío, le dicen.
Finalmente, y tercero, que advirtamos que nuestros y nuestras adolescentes parecen estar cayendo en el analfabetismo funcional, al punto de intuir cómo opera su cosmos, pero sin la capacidad de explicarlo lógicamente mediante el uso de un código idiomático estándar; dicho en chusquito, mediante una digna redacción de cinco párrafos de cinco líneas y con cero faltas ortográficas.
Éstas son malas noticias para la educación superior, noticias aparentemente buenas para la inteligencia artificial, y noticias ni buenas ni malas para la industria de los medios de comunicación, y que depende, en todo caso, de su capacidad de avisoramiento, cuyo análisis y reacción parte de una sola premisa: el problema no es la tecnología; es cómo la incorporamos en nuestra vida… si como herramienta para hacerla más eficiente, o como el reemplazo que la vuelve ineficaz.
Vamos por mordiscos, o sea por “bites”, y comencemos estableciendo que el estudio del CIOP se concentró en estudiantes de quinto año de secundaria en colegios privados del departamento de Piura; sí, ésos que a partir de estos meses comienzan a atormentarnos en la radio y el resto de los medios con sus rimbombantes avisos publicitarios de calidad educativa, excelencia educativa, que ya mismito nos acreditan y no sé cuánto gallardete más.
Honestamente, Indecopi tiene ahí suficiente material como para vivir a costa de multas por un siglo completo. Y bueno, aquí una cuarta reflexión de este servidor: que pagues una fortuna por la educación de tu hijo o hija no significa que es lo máximo; posiblemente estás echando plata al agua.
Las conclusiones del estudio me parecen de lectura obligatoria. Quien quiera rumiarlas y conocer la ficha técnica descrita hasta el punto de saber cómo se llamó el único varón del equipo de trabajo, puede entrar a https://factortierra.blogspot.com/2019/09/el-comportamiento-digital-de-los.html
Y sobre esas conclusiones, quiero compartirte mis impresiones y generarte al menos una pregunta: ¿soy un padre o una madre, o un o una docente, que padece analfabetismo digital?
¿Colegios o reformatorios?
13 por cada 25 escolares, la mitad más uno, está normalizando la publicación de fotos ofensivas, 7 por cada 20 considera que es usual suplantar nuestra identidad en Internet, y 1 por cada 4 sabe que se crean cuentas falsas para atacar a las personas en la red. Y no solo los escolares, les diré.
Por conocimiento propio, sé que hasta docentes de colegios privados religiosos son ciberacosadores y que crear una ciberidentidad falsa es lo más sencillo que existe. Entonces, la pregunta cae solita: ¿para qué se está pagando educación privada a los chicos y las chicas? ¿Para que se vuelvan ciberdelincuentes, cibervíctimas, cibercómplices?
No sé, una publicidad más sincera podría ser: en el colegio tal, formamos a tu hijo o tu hija para que esté por encima del bien y del mal, fuera del alcance de la ley y publicando tontería y media “in-cloud” con la mayor impunidad posible. Y, claro, como la mayoría de padres, madres y docentes aún están en la era cuneiforme, no tienen idea de cómo darle un “estate quieto” digital a sus menores, y lo que es peor, ciertos docentes los apañan o son parte del esquema. Revisen noticias si creen que exagero.
Que alguien me saque de aquí
3 por cada 5 revelan su edad. O sea, algo así como busco otro papá u otra mamá porque éstos que me tocaron, nada que ver. 4 por cada 5 dice dónde estudia, lo que puede revelarnos sentido de pertenencia, pero en el contexto de la ciberseguridad, es una herramienta a costo cero para quienes quieran hacer “estudios demográficos” (¿cómo te llamas? ¿cuántos años tienes? ¿dónde vives? ¿vives solo?), cuando no quienes deseen perfilar posibles víctimas para todas las formas de acoso cibernético. Más fácil no se pudo.
1 por cada 5 pone su número de teléfono; en otras palabras, que alguien me llame porque me siento más solo o sola que cometa en órbita exoplanetaria. Sí, señores y señoras, nuestros hijos y nuestras hijas adolecen de algo llamado soledad, y los y las causantes somos usted y yo como familiares directos. 1 por cada 10 difunde la dirección de su casa… ¿ha considerado instalar una cámara oculta? Yo que usted, sí lo pensaría.
Consecuencia: 7 por cada 10 ya han sido contactados por desconocidos tanto desde que comenzó este año, como desde la mitad del año pasado. Digo, con lo fácil que es, créese una cuenta falsa, póngase una foto bien ‘cool’, y haga el experimento. Tenga su Valium al costado. Éso sí, antes de emprendérsela contra su ‘churre’, primero pregúntese cuánta responsabilidad tiene usted como educador o educadora de primera línea… si lo es.
