Por: Mónica Sánchez*. Y allí está la violencia... donde no la vemos, donde no la escuchamos, donde menos la imaginamos, donde nunca la supondríamos... está. No al frente, al costado, ni afuera, estamos en medio de ella y nos toca, nos roza, se nos cruza, nos grita, nos espanta, nos invade, nos cobija en algunos casos cuando no podemos llegar a distinguirla, nos adormece y aletarga de tanto mirarla y mirarla y mirarla sin atinar a hacer NADA para detenerla.
¿Por qué creemos que es un rollo de otros o de otras?, ¿por que aún viendo sangre, viendo muerte, somos incapaces de detener el mundo aunque sea por un instante y revelarnos ante ella?
Imaginen todas las sutiles y perversas maneras que tiene de manifestarse, por que la violencia se disfraza de muchos modos para hacernos creer que no existe, se disfraza por ejemplo:
De posesión con sabor a amor
De explotación con sabor a empleo
De ineptitud con sabor a 'te hago un favor'
De prepotencia con sabor a 'privilegio'
De abuso con sabor a '¡qué más quieres!'
De indolencia con sabor a 'agradece'
De absoluta apatía y resignación con sabor a 'son los designios de Dios'(o de la vida)...
Ahora... ¿Es ella la que se nos presenta de manera engañosa, o nosotros quienes preferimos no verla e inventarnos historias para justificarla?
¿Es miedo a probar algo distinto, a movernos un milímetro para no separarnos de lo ya conocido aunque sea perverso y agresivo, por que parece no haber nada del otro lado?
¿Dónde está quedando la dignidad, la ética, los límites, la energía vital para decir BASTA?
Sé que no es fácil salir de donde estamos, pero ALGO, alguito podemos empezar a hacer para no ser cómplices o verdugos disfrazados de corderos, por que es grande el desaliento en estos tiempos y pareciera no haber salida cuando miramos el paisaje completo, lo sé... pero ¿qué hay si empezamos haciendo foco en nosotros mismos, en nosotras mismas y nos atrevemos a salir de nuestra zona de confort y buscamos otros modos de ocurrir? En la chamba, en la casa, en la calle... un pequeño movimiento tal vez haga la diferencia y nos ponga delante de otras posibilidades ¿no crees?, inténtalo!, no hay peor gestión que la que no se hace y pasar de la idea a la acción es ya un movimiento importante.
Di lo que realmente te molesta, nombra lo que te duele, escucha las voces que ponen el dedo en la llaga en lugar de huir de ellas, fíjate en las señales que recibes de otros o de la vida misma y tómalas en cuenta.
El dolor que hoy en día ponemos de manifiesto las mujeres es un LLAMADO, una alerta respecto a algo que nos atañe a TOD@S como sociedad y estaría bueno escucharlo así para empezar a hacernos mínimamente cargo de nuestra parte en esta historia, para empezar a contagiarle otra versión de la vida a nuestros hijos, hijas o quienes nos rodean y otros modos que escapen de la repetición constante en la que vivimos y los ponga a salvo de lo que parece no tener salida ni opción.
Si no lo hacemos nosotros, lo más probable es que tampoco lo hagan ellos ni ellas.
Empecemos YA
Escuchar las valientes voces que nos hablan de la violencia en carne propia, no para echarnos a llorar o hacer de la vista gorda, si no para hacer contacto con nuestro propio dolor y empezar a distinguir la violencia que día a día está doblegando nuestra FE y voluntad.
Creer en un cambio, dar un giro, decir NO o decir BASTA en estos tiempos es un acto de FE, de afirmación, de dignidad y la mejor forma de honrar nuestra libertad.
#EmpecemosYA
* Actriz y activista peruana, madre, hija, amiga, profesional, y, sobre todo, ciudadana.