ERP. Ir hacia un cementerio, tiene diversas connotaciones, primero encontrar a deudos en comunión con quienes fueron sus seres queridos y luego ver detalles que forman parte de la manera y forma como se expresa ese sentimiento. Este Día de Los Santos recorrimos uno de los camposantos y nos encontramos que aquellas expresiones de “Te recordaremos siempre” solo es un slogan para algunos y que no se cumple.
El sello de “moroso” dice mucho. Cuando un ser querido se va, quienes aún quedan en este mundo, pueden ser esposo, esposa, hijos, nietos, creen por un tiempo que el mundo para ellos se acabó. Realmente los sentimientos de tristeza y pena son indescriptibles como lo podrían ser las muestras de dolor. Nadie, admite que la vida es un tránsito hacia la muerte y pese a las condiciones más adversas, los familiares se niegan a admitir lo inevitable.
Sin embargo, en hechos menos afectivos y más referidos al bolsillo, pagar el nicho o la tumba, constituye una obligación que permitirá el descanso eterno del muerto. Significa igualmente, una expresión de amor por el familiar o cónyugue fallecido, además del cumplimiento de los actos contractuales. Si vamos un poco más allá, y recogiendo muchos epitafios en la lápida, significaría que el familiar y ser querido, simplemente olvidó de su difunto y no lo recuerda con la misma efusividad de su partida.
Justamente, en este recorrido realizado por el equipo de prensa de esta Diario, encontramos muchas tumbas con la etiqueta de “moroso” y tras ellos, muchos epitafios que nos sorprenden; "nunca te olvidaré" se repite en la mayor parte de los nichos, pero cumplir con los adeudos por ese pedazo de tierra es importante.. Los otros deudos se quedan mirando y sonríen al darse cuenta de esta percepción, que es probable en fechas diferentes pasen desapercibidas.
“Siempre te estaré esperando, mi puerta estará abierta siempre para ti” leemos en una de estas tumbas, en tanto que en otra el epitafio dice “Gracias a Dios por habernos permitido amarle, el poco tiempo que estuvo con nosotros”. Otra indica con emotivo mensaje “Madre te amamos (…)” la pregunta sencilla sería, ¿el no pagar los derechos por el uso de la tumba es parte de ese amor?
Otro epitafio de una tumba con el mismo letrero de “moroso” precisa “has dejado un vacío tan grande (…) no te podré olvidar”. El letrero dice sin preguntarlo, que este difunto fue olvidado, no solo porque dejaron de visitarlo en su último relicto, sino igualmente en los compromisos que asumieron al momento de su partida.
“Recuérdame con cariño, como yo los quise siempre, porque donde Uds vayan estaré siempre presente” se lee en una tumba con la misma inscripción; en la del costado, los familiares abogaron a Dios al precisar que “Qué Dios te guarde eternamente en la gloria como nosotros en el recuerdo” sin embargo, al mirar la realidad se podría decir que ese recuerdo se volvió frágil y simplemente dejó de existir en el ser vivo.
“Grande fue el amor que dejaste con tu partida (…)” se lee en otro.
Preguntado uno de los sepultureros, respecto a estos avisos y la consecuencia, nos indicaron que irían a la fosa común si los familiares no regularizan su deuda, es decir, sacarían los restos donde fueron sepultados para llevarlos a un hoyo donde morarán los fallecidos cojuntamente con otros en igualdad de condiciones. En términos reales allí descansarán los restos de muchos difuntos, que al momento de su fallecimiento palparon las tristezas por esa partida, pero que luego, no tuvieron la responsabilidad de cumplir con las obligaciones que les corresponden.
En tanto, miramos y fotografiamos esta realidad, otros familiares recorren con mucho fervor las tumbas de sus fallecidos, a quienes recuerdan, quieren, aman y veneran y “no han olvidado” lo que fueron y las enseñanzas que dejó el ser querido cuando estuvo en este mundo.