ERP. Los conflictos y crispaciones que mantienen en constante enfrentamiento al Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, llevó a la Conferencia Episcopal Peruana, a emitir pronunciamiento, planteando diversos temas que constituirán los motivos de estos diferendos. Es la primera vez que representantes de la Iglesia Católica, se manifiestan de manera colegiada.
En efecto, en su tercer día de 123° Asamblea Plenaria, los Obispos del Perú se pronunciaron sobre la actual crisis política que envuelve al país: “El consenso social pide dar paso a una transición política que busque urgentemente una salida a la profunda crisis actual, priorizando la necesaria reforma política pendiente. Invocamos a todos los sectores de la sociedad civil a buscar el restablecimiento de la gobernabilidad y la paz. Pedimos a las más altas autoridades del país respetar la libertad de prensa, que es uno de los pilares de la democracia” indican los obispos.
El mensaje sobre la crisis política de los Obispos del Perú, se emite "Frente al deterioro político y social" se lee en la parte principal para luego plantear "Busquemos una salida urgente y creativa de la crisis". El contenido del Pronunciamiento es el siguiente:
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Los Obispos del Perú nos dirigimos a todo el pueblo peruano y a las instituciones tutelares de la Patria, frente a los alarmantes niveles de descomposición política, social, económica y moral, a los que se unen la desconfianza de un gran porcentaje de la población, la pérdida de credibilidad y de gobernabilidad.
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La Iglesia no es ajena a esta dura realidad nacional, pues “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón”. (Gaudium et Spes 1, Vaticano II).
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En este contexto, son iluminadoras las enseñanzas del Papa Francisco, cuando nos dice que “la grandeza política se muestra cuando en momentos difíciles se obra por grandes principios y pensando en el bien común a largo plazo”. (FT. 178)
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El mismo Señor Jesús afirmó claramente que “La verdad los hará libres” (Jn 8, 31-32). Esto nos debe llevar siempre a la búsqueda de la verdad y a extirpar la mentira.
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No cabe duda que estamos en un momento de profunda crisis social y política, que se manifiesta en una lucha interna entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, dañando gravemente la democracia y generando mayor división y conflicto, lo que conduce a un grave enfrentamiento entre peruanos y puede llevar a niveles incontrolables de violencia.
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Es vergonzoso y decepcionante que el Perú sea uno de los cuatro países que registran el mayor índice de percepción de corrupción en América Latina, según el informe del Latinobarómetro en 2021.
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Esta crisis moral y ética engloba de manera directa a los actos de corrupción en las altas esferas de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como en otras instancias del Estado y sectores de la sociedad civil. Sin duda “la corrupción es un cáncer que lo infecta todo” (Papa Francisco, en el Perú, 2018), e impacta en el alto índice de la pobreza que en el año 2022 alcanza al 27.5% de la población peruana.
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Esta crisis generalizada afecta aspectos fundamentales de la vida de los peruanos:
- En la alimentación, ya que la falta de recursos genera verdaderas situaciones críticas en varias regiones del país; muchos expertos prevén la amenaza de una hambruna.
- En la educación y en la interculturalidad, debido a los retrocesos en la cobertura y calidad de los servicios;
- En mayores niveles de subempleo, informalidad y desempleo, pues la corrupción asfixia a los emprendimientos a través de los cupos y sobornos e impide el ejercicio de la necesaria libertad económica.
- En los gobiernos regionales y locales también se disemina esta descomposición.
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Sin embargo estamos a tiempo para trabajar juntos como sociedad peruana y enrumbarnos hacia un proyecto de país con un auténtico compromiso para el desarrollo humano integral de todos los peruanos.
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Para lograrlo es necesario defender la institucionalidad democrática y que los gobernantes respeten a los gobernados como verdaderos ciudadanos, dándoles cuenta de su gestión.
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La ciudadanía no merece ver los espectáculos de enfrentamiento en y entre los poderes públicos, especialmente del Ejecutivo y Legislativo, pues la confrontación permanente profundiza su deslegitimación y la ciudadanía ya no se siente representada por ellos. Por el contrario, deben enfocarse en el cumplimiento de la ley y dar testimonio de ello; deben facilitar las investigaciones en curso sobre la corrupción que llevan a cabo el Ministerio Público y el Poder judicial.
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Es necesario también orientarse hacia el Bien Común, superando una cultura patrimonialista donde no se distingue el bien público del privado, o donde se considera la cosa pública como propia.
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De lo mencionado anteriormente se desprende que el diálogo democrático responsable, respetuoso y vinculante es el único camino para dar una salida creativa, clara, decidida y viable para superar la crisis en base a consensos firmes.
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Es urgente buscar y constituir canales efectivos de articulación y diálogo entre el Poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial y la Sociedad Civil, especialmente de los jóvenes para garantizar la gobernabilidad y el bien común.
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El consenso social pide dar paso a una transición política que busque urgentemente una salida a la profunda crisis actual, priorizando la necesaria reforma política pendiente para recuperar la credibilidad, la confianza y la esperanza.
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Invocamos a todos los sectores de la sociedad civil a buscar por medio de los cauces democráticos el restablecimiento de la gobernabilidad y la paz en nuestra patria, rechazando la violencia como medio de solución de conflictos.
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Pedimos a las más altas autoridades del país respetar la libertad de prensa, que es uno de los pilares de la democracia. Así mismo, solicitamos a los medios de comunicación que informen y opinen con veracidad, honestidad y respeto.
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La Iglesia Católica, en fidelidad a Dios y a las personas, ha estado, está y estará siempre dispuesta a colaborar por el bien de nuestro querido Perú.
Tras la emisión del Pronunciamiento de los Obispos del Perú, las críticas de ciertos sectores no se hizo esperar; sin embargo, en parte, lo sugerido tiene mucho que ver con la necesidad de solucionar la crisis política.