ERP. Cerca al Ecuador, en el distrito y provincia de San Ignacio, Cajamarca, se ubica el caserío El Tunal. Para llegar a esta inhóspita localidad, Gaby Perales Quito tenía que viajar dos horas en auto y caminar tres horas, sorteando arbustos e, incluso, torrenciales lluvias. Todo el esfuerzo que hacía valía la pena, porque al llegar al colegio donde enseña la recibían con una sonrisa sus estudiantes de 6 a 11 años de edad, ansiosos de seguir aprendiendo de manera divertida. La educadora, becaria del Pronabec, quiere seguir este año contribuyendo a que más niños de las zonas rurales del Perú tengan un mejor futuro.
“Pese a todas las dificultades, me quedo con la gran satisfacción de que mis niños han logrado aprender y nivelarse”, señala Gaby. En un contexto donde la pandemia ha generado cambios en las formas de enseñanza, el talento, de 26 años de edad, logró aplicar innovadoras estrategias para que sus estudiantes, hijos de pequeños agricultores de la zona, puedan mejorar su comprensión lectora. “Para ello, los motivé a elaborar juntos libros hechos de cartón, llamados libros cartoneros, para promover la lectura y escritura con muy buenos resultados”, explica.
Poco a poco, la profesional, ganadora de la Beca Vocación de Maestro del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, veía como sus estudiantes empezaban a leer sin dificultad y lo mejor es que comprendían lo que leían. “Muchas veces, se cree que los niños de las zonas rurales no aprenden con facilidad, pero hay que entender que cada realidad es distinta y que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, como maestros tenemos el deber de ser sus guías”, comenta con gran orgullo.
De manera divertida, la educadora empezó a motivar a sus pequeños al gusto por las matemáticas y las ciencias. ¿Cómo? A través de juegos y dinámicas, les mostraba ejemplos sencillos de su zona para que ellos los internalicen y apliquen. Además, elaboró un robot humanoide de cartón, que permitía a los niños familiarizarse con el cuerpo humano, con las figuras geométricas y con las mediciones. A todo ello se suma que trabajó en la adaptación de fichas para que ellos completen lo que han escuchado en sus clases de “Aprendo en Casa”, a fin de reforzar todos los contenidos.
“Tanto era el gusto por seguir aprendiendo que mis niños olvidaban su recreo, ellos decían que querían seguir ‘jugando conmigo en el aula’”, explica la joven talento, egresada de la carrera de Educación Primaria de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). Los días que le tocaba ir a dictar clases, Gaby era recibida por unos aplausos calurosos de sus estudiantes, atrás quedó su cansancio de las horas de viaje y caminata. “Ellos aprendieron a expresarse, ya no tenían vergüenza de exponer o hablar, esto los ayudará en su futuro”, agrega.
Gaby tiene a cargo nueve niños, cuyas edades oscilan entre 6 a 11 años. Ella no solo es la única profesora de la Institución Educativa 17638 “El Tunal”, sino que también cumple la labor de directora, es decir, es maestra unidocente. “Era algo nuevo para mí. Al principio, por mi corta edad, los padres pensaban que renunciaría, porque el primer día llegué descalza y con ampollas en los pies. Además, era la segunda maestra mujer después de 20 años en ser asignada al colegio, pero luego trabajamos en mejorar la institución, hacer las gestiones en la UGEL y coordinar con los programas sociales en beneficio de los niños”, señala Gaby.
Pero ella no se detiene. Consciente de que es fundamental que sus colegas dominen las herramientas digitales y las apliquen en sus aulas, más aún en un contexto virtual como la actual, Gaby y Keytlin García, compañera de la universidad, han capacitado a docentes peruanos y extranjeros en el uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) mediante Teaching TIC www.facebook.com/teachingtic, un emprendimiento que surgió cuando culminaban sus carreras. “Hemos tenido 150 profesionales conectados solo en una sesión, algunas de las plataformas abordadas fueron Quizzis, Classroom y Educaplay”, comenta.
Hija de un técnico electricista y una ama de casa, Gaby ha sabido aprovechar las oportunidades que se le han presentado gracias a su perseverancia e indudable talento. “Mis papás me dicen que aprendí a leer a los cuatro años”, recuerda. Y es que la apasionada maestra ha destacado desde la primaria con notas sobresalientes y diplomas de reconocimiento. También obtuvo una beca para aprender inglés de un conocido instituto. En la universidad no fue la excepción, ya que culminó la carrera entre los primeros puestos para el orgullo de sus padres, sus fuentes de inspiración.
“Mi compromiso como docente es que más niños de las zonas alejadas del país puedan aprender y cambiar sus destinos”, señala Gaby, quien aún no sabe si seguirá con sus queridos estudiantes de “El Tunal”, pero lo que sí está segura es que continuará enseñando con pasión y esmero en un colegio rural, aunque para ello deba viajar por horas, caminar miles de kilómetros y esquivar caminos agrestes, porque tiene la firme convicción que todo este esfuerzo habrá valido la pena: más niños trasformarán sus vidas con la educación.