ERP. Los vecinos de la calle Piérola de Sullana, hace algunos años se quejaban de los problemas sociales que enfrentaban como consecuencia del funcionamiento del Terminal Terrestre de la empresa GECHISA; las autoridades del momento desoyeron este reclamo y lo que pudo evitarse antes devino en una situación caótica e impensada para quienes desean ver una ciudad ordenada, funcional y con menos riesgos.
En efecto, en el mes de marzo de este año, un grupo de vecinos de las calles Piérola y transversales, decidieron impedir el ingreso de los vehículos colocando piedras en las vías y realizando vigilias para evitar que se regrese a la condición anterior. En esta acción, se perjudicó a una empresa solvente, ordenada y formal como EPPO, cuyos perjuicios eran menores a los causados por el terminal de GECHISA.
Los buses de las rutas Sullana-Piura y Sullana-Talara, ingresaban y salían al terminal por la avenida José de Lama. En todo el proceso reconstructivo de la vía, se establecieron vías alternas para que continúen brindando el servicio diario. Contra todas las incomodidades, no hubo interrupción del servicio a favor de los miles de pasajeros que se trasladan de un lugar a otro.
El problema se hace mayor, cuando se termina de construir la avenida José de Lama, prohibiéndose indebidamente que los ómnibus de servicio interprovincial ingresen por esta arteria. Esto creó un problema adicional, por cuanto debería haberse regresado a la normalidad y permitir su acceso, definiendo en el corto plazo soluciones que permitan a estas empresas trasladarse hacia un lugar más adecuado. No fue así.
Demostrando la escasa capacidad e ideas que existen en la Municipalidad de Sullana, determinaron que se siga usando el canal vía para el ingreso y salida de los ómnibus de servicio interprovincial, lo que implicó sortear las aguas putrefactas y basurales que se acumulan por esta arteria, perjudicando a pasajeros, conductores y sobre todo el deterioro de los vehículos. Evidentemente, no fue la mejor decisión.
Decisión errónea de Jorge Camino Calle
El caso que se ha convertido en problema pudo haberse evitado en el año 1998. Justamente, y como sucede en toda urbe ordenada, el Concejo Municipal del momento, decidió declarar zona prohibida para el embarque y desembarque el cercado de Sullana; se otorgaba un plazo para que las empresas de transportes busquen una ubicación más conveniente y se trasladen hacia el nuevo lugar.
La Ordenanza no se cumplió y fue modificada por Jorge Camino Calle, nuevo alcalde de Sullana. No solo se permitió que las empresas sigan funcionando en los mismos lugares, sino que se autorizó el funcionamiento de las empresas GECHISA y Turismo del Norte, ubicadas ambas en la avenida José de Lama. Medida torpe y carente de toda racionalidad.
A solución postergada, problema extendido y multiplicado. Debido a un alcalde y regidores irresponsables, los vehículos siguieron entrando al centro de Sullana, destruyendo las pistas, causando problemas sociales a los vecinos de los terminales terrestres y ahondando una inconformidad de los pobladores. Tras Camino, que a nuestro entender es el culpable de este problema, siguió Isaías Vásquez y luego Jaime Bardales y después nuevamente Camino Calle, pero el problema subsistió.
En toda esta secuencia se mantuvo como factor distorsionante a un funcionario municipal. Alguien conocido por su incapacidad y a quien le temen alcaldes y gerentes por lo que podría hacer. Se reclama dueño de un cargo que se encuentra calificado como directivo, al cual nunca ingresó por concurso, pero que hace uso de una sentencia judicial para ser inamovible. La incompetencia de los alcaldes ha permitido que este apropiamiento del cargo incremente el desorden en el sector transportes.
Para muchos transportistas toda la culpa proviene de la oficina de transportes de la Municipalidad.
¿Vehículos podían seguir usando avenida José de Lama?.
Si. La respuesta es simple y técnicamente viable. Si por razones de ordenamiento, se adoptaba una decisión diferente, debería haberse planificado; concordado con los transportistas locales. No entendemos, del porqué se envió a los vehículos que usen una vía llena de aguas servidas y que se desplacen por calles inadecuadas y destruidas.
La avenida José de Lama, como cientos de todo el país, son para que usen los vehículos y si tenemos en cuenta las propias explicaciones de la Municipalidad, su resistencia era superior al concreto armado tradicional. El pase de un ómnibus no iba a perjudicar si su construcción respondía a los criterios técnicos expuestos y defendidos; sin embargo, parece ser, que las dudas vienen por la calidad de la obra y al miedo que no pueda soportar el tráfico constante.