“¡Papi, ya vengo!”
1 por cada 2 estudiantes ha identificado perfiles falsos entre quienes les contactan. Allí sí que los y las ‘churres’ nos llevan años-luz de ventaja puesto que, en mi experiencia, quienes superan los 30 años son más proclives a creerse sin cuestionar ni contrastar lo primero que aparezca en Facebook. Por eso, los operadores de psicosociales trapean el piso con nuestra propia cabeza.
Pero con los y las adolescentes no pasa tanto así porque cuando detectan un perfil que les contacta tienen más trucos (incluyendo el doublé-checking) para saber si Perico de los Palotes es realmente Perico de los Palotes. Y adivine quién termina trapeando el piso con quién.
Ahora bien, que nuestra adolescencia actual tenga mejores habilidades detectivescas que nuestra adultez no es lo grave (todo lo contrario), sino que 3 por cada 10 sí aceptarían tener una cita con ese ‘fake profile’ (perfil falso) del que no saben más información que la revelada mediante el chat. ¿Dónde quedó el mensaje de no hablar con extraños?
Consecuencia: Les recuerdo que las noticias de chicos y chicas abusados por contactar extraños en la red no son falsas, e incluso aquí hemos cubierto la famosa historia de las adolescentes que, con el cuento de la agencia de modelos, terminaron ebrias y abusadas en un hostal de Marcavelica. En los casos más extremos, tenemos a las adolescentes que desaparecen de su hogar sin explicación alguna y sin signos de violencia, que terminan siendo víctimas de la trata de personas, el tercer crimen transnacional más peligroso debajo del narcotráfico y el tráfico de armas, pero emparentado con ambos.
Datito: les cuento que existen programas que podemos instalar en los dispositivos de nuestros hijos y nuestras hijas, que nos permiten verificar qué están haciendo en sus redes sociales incluso en tiempo real. Mientras sean menores de edad, eso no constituye violación de su privacidad; al contrario, significa que a usted le importa el bienestar de esa persona que trajo al mundo. Porque usted la trajo al mundo, déjeme recordarle.
Infórmese con su técnico de confianza para que se lo instale a prueba de crackeo, hackeo y cloneo… digo, clonación.
No se le pegaron las sábanas sino los dedos
3 por cada 5 escolares se queda conversando por WhatsApp pasada la medianoche. Nada que el hechizo se rompe, la carroza se vuelve calabaza y los caballos regresan a su estado ratón. Olvídense. Eso ya fue. Ahora la tecnología permite que uno se meta bajo su sábana y siga con la conversa escapando del control parental.
Pero usted dirá que entra a Facebook pasadas las doce y ya no ve en línea a su hijo o hija. Bueno, le tengo noticias: solo 2 por cada 5 usan esa red social para chatear, porque los otros 3 –como revela este estudio- se ocultan de su vista en Whatsapp. Simple matemática. Por cierto ambas aplicaciones son propiedad del mismo dueño, el psicótico Marc Zuckerberg.
Consecuencia: A 3 por cada 10 se le pegan las sábanas para ir al colegio. Y si le salen con el cuento de que me quedé haciendo trabajos, hable con los y las profes para saber si ya les agarró el complejo de universidad, o si su programación está tan mal hecha que todo se le acumula a sus alumnos y alumnas. Le adelanto que muy pocas escuelas están dejando trabajos para la casa porque se supone que toda la experiencia pedagógica se desarrolla en aula, así que cuidado a la hora de sacar la cara por alguien.
Y una clave que puede interesarle: curiosamente 3 por cada 10 han reportado durante estos dos años una baja en sus notas escolares. A ver, papi y mami, ¿cuántos eran los que se quedaban dormidos por chatear hasta después de la medianoche? Ya pues, ahí tienes.
Remedio: No es abuso infantil quitar el celular, la notebook o la laptop al hijo pasadas las diez de la noche. Recuerde que mientras no cumpla dieciocho, está bajo su tutela. Después de los dieciocho, si hizo una buena chamba como papi o mami, se defenderá solo o sola. También apagar el wifi es una opción, a menos que haya comprado un plan de datos, así que mejor asegúrese.
Redes gratis, aparatos caros
El negocio de las empresas de telefonía solía ser el establecimiento de la llamada telefónica, pero de un tiempo a esta parte casi están regalando los planes de datos y las redes sociales salen gratis. ¿Dónde está el negocio? En la venta de aparatos que duran un año, cuestan como una década de cuenta telefónica, y hay que cambiarlos cada que la moda pasa o cada que el sistema operativo no da para más, o cada que alguien nos asalta por andar exhibiendo mucho la compra.
