ERP. Difícilmente se observa una población entera siendo agredida en calles y viviendas por el "copamiento" de 480 toneladas de basura doméstica y de otra naturaleza. Es fuerte el impacto negativo que afecta directamente a cada morador, hogar, comunidad, en su vida diaria y normal, cómo lo es un estado de insalubridad producto de la acumulación de basura, sintiéndose amenazado y afectado no solo en su salud física sino también mental por la falta de atención a la solución de muladares generados en pocos días.
Escribe: Fernando Brossard Del Rosario
Es lo sucedido en Sullana, en dónde un gobierno local o municipalidad, difícilmente registra antecedentes en el abandono total a sus obligaciones en la recolección de la basura, provocando una justificada protesta general en la ciudad y el asombro de gente de fuera, generando el grave estado de insalubridad y sumando un estado vergonzoso y afectación a la calidad de vida, el respeto, la cultura, el ornato, los valores etc. Propicio, cómo se ha dicho, para constituirse en "caldo de cultivo" para el asentamiento de la delincuencia, el otro grave mal que nos azota.
Una ciudad afectada por la indiferencia y la irresponsabilidad que raya en el delito por la agresión al derecho fundamental a la salud y la vida, parece no importar a los responsables. Una grave negligencia que evidencia la falta de entendimiento de la magnitud del problema, sus responsabilidades, y por el contrario se observa indiferencia, manifiesta en el facilismo del alcalde: "no hay plata" en otras palabras: "no se puede hacer nada, que podemos hacer", que denota que los hechos no importan.
Esa conducta inexplicable frente a un grave problema de salud expresa también una actuación ajena a sus responsabilidades e indiferencia frente al caos, lo que supone aún en la eventualidad, el asomo de un peligroso desgobierno de la ciudad por incumplimiento de una de las obligaciones más elementales y de primera prioridad de un gobierno local, la limpieza de la ciudad. No se gestiona debidamente, o simplemente no se gestiona la ciudad equivalente a no gobernar debidamente o simplemente no se gobierna la ciudad desde lo más elemental y vital.
Sin actitud y conducta responsable, ecuánime, consecuente, se puede desencadenar en problemas mayores para el gobernante y para la ciudad. Cargarle la culpa a los trabajadores, sin mea culpa de haber sido determinante en generar un conflicto con ellos y que hoy tenga como respuesta también una conducta irresponsable obliga a la rectificación pensando en el bienestar ciudadano. Afirmar que no hay plata habiendo tenido un manejo irresponsable en el uso de los recursos, obliga también a corregir, sabiendo que aumentos injustificados a sus funcionarios de confianza hoy servirían para contar con más de sesenta obreros mensuales limpiando la ciudad.
Echarle la culpa al vecino, que si la tiene en parte observando que de diez contribuyentes solo tres cumplen debidamente con el pago de sus obligaciones tributarias, no tienen sentido la lamentación ni el cuestionamiento, sino el acercamiento, las buenas relaciones, la generación de oportunidades para corregir. Esto debe cambiar con instrumentos como la eficiencia, la racionalización de recursos, la transparencia y la moral, con actitud y amor a la ciudad.