Sin embargo, no conocemos los criterios del alcalde, menos de sus regidores y tampoco de sus funcionarios sobre el particular. Lo cierto, que tras soportar más de un año un tráfico caótico esperando que se culmine la avenida José de Lama, de repente reciben la orden que no pueden usarla y que deberán ingresar y salir por una piscina llena de excremento y basurales. Torpeza total.
Vecinos indignados por funcionamiento de terminales
Como no pudo ser de otra manera ante tanto equívoco municipal, los vecinos de la calle Piérola, y adyacentes, observando que los ómnibus traían heces en sus neumáticos, ingresaban y salían de sus terminales en sentido contrario a las vías, y que los mototaxistas prácticamente habían tomado sus viviendas, se armaron de valor cuestionaron la incompetencia municipal, la desidia propia de sus funcionarios y decidieron tomar la autoridad con su propio fuerza.
Colocaron piedras en las calles para impedir el acceso vehicular y plantearon su reclamo, pidiendo que la Municipalidad prohíba el embarque y desembarque de pasajeros.
Otorgándoles la razón a los vecinos, consideramos que ellos tienen el derecho de tranquilidad y paz en sus viviendas; sin embargo, a la municipalidad le corresponde crear las condiciones para que los servicios públicos funcionen y atienden una demanda que corresponde a miles de vecinos diarios que viajan a Piura o a Talara.
Alta demanda de pasajeros para ruta Sullana-Piura y Sullana-Talara
Evidentemente, si GECHISA está ubicado en la avenida José de Lama, es por culpa municipal y además, si se mantiene y ha crecido en el tiempo, es por la alta demanda del servicio de transporte entre estas dos provincias piuranas, por razones de estudio o de trabajo. Igualmente, si EPPO funciona en la calle Piérola, es por falta de planificación.
Embarque y desembarque en la vía pública
Tras equívocos, negligencias, incompetencias y quizá hasta corrupción, los ómnibus de EPPO, ETHMOPESA y GECHISA terminaron embarcando y desembarcando pasajeros en la vía pública. Es decir, cerraron terminales para que las empresas, urgidas por la demanda de usuarios, se ubiquen en el primer espacio público que encontraron, de tal manera que ahora los tenemos en la avenida Panamericana al costado del grifo Santa Julia, donde no existe iluminación nocturna y el riesgo crece.
EPPO se ha instalado provisionalmente en la vía pública y sus computadoras en un lugar inadecuado. Ha puesto iluminación externa para facilitar la atención. Lo cierto, que está construyendo de emergencia un local para embarque y desembarque, pero como sucedió antes y se repite ahora; un lugar no calificado para este tipo de servicios. Es decir, las equivocaciones y errores municipales siguen.
En adición a ello, Una ciudad caracterizada por la inseguridad, incrementa las causas de más asaltos y robos, porque nadie prevé medidas para el ordenamiento urbano. En la zona donde se ha ubicado GECHISA, no existe alumbrado público y el peligro es mayor.
La solución
Encontrar una solución implica ver alternativas en la ciudad. Primero partir del concepto, que servicios que generan amplia densidad, no pueden estar en el cercado urbano; segundo, identificar áreas disponibles de propiedad municipal y privada donde el uso puede ser para embarque y desembarque de pasajeros, y tercero, sobre tales elementos decidir.
Mirando la realidad de la urbe y bajo la lógica señalada existe la posibilidad de idear el uso del ex campo ferial, el cual tiene la amplitud y las condiciones para que vayan las empresas de transporte de pasajeros. Solo se requiere decisión y autoridad, decisión para disponer su uso y autoridad para desalojar a los invasores que se han ubicado en los exteriores. Sería la mejor alternativa.
Su área es más que suficiente para albergar a todas las unidades móviles que prestan servicios interprovinciales de Sullana y una excelente alternativa para crear condiciones adecuadas para los usuarios. Es decir ganan transportistas y gana el público usuario.
Respecto a la lejanía no sería inconveniente. Cercano al ex campo ferial funciona un centro comercial y no ha generado ningún problema con la demanda. Usar el ex campo ferial para el embarque y desembarque de pasajeros, igualmente no debe amedrentar a nadie, si se acondiciona perfectamente.
Esperamos que se adopten decisiones sobre el caso, y se resuelven los problemas actuales generados. Lo contrario, es convencerse que Sullana tiene un alcalde sin ideas, sin capacidades y lo que es peor, una gestión sin funcionarios capaces que ganan un sueldo, sin siquiera hacer esfuerzos mentales para acabar con los problemas de la ciudad.