ERP/N.Peñaherrera. Con la finalidad de escribir este artículo, hice un primer sobrevuelo fugaz a titulares con las etiquetas "abuso sexual" y "trata de personas", todas en Piura.
A primer golpe de vista, el dato que me llamó la atención es que varios medios dijeron que, para 2013, se sospechaba que un millar de personas podría ser víctima detráfico humano, pero solo el 4 % ha sido denunciado.
¿Error de cálculo? Activistas contra la trata de personas dicen que muchos casos no se denuncian por miedo, porque las autoridades son parte del esquema delictivo (como se establecería en el caso del club nocturno La Noche de Piura) o porque cuando lo denuncias, tanto la Policía Nacional como las fiscalías dudan sobre la tipificación del delito, porque la trata de personas es delito en el Perú.
Otra explicación es algo que un reporte de prensa denominó "coladeras": lugares sin vigilancia policial o con vigilancia policial más permeable que filtro de cafetera, que favorece a traficantes mover su 'mercancía' para escapar a la Ley.
Leí sobre un corredor Huarmaca-Hualapampa, en Huancabamba, por donde se puede entrar y salir a la Región Amazónica peruana, así como llegar a la ciudad de Piura a través de Serrán, o más conchudamente por San Miguel del Faique y Canchaque. Hay otro con flujo similar: Huancabamba-Jaén.
Otras 'coladeras' son Ayabaca-Ambasal, Ayabaca-Espíndola (de la que comenté hace un mes), Suyo-Zapotillo y Suyo-Macará, en Ayabaca; y Querecotillo-Lalamor, en Sullana.
Por todas se escapa a ecuador, y basta poner un pie fuera de territorio peruano para que nuestras autoridades pierdan toda jurisdicción.
Un estudio del Gobierno Regional de Piura establece que el gran bolsón receptor de tráfico humano son las ciudades más grandes en la costa y el litoral de Piura, pero donde parecen concentrarse más es en los valles del Medio Chira (donde está Sullana-Bellavista) y del Medio Piura (donde están Piura-Castilla y ¿Catacaos?). ésta es el área con mayor densidad poblacional en todo el departamento y generadora de la economía regional.
Talara también está previendo que, producto de los trabajos en la refinería, la trata de personas y la prostitución podrían incrementarse. Están comenzando a reunirse para pensar estrategias de contención o posible reducción.
¿Algo raro ahí? De primera mano no, hasta que lo pones todo en un mapa y te das cuenta que el interés noticioso parece concentrarse en las tierras bajas de Piura –costa y litoral-, la mitad occidental.
Si el resto, la región andina, la parte oriental es el área de captación, ¿no sería saludable concentrar también allí el interés noticioso? Quizás se podría implementar, en alianza con medios locales y medios con corresponsalías, una suerte de alerta temprana que, eventualmente, hasta podría prevenir el transporte ilegal de las personas o la detección de ofertas sospechosas, como las de trabajo en la costa.
En ese sentido, también me llamó la atención que la mayor parte de noticias sobre abuso sexual casi siempre se originan en las ciudades más pobladas y con relativa cercanía. De hecho, parece un eje: Talara-Paita-Sullana-Piura.
Dato adicional: la mayor parte de casos reportados habla de padres o padrastros abusando de sus hijas o hijos (o hijastras e hijastros). Luego vienen los casos de violación y tocamientos en escuelas.
Sí, salta de nuevo el asunto de la Educación Sexual, la salud mental preventiva y el reconocimiento de la dignidad humana.
El punto es que los lugares que no aparecen a menudo en este tipo de noticias tienen ciertos problemas con el manejo de condiciones como la depresión, la esquizofrenia y la adicción al alcohol, y drogas 'ilegales' en algunos casos.
Especialistas en estos temas siempre comentan que la pobreza y las necesidades insatisfechas parecen ser el caldo de cultivo para esta problemática, que rara vez aparece en los medios. Entonces, al no darle visibilidad, la impunidad engrosa y fortalece sus troncos y ramas.
Si bien hay compromisos firmados de las autoridades para atacar la trata de personas y el abuso sexual, aún los esfuerzos son débiles. Valdría la pena tomar este problema con mayor interés pues se trata de un tipo de violencia que le quita carne al supuesto crecimiento que vive la región.
Así como a esta gente le encanta los números que incrementan la riqueza, debería preocuparse más por los números que demuestran la devaluación del respeto a nuestra propia gente. Este desequilibrio no se llama democracia. Casi, casi, es el paso previo a las contemporáneas dictaduras sutiles del siglo XXI.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)