ERP/N.Peñaherrera. Otro Día del Campesino y de la Campesina en el Perú. Inti-Raymi en el Cusco, el día con menor número de horas de sol a lo largo del año. Solsticio de invierno.
¿Cómo anda el campo?
A pesar de que especialistas dicen que ya no se fragmente más la propiedad, las familias siguen apostándole al minifundio y poniéndose en bandeja ante las corporaciones agroindustriales, ávidas de más superficie para hacer negocios.
No es que las agroindustriales sean malas. Es el pensamiento patriarcal (machista) que no prevé, que no desafía a expandir sino que fragmenta.
Las entidades bancarias siguen desalojando a propietarios y propietarias de parcelas porque no se están honrando los préstamos. Total, todo préstamo en el sistema financiero cobra intereses y moras. Pensar en un préstamo bancario sin intereses es como hacer tamales sin haber desgranado y molido el choclo.
Si se leyera la letra pequeña antes de firmar, y se fuera honesto a la hora de hacer los cálculos en el peor escenario, o si se acercara a la entidad a renegociar y refinanciar los pagos, las tierras no estarían bajo riesgo.
Ya comenzó la guerra por el agua. Ahí tenemos a las dos presidencias de San Lorenzo, y a Los Chotanos tomando el reservorio para que les privilegien con el recurso.
Aunque, según mis averiguaciones, su requerimiento de líquido no le urgía a sus actividades agrícolas. Parece que usan el agua para obtener... metales.
Mientras nadie pare el feudalismo en que incurren ciertas juntas de usuarios y comunidades campesinas, la mafia será moneda corriente allí donde acaba la ciudad.
El campo ahora vive a merced de las variaciones climáticas. En consecuencia, la producción merma o desaparece.
No es castigo divino. Si se dejara de gastar la plata en fiestas patronales y lujos innecesarios, y se invirtiera en educación y salud, se buscarían más alternativas microeconómicas. Es más, si se invirtiera en un sistema de alerta temprana climatológica, se ahorrarían millones de soles en pérdidas. Ciencia antes que mito.
Ahí está el cuadro de problemas y potenciales soluciones para un sector que se queja mucho pero que se encierra en lo que la anteojera, o la desidia, le deja ver.
Y si le agregamos que la ciudad sigue pensando que el campo es un medio extraterrestre, en vez de asumirlo como su fuente de comida, pues... estamos fritos.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)