ERP. Eximio guitarrista, reconocido y admirado, partió hacia la eternidad, dejando un legado difícil de superar. Cuando nació Marino 'Lary' Hilarión Vílchez Campoverde, un 22 de octubre, su madre Marina, falleció a las dos horas del parto y por la calle Comercio de Catacaos, en la provincia de Piura, donde vivían sus padres, pasaba la procesión de San Hilarión; de allí su nombre de pila.
Marino, por la madre, de nombre Marina e Hilarión por el santo de la fecha, sin embargo, su abuela, desde un principio le empezó llamar Lary, como una forma amorosa de tratarle y quererle y con ello, le dio el nombre con el cual le conocen en el Perú y el extranjero.
Este sábado 15, sus restos físicos serán sepultados, en el cementerio Parques del Recuerdo en Castilla, previa misa de cuerpo presente a las 9.00 a.m., en el templo San Juan Bautista de su natal.
La noche del viernes, con el permiso concedido por su esposa Ruth Nolte e hijas, criollos de todas las edades, cultores de nuestra música y amigos, ofrecerán una serenata como homenaje póstumo.
Inicios
Sus tíos maternos, entre ellos el gran Segundo Campoverde Celi, le inculcaron el amor a la música criolla, boleros, junto a la música mexicana, que estaba de moda. Nació el Trío de los Hermanos Campoverde.
“Tendría 7 u 8 años, luego, mis tíos, me regalaron mi primera guitarra, de procedencia de la cárcel, pues en ese entonces no había fabricantes reconocidos como ahora”, recordamos nos contó, mientras pulsaba las cuerdas de una guitarra.
En el colegio Salesiano, donde estudió primaria y secundaria, fue uno de los primeros en utilizar los instrumentos que llegaban de España. Recordaba al médico, ya fallecido, César Vílchez, Fabio Antón, Fernando Piedra, y pese a no ser del colegio al “turco” Rolando Rodrich, en la batería”, como parte de sus inicios.
Vinieron luego reuniones con músicos emergentes de Piura y poder recibir indicaciones y tocar junto a grandes como Luis Marky, Raúl Lozada, los hermanos Mendoza y varios de Lima como de la familia Rodríguez.
Una pausa
En 1972, estudió un año, en la Escuela de Música, pero tuvo de dejarlo para forjarse en una carrera, por aquel entonces, entre los 80 hasta los 90, ingresó a trabajar en un banco y la guitarra pasa a un segundo plano.
A partir de la década de los 90, ya todo para él, fue la música y empezó con fuerza, convirtiéndose en una de las mejores guitarras del norte peruano. En el 2001 ingresa al Instituto de Arte y Cultura de la UNP, donde desde entonces trabaja firme y es uno de sus pilares artísticos educando, formando y ayudando a los nuevos valores musicales y de danzas.
En su larga trayectoria, acompañó a los más grandes de la canción criolla y bolero. Hoy, todos le recuerdan como maestro, formador de nuevos valores para que nuestra música criolla no pase al olvido.
Por eso, siempre reclamó la presencia del estado para que nuestra música nacional se difunda y cobre vigencia. “Tengo algunos amigos, a quienes la música peruana no les interesaba y cuando emigraron al extranjero, la empezaron a amar y ahora, no la dejan, fueron parte de sus recuerdos.
Su trayectoria es larga y muy fructífera como ejecutante pero en la composición tiene muchas como el Vals “Catacaos querido”, la marinera “Loa a Grau”, el tondero “Cola de león”. Sin ninguna duda, Catacaos está orgullosa de él. Gracias por entregarnos tu arte.
Datos
Casado con Ruth Renee Nolte Valdiviezo, es padre de Ruth Mariana y Andrea Gelina. Mariano e Ethan son sus nietos. 6 guitarras fueron su mayor tesoro en casa. Destacan dos Falcón, 1 argentina, 1 taiwanesa.
Catacaos siempre estará orgulloso de él. Así, con ocasión de sus 50 años de vida artística, la comuna le declaró Hijo predilecto y entregó la medalla de la ciudad. Marino Vílchez, desde los 10 ya era un especialista en tocar la guitarra, profesión heredada de sus tíos maternos quienes le inculcaron el amor a la música criolla. Estudió en el año 1972 en la Escuela de Música y posteriormente se convirtió en una de las mejores guitarras del norte peruano.
El “Hijo Predilecto de Catacaos”, es un orgullo para los habitantes de este distrito y de Piura, el tener un artista de talla nacional e internacional, habiendo sido parte de la Rondalla Piurana, en las giras por otros países.
“Lary” dominaba a la perfección su guitarra, la que con su magistral talento hacía hablar con voz propia en la interpretaciones, “era un lenguaje esencial que brotaba del trinar afectivo de su guitarra, dotada de presencia histórica por la versatilidad en todos los estilos y por su repertorio tan rico, que simboliza el resumen y la síntesis de su formación”, dice quienes se deleitaron con su arte.
“Lary”, emblemática figura convertida en “maestro de maestros” se ha posesionado en el umbral de todos los que dominan la música. Ha sido reconocido por varias instituciones y entidades que valoran el arte que posee, este eximio guitarrita cataquense.
“Escuchar a Lary Vílchez, con esa pulcritud del manejo de sus dedos, nos llevaba hacia el sobrecogimiento espiritual. La obra de Lary se siente en todo el país, pero aún más a su natal Catacaos, que lo tiene como entrañablemente artista excepcional, un ser eminente y excelso músico de estas tierra Tallán”, es otro comentario referido a su arte.