ERP. Voces y rostros juveniles, preocupados por la situación de violencia en la región Piura, salieron a las calles de manera multitudinaria y gritaron en contra de la inseguridad, las muertes y los riesgos que existen y que durante las últimas semanas ha costado la vida de un estudiante, de una profesora y para dar mayor consistencia a la protesta juvenil, un alcalde cayó en manos de las balas asesinas un día antes de la marcha.
Se desplazaron desde diferentes puntos de la ciudad y enrumbaron hacia el Gobierno Regional donde con arengas pidieron que el Gobernador despierte de su letargo y realice las gestiones más efectivas para disminuir los actos de violencia y le pidieron que asuma el liderazgo que le corresponde. El local, yacía lleno de policías, los mismos que deberían estar evitando que la insania cobre más víctimas inocentes.
Una caravana de jóvenes llegaron primero al local regional y después una multitud del sector oeste de la ciudad de Piura, hizo lo propio; igualmente, delegaciones de la Universidad Nacional de Piura, de Tambogrande, de Sullana y de diversos colectivos juveniles, perdieron el temor y salieron a enfrentar con su polo blanco y con el slogan que no quieren muertes, a un enemigo que actúa cobardemente y que sale huyendo conocedor que nadie lo capturará después.
Otros protestantes a la voz de justicia, concurrieron a la Municipalidad de Piura, donde reclamaron al alcalde que tenga mayor autoridad y abogaron por una paz que se viene perdiendo. No hubo protagonistas mayores, las voces juveniles eran suficientes y el liderazgo era de ellos, y con sus gritos no más muertes, queremos la paz, buscaron llegar al lugar más recóndito donde se asiente una autoridad municipal o una autoridad regional.
Los jóvenes han despertado y están haciendo lo que sus mayores no lo pueden lograr, fue la voz de uno de los asistentes que cámara fotográfica en mano, trataba de registrar cada acto, cada movimiento, de los líderes hombres y mujeres, que tuvieron el coraje y la organización suficiente para transmitir un sentimiento común de repulsa y de oposición a todo acto de violencia.
Se espera que tras este multitudinario movimiento, el Consejo Regional de Seguridad Ciudadana no sea un ente burocrático y paralizado y que asuma un rol más activo para resolver los problemas de violencia e inseguridad que se viven en las ciudades y en otros distritos críticos como Suyo, donde un alcalde perdió y la vida y otros ciudadanos igualmente murieron por una violencia que sigue latente y que se le deja avanzar.
Quiero una Piura Segura, que fue el slogan utilizado, no es cuestión de un solo momento y anima a estos jóvenes estar siempre atentos y activos. Los políticos no salieron a dar frente a los reclamos ciudadanos e incluso otros siguieron en lo suyo, cuando deberían haber dado una muestra de voluntad para unirse a esta protesta ciudadana.