ERP. En julio del 2018, ante cientos de asistentes al Concurso de Ensambles de Guitarra del Festival Internacional de Música, realizado en la ciudad de Taxco, México, cuatro jóvenes peruanos demostraron por qué los acordes de nuestros andes enamoran. Interpretaron Ichuq Parwanta N°4, pieza compuesta por el maestro Aurelio Tello a partir de cantos indígenas andinos. Cuando terminaron, el auditorio, como un solo individuo, fascinado, se rindió ante su arte y determinó su elección como los mejores de la competencia.
“Compuse Ichuq Parwanta N°4 en el 2005. La pieza se estrenó en el Festival de Música Contemporánea de Lima, ese mismo año. Desde entonces, no se había vuelto a tocar… Hasta ese festival en Taxco”, recuerda el maestro Tello, distinguido como Personalidad Meritoria de la Cultura del Perú (2016) por su valioso trabajo para preservar y difundir nuestra música.
¿Por qué esta pieza, apreciada no solo por los especialistas, sino también por el público, pasó tantos años fuera de los escenarios? “Los compositores necesitan intérpretes. Por muy genial que sea un compositor, si no encuentra al intérprete adecuado, su música queda en la intrascendencia. En cambio, cuando hay intérpretes solventes en lo técnico y entregados a la interpretación musical, todas las obras florecen y se genera un repertorio que mantiene viva la llama de la creación”, explica.
La poderosa belleza de Eunoia
Para el maestro Tello, esos intérpretes son Francisco López Tejada, Max Carbajal Espinoza, Marco Baltazar Laguna y Sandro Zelaya Tapia, talentos del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación, quienes estudian en la Universidad Nacional de Música (antes Conservatorio Nacional). En el 2015, animados por sus profesores, decidieron formar un cuarteto de guitarras al que le pusieron por nombre Eunoia, que proviene del griego y significa pensamiento bello (Ey, bien, y Nous, mente).
“La clave de Eunoia es la comunicación. Cada guitarra aporta desde el tiempo, la armonía, la melodía y el ritmo, conectadas entre sí como en una cascada de dominó musical”, explica Francisco. “Nuestra conexión es nuestro distintivo, somos como un puño. Es lo que nos hizo triunfar en México”, agrega Marco.
El Cuarteto Eunoia acaba de presentar su primer disco Obras para Cuarteto de Guitarras, en el que interpretan piezas de Stephen Goss y el propio Tello.
Con esta producción, bajo el sello del Centro de Investigación, Creación Musical y Publicaciones de su universidad, los talentos han empezado a alcanzar algunas de las metas que se trazaron cuando, siendo niños, vaivenes del destino los predispuso para el arte y la cadencia de las cuerdas en una guitarra.
“Francisco viene de una familia de artistas, por lo que fue natural dedicarse a la guitarra de forma profesional, luego de tantos años de escuchar los discos de su papá. Algo similar ocurrió con Marco, quien encontró un charango en su casa cuando tenía 10 años. Al preguntar de quién era, se dio con la sorpresa de que su papá tocaba, así que se lo compusieron para que aprenda las maravillas de su sonido”, cuenta Max, quien, si bien no tiene parientes con experiencia en la música, le debe mucho de su pasión a su padre por haberlo matriculado en clases de guitarra desde los 7 años.
“En mi caso, el encuentro con la música llegó a través del rock. Así que le pedí una guitarra a mi papá y con el tiempo me dediqué de lleno a la música, ya de forma académica”, comenta Sandro.
Tras la presentación del disco, el cuarteto Eunoia ha intensificado su preparación para concursos en los Estados Unidos e Italia, donde esperan poder destacar en igual o mayor medida que en México. Su fan número uno, el maestro Tello, está convencido de que así será: “Muchos compositores peruanos van a escribirles obras. Con su repertorio, estos jóvenes van a revitalizar un instrumento tan antiguo, tan añejo, como la guitarra”.