ERP. Prestaba servicios en el establecimiento de salud del distrito de Querecotillo, provincia de Sullana y es una víctima más de una pandemia que se resiste retirarse de la realidad nacional y sobre todo regional. El Dr. Marino Purizaca Amaya, natural de Sechura, pero residente por muchos años en la provincia de Sullana, falleció tras no poder resistir las complicaciones de su salud.
Debido a estos problemas, fue llevado a la ciudad de Lima con apoyo del Colegio Médico de Piura; sin embargo, los intentos fueron vanos y se convierte en un “héroe de bata blanca” como se les denomina a los profesionales que con gran coraje y decisión atendieron casos de Covid-19, aun a pesar del riesgo que ello implicaba. El deceso fue comunicado por el Colegio Médico del Perú.
El doctor Marino Purizaca se formó en la Universidad Nacional Federico Villareal ingresando posteriormente a prestar servicios en el Hospital de Apoyo II de Sullana; en los últimos años de su vida fue asignado al establecimiento de salud del distrito de Querecotillo. No se amilanó en el tratamiento médico de la pandemia y mostraba optimismo en vencer el temible virus.
El Dr. Purizaca fue un empresario de la gastronomía y su restaurante era ampliamente conocido por la calidad de sus platos y por la atención personalizada de este médico multifacético. De trato amable y afectivo, le gustaba compartir con sus amigos y comensales, destacando las cualidades de su iniciativa empresarial.
Era un amante de la música de diversos géneros y cada vez que existía la posibilidad demostrada sus cualidades como intérprete. A pesar de su carrera como médico, jamás dejó lo que constituía una de sus pasiones principales y se convertía en un animador muy entusiasta de toda reunión de amigos.
Ingresó a la política en las elecciones municipales del 2018 candidateando a la alcaldía de la provincia de Sechura. Luego de este intento, regresó a la medicina y sus demás actividades. Su partida causó hondo pesar entre sus colegas médicos. Nuestras condolencias a la familia del Dr. Marino Purizaca Amaya y como dice el epitafio del Colegio Médico del Perú “Cuándo un médico muere, nunca muere”.