De hecho 7 por cada 10 escolares se comunica por WhatsApp, lo que sigue siendo consistente con los datos anteriores. No sé, antes se decía que si no aparecías en Caretas, no existes; ahora la consigna será que si no apareces en WhatsApp, ni siquiera apareces en la foto. Nuevamente apenas 3 por cada 10 usan el chat de Facebook. De nuevo, hagamos matemáticas: para los medios en español, al menos, la primera creación de Zuckerberg ya no será negocio.
Consecuencia: Migremos a WhatsApp para vigilar a nuestros hijos y nuestras hijas, y para generar una nueva oferta de contenidos.
Un 20 con poco esfuerzo
Los libros físicos como materiales de consulta para los trabajos escolares casi son objetos de museo para nuestra adolescencia: 7 por cada 10 (otra vez con la bendita cifra, ojo) acuden a wikipedia, y 4 por cada 5 (ojito, ojazo) toma como fuente a los tutoriales de YouTube. ¿Qué quiere decir esto? Que el conocimiento del siglo XXI definitivamente es multimedia. Lo entendió encarta en su época, allá durante la segunda mitad de la década de los noventa, pero no supo evolucionar al entorno wiki, donde el conocimiento no lo ofrece una corporación sino que lo construye la audiencia global en base a la información que puede verificar y compartir. A eso llamamos democratización del saber y la cultura.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas: 7 por cada 10 copia y pega, no reconoce la fuente, se lo presenta al o a la profe, y el o la profe –quien todavía sigue en nubeluz- lo da por válido sin verificar si fue elaboración del o de la estudiante o fue un plagio.
Consecuencia: La próxima generación será la generación Xerox. Adiós avance científico. Entonces, ¿cuál será el negocio de las universidades? ¿Perder tiempo valioso rellenando los baches que la escuela no hizo a tiempo? Parece que sí. Eso nos dará una generación menos competitiva, más fácil de subemplear, y sin más miras que ganar dinero fácil. ¿Culpa de quién? En realidad de todo el mundo. Si los chicos y las chicas no ven que usted o yo nos quemamos las neuronas creando, ellos y ellas tampoco lo harán. ¡Arriba la inteligencia artificial, entonces!
Otra consecuencia: La mitad de los y las profes perderá su trabajo porque Wikipedia los ha comenzado a reemplazar en la medida en que no son exigentes con los niveles de elaboración y originalidad escolar. No es culpa del gobierno, por si acaso; no es culpa de los tiempos: es culpa suya.
Cabina de internet Q.E.P.D.
9 por cada 10 escolares se conectan a Internet por su celular. Sí, ése mismo que usted les compró. Eso explica por qué la computadora de su casa suele estar mayormente libre y casi con telaraña, pues solo 1 por cada 5 escolares la usan. Un dato para quienes creen (¿aún hay quienes lo creen?) que un buen negocio es la cabina de internet, porque solo la emplea 1 por cada 50 escolares; lo que no resta que quizás otra gente que no posee computadora en ciertos entornos (como los mayormente rurales, donde viven 3 por cada 10 habitantes del departamento) podrían ser un nuevo público objetivo, pero al menos en el entorno urbano ya no lo es.
Mas lo peligroso es que 3 por cada 5 estudiantes afirma que su papá o su mamá no controlan lo que hace en Internet, o lo hacen rara vez. ¿Por qué? Porque en cierto modo, usted, papi o mami, “emancipó” digitalmente a su hijo o hija al darle un celular. Usted dirá, “pero yo confío en él o en ella”. OK, no está mal. Pero, ¿ya vio las cifras de este estudio sobre contacto con extraños, rendimiento escolar y acoso?
Y lo peor, dice el estudio CIOP, es que no es un dato aislado: el descontrol parental se ha mantenido durante los últimos tres años por encima del 50%. O sea Uno por cada dos papás o mamás simplemente no tiene herramientas, tiempo o ganas de supervisar lo que hace su hijo o hija en la red. Sí, el responsable real vive, en teoría, dentro de casa.
Pajarito solitario
Cifras que serán la delicia de los mercaderes digitales respecto a escolares piuranos de quinto de media en el sector privado: 19 por cada 20 se conectan vía Facebook, 22 por cada 25 lo hacen por WhatsApp, y a este paso 4 por cada 5 usa Instagram, la red social que ha acumulado nuevos usuarios adolescentes piuranos en los últimos tres años, según el estudio CIOP. Sin ánimo de sonar xenófobo, Instagram no era muy popular que digamos hasta que la migración venezolana se hizo masiva en Perú, así que esta variable sería interesante investigar. Sí, mi hipótesis es que sí influye, pero no lo veo como algo negativo; más bien me da luces de que la comunicación de esta época se está haciendo más audiovisual y menos escrita.
