Pariñas/Talara (ERP). Realidades y agenda pendiente. Las gestiones municipales desde hace años no han planteado ni siquiera un globo de ensayo para poner fin a una situación que desde hace mucho tiempo empezó a minar la salud de los talareños.
Metafóricamente podría decirse que el transporte urbano en Talara es un dolor de cabeza crónico. La causa está identificada y es un sistema de transporte urbano deficiente que literalmente rebalsa por calles y avenidas estrechas. Los efectos del pésimo servicio han empeorado las condiciones de habitabilidad por la contaminación.
Talara tiene un saturado parque automotor hacinado y obsoleto con unidades de transporte urbano muy antiguas que ya deberían salir de circulación. La gran carga de vehículos genera interminables colas, por lo tanto más contaminación. Según el Minsa Talara, las congestiones son generadoras de la contaminación. Un vehículo atrapado en un embotellamiento y con el motor prendido genera más emisiones tóxicas debido a la combustión incompleta, lo cual genera serios problemas de salud. El ruido del parque automotor se ha convertido en generador de estrés. Los choferes andan malhumorados, sobre todo los de transporte público.
Pero el tema no queda allí, porque a lo que hemos señalado, hay que agregarle que en esta ciudad hay una importante cantidad de combis y mototaxis que operan sin autorización ni SOAT vigente; y para ello la población reitera su pedido que las autoridades realicen operativos coordinados con otras instituciones como la PNP, Municipio, entre otras, agrupadas en el Coprosec ya que desde el desorden del transporte también se genera inseguridad y la delincuencia encuentra un espacio propicio para cometer sus fechorías.
Finalmente, se debe agregar que la escasa educación vial de conductores, asistentes, usuarios y peatones, contribuyen a que el caos del transporte urbano se acreciente; sin embargo, si no hay una decisión política, que es lo que ha faltado siempre, el problema seguirá sin solución. Es tiempo de empezar a ordenar Talara, pero todo está en manos de las autoridades, quienes deben empezar a imponer eso que convoca su nombre: Autoridad.