ERP. Los ministros más cuestionados hasta antes de su cambio, fueron Daniel Urresti Elera, Daniel Figallo y Eleodoro Mayorga. Ollanta Humala dio la sorpresa y decidió retirar de sus ministerios a los indicados personajes, señalados el primero como improductivo pero muy mediático; el segundo, como entrometido para favorecer a Martín Belaúnde y el tercero, por ser un aparente lobista convencido.
Contra Urresti, Figallo y Mayorga, existían latentes pedidos de censura y que llevó incluso a la oposición a consolidarse con una medida similar contra la Presidenta del Consejo de Ministros. Todo hace indicar, que las acciones adoptadas por Ollanta Humala tienen como finalidad solucionar los conflictos internos y dar una mayor oxigenación al gabinete que preside Ana Jara Velásquez.
De acuerdo a las encuestas, el declive de Ollanta es preocupante y mucho más el de la esposa. El gobierno ha demostrado mucha torpeza para entender los principales cuestionamientos, y se desvinculó torpemente de las bases sociales que lo llevaron a ganar las elecciones. En su nuevo contexto, se puede decir que Ollanta Humala-Nadine Heredia, son huérfanos políticos, sin mayor futuro.
Lo que la población reclama es seguridad ciudadana, y honestidad. Daniel Urresti Elera se fue del gabinete y deja tras de sí una gestión de mucha figuración, pero de poca efectividad. El caso de Martín Belaúnde Lossio y los presuntos actos de corrupción, han devaluado la credibilidad del gobierno y recuperarse de las andanadas de críticas es muy difícil.
El viraje o cambio de ruta del gobierno, buscarían afianzar a Ana Jara Velásquez como presidenta del Consejo de Ministros. Jara es bastante cercana de la pareja presidencial y ha demostrado no tener los bríos suficientes para este alto cargo. La oxigenación dada con los cambios podría favorecerle y lograr cierto apoyo en el Congreso, sobre todo de grupos diferentes a Fuerza Popular y el Apra.
La novedad se centra en la presencia de José Luis Pérez Guadalupe, quien deja el INPE para ir hacia el Ministerio del Interior; en tanto, en los demás cargos no existen personajes brillantes como para esperar grandes resultados. Freddy Otárola, como ministro de Trabajo tuvo una desatinada gestión, sobre todo en lo referido a la Ley de Promoción del Empleo Juvenil, la misma que fue derogada.
Este gabinete, debería ser el que prepare la transición hacia el nuevo Gobierno. Conforme avancen las semanas, las organizaciones harán lo suyo para llamar la atención y buscará los errores ollantistas para crecer.