El que me preocupa es Twitter, mi engreído, que solo es usado por 1 de cada 8 escolares. Sí, también tengo una teoría al respecto: las interacciones de nuestros y nuestras adolescentes no les están globalizando, sino geoencapsulando, contra lo que McLuhan, el famoso teórico de la “aldea global” propuso. ¿Por qué? Valdría la pena investigarlo, especialmente porque buena parte de la proyección profesional está ahí (y especialmente en LinkedIn), no tanto en las otras redes.
Hasta YouTube me parece interesante, pero no aparece en este punto, sino a continuación.
¿Adiós a la era de la tv… como nos la venden?
¡Tiemblen radiodifusoras convencionales! A este paso, solo 7 escolares por cada 25 ven televisión de parrilla fija, o sea, la televisión con la que hemos crecido. ¿Por qué? Porque 16 por cada 25 ya están viendo Netflix, el doble que hace tres años según el estudio CIOP.
Sí, ni siquiera el cable, ahora la tendencia es el “streaming”, y las malas noticias para la industria tradicional no acaban aquí, lo que para mí es música celestial porque quienes hemos comenzado a apostar por el segmento de los televisores inteligentes tenemos chamba asegurada.
Ahora bien, ojo a este otro dato, solo 1 por cada 5 tiene una cuenta de Netflix y el resto la pide prestada o la piratea, lo que significa que todavía el mercado no está cuajado, pero podría crecer cuando comience a ganar su primer sueldo.
YouTube no aparece en este acápite, pero recordemos que 4 por cada 5 ven sus tutoriales; o sea, ¡ojo!, incluso la televisión digital terrestre, cuya norma será obligatoria en 2021, podría nacer con anemia si es que la oferta en pantalla no es interactiva ni en-demanda. Quien no sepa qué significa eso, me avisa y le explico, pero en la industria (cf. NAB) ya lo venimos hablando desde los noventa. Y las perspectivas comerciales son promisorias, como viene a renglón seguido.
Minicompradores
Los chicos y las chicas están en redes sociales incluso antes de comenzar la pubertad, a eso de los diez años, y como las redes se sostienen con publicidad, están hallando en este segmento un mercado que comienza a serles de interés: 9 por cada 20 ya sabe cómo comprar en línea, aunque todavía el estudio CIOP no especifica cuántos ya lo hicieron y en qué volúmenes; pero no es difícil sospechar que ya lo concretaron y hasta han ayudado a sus padres o madres para que lo hagan.
El asunto aquí son los medios de pago y cómo se cargan y recargan teniendo en cuenta que hablamos de personas que aún no trabajan, en teoría. Si no tiene idea de lo que estoy diciendo, debería revisar el estado de su tarjeta de crédito, la que suele terminar en la basura contra el consejo de cientos de asesores financieros. Advertido, advertida está.
El reto de la alfabetización digital
Si revisamos todos los números del estudio CIOP, yo tengo clara una cosa: nuestro sistema educativo ampliado (o sea no solo el que se encierra en las escuelas) tiene que lograr que la alfabetización digital de siete por cada diez adolescentes se convierta no en una herramienta de riesgo sino en un camino para formar una persona que sea hábil en términos productivos y sociales. Sí, en realidad lo que para usted pudiera significar un problema, podría ser una oportunidad.
Si la tecnología se innova cada día, la educación tiene que hacerlo también. Y el asunto aquí no es cuánto me va a pagar el Estado si llego a nivel V, sino cómo me voy a enfrentar al futuro inmediato en el que la transformación digital trae consigo una transformación profesional, incluso –y especialmente- en mi campo laboral.
Yo estoy diciéndole a mis colegas que avisoro una fusión de la comunicación social y la educación en el corto plazo, y los más jóvenes me están mirando con una cara de escepticismo total. Es más, como van las cosas, es probable que hasta nos fusionemos con la psicología.
¿Qué saldrá de esa fusión? En el mercado anglosajón hace décadas existe un término que se usa en noticias, el “anchor” o “ancla”, jerigonza periodística que denota al o a la referente de la información en los medios, y que usualmente presenta y edita un noticiario (newscast) de radio o televisión. En cierto modo, más que verlo como mi futuro, hace años que es mi presente profesional. Y lo mismo va a pasar con las Humanidades como las conocemos, hablando en sentido académico.
Mientras, en el campo más doméstico, nuestra primera chamba será poner al minuto (ya no al día) a padres y madres para que el proceso de crianza se haga de manera saludable sin evitar lo inevitable, la tecnificación del mundo actual, como viene sucediendo desde la segunda mitad del siglo pasado, pero donde la humanidad siga siendo la especie dominante, no una computadora. Si lo vemos así, creo que ganamos más que perdemos, y qué bueno que estudios como éste nos permitan saber si el camino a elegir es el adecuado. Espero que sí.
Quien quiera profundizar en las reflexiones de Fernando Huamán, del CIOP, puede ingresar a https://factortierra.blogspot.com/2019/09/como-las-tecnologias-de-la-informacion.html
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