ERP. Con profundo espíritu de fe los fieles cristianos de Piura y Tumbes, colmaron el Viernes Santo las diversas iglesias de nuestra Arquidiócesis, para acompañar con fe y amor a Cristo crucificado en su entrega de amor hasta el extremo por nosotros. En la Basílica Catedral de Piura, el Arzobispo, Mons. José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió los solemnes ritos del Viernes Santo de la Pasión del Señor e invitó a los fieles presentes a mirar al árbol de la Cruz como árbol de la Vida, pues en él está crucificada la Vida misma para darnos vida y vida en abundancia.
Reflexionando en las ricas enseñanzas que nos deja el Señor crucificado nuestro Pastor dijo: "Cristo padeciendo por todos nosotros en la Cruz ha dado al sufrimiento, un nuevo significado, un nuevo sentido, lo ha introducido en una nueva dimensión: en la dimensión del amor. Y así el sufrimiento es ahora capaz de destruir y de consumir el mal, el pecado, con el fuego del amor". Luego añadió: "Por eso ahora podemos unir con confianza nuestros padecimientos a los de Cristo en la Cruz, sabiendo que así ellos se convierten en fuente de gracia y bendición no sólo para nosotros sino también para los demás, para el mundo.
Mons. Eguren finalmente agregó: "En esto tenemos un modelo a seguir: a María, la Madre de Jesús y Madre nuestra. Así como lo hizo en Belén con los pastores y a los magos, Ella está hoy al pie de la Cruz de su Hijo, ofreciendo a su amado Jesús por nuestra salvación. Ella está hoy al pie de la Cruz de su Hijo ofreciéndose con Él por nuestra reconciliación...Si María en la Anunciación-Encarnación es la Virgen «llena de gracia», ahora junto a la Cruz, Ella es la Madre «llena de dolor», la Madre «llena de amor». Ella sufre en su espíritu, todo lo que su Hijo sufre en su cuerpo. Su Inmaculado y Doloroso Corazón es como una perfecta caja de resonancia, de tal manera que todo lo que Cristo sufre en su cuerpo, Ella lo padece en su espíritu. Como afirma León XIII, «estaba muriendo con su amado Jesús en su corazón, atravesada por la espada del dolor». Pero lo hermoso es que su dolor es un dolor fecundo, porque en el Calvario estando en total comunión con su Hijo, nos dio a luz a la salvación y por ello, Ella es realmente nuestra Madre. Así se manifiesta que el sufrimiento cuando está traspasado de amor y está unido a los padecimientos de Cristo crucificado, es capaz de consumir el mal, es capaz de crearlo todo nuevo".
Antes de los Oficios del Viernes Santo, tuvo lugar en la Catedral de Piura el tradicional "Sermón de las Siete Palabrás de Cristo en la Cruz", el cual estuvo a cargo de diversos sacerdotes de nuestra Arquidiócesis. Asimismo concluida la celebración de la Pasión del Señor, salió la Procesión del Santo Sepulcro y la Virgen Dolorosa, la cual fue acompañada por una gran cantidad de fieles, entre los cuales se podía observar a muchos padres de familias con sus hijos.