ERP. Sintonizar los programas dominicales en estos tiempos, donde antaño se realizaban grandes descubrimientos y se develaba verdades ocultas, permite darse cuenta que estamos regresando a la época del fujimorismo. Contenidos monocordes, pero no solo ello, también difundiendo hechos referidos a la violencia que vive nuestro país y que cada día se hace más inmanejable.
Muchos esperaban un informe crítico del fiasco de Dina Boluarte en su viaje al encuentro de las Naciones Unidas; sin embargo, en respuesta se difundió los miedos respecto al ingreso del líder del “Tren de Aragua”. Lo cierto que sin excepción, la televisión de señal abierta difundió el traslado hacia Challapalca de algunos delincuencia peruanos y extranjeros.
De acuerdo a lo visto, la sensación era que Dina Boluarte nunca viajó al extranjero y tampoco salió de Palacio de Gobierno. Se sobre expuso igualmente la presencia del Ministro del Interior, quien en teoría lideraría la emergencia en varios distritos de Lima, pese a querer relievar la labor de este miembro del gabinete, la realidad lo desmentía.
Igualmente, se esperaba conocer en detalle la investigación que se realiza en contra de la Junta Nacional de Justicia; igualmente la eficiente defensa de sus miembros, la magistral intervención de su abogado Samuel Abad y como complemento, era necesario conocer lo que dijo el presidente del Poder Judicial, quien no solo tiró por los aires uno de los argumentos, sino tildó de “chismes” el decir que fue presionado en el caso de Zoraida Ávalos.
En tanto que fuera del país reciben a Dina Boluarte con la frase “Dina asesina, esta democracia ya no es democracia” y la despiden casi con las mismas palabras, en Perú ridiculizan al avieso Congreso de la República, los medios de comunicación de señal abierta renuncian a su obligación de informar sobre hechos noticiosos, de interés humano y que sean actuales. Prefieren actuar a la usanza de la década de los noventa.
Casi como en silencio, algunos medios difundieron una encuesta de IEP, donde se ratifica una vez más el bajo nivel de aceptación que tiene el Poder Ejecutivo y el Congreso de la República; igualmente, se dio cuenta de las mentiras de Alberto Otárola en un caso respecto a una amiga que después logró contratos del Estado y que dialogó con él solo para “contemplar asuntos personales”.
Contrario al actuar de estos programas que tienen concesión del Estado peruano, existen voces esclarecidas que desde las redes sociales cubren esa demanda de información que pretende ser escondida. En esta lista se encuentran Rosa María Palacios, Marco Sifuentes; Glatzer Tuesta, Pedro Salinas, Renato Cisneros, Epicentro y otros que otorgan luces donde se pretende mantener oscuridad.
Dina Boluarte, existe como presidenta gracias a ser una marioneta de una mayoría congresal donde se alternan sin mayores contradicciones las fuerzas de la derecha y de una izquierda tan aviesa como la primera. Este grupo, tiene sometidos sutilmente a la Defensoría del Pueblo, Tribunal Constitucional y Ministerio Público y se encuentran dedicados a hacer lo propio con la Junta Nacional de Justicia.
Pero no siempre prevalecerá esta proterva forma de gestionar el Estado; la claridad se impondrá en cualquier momento y las formas aviesas que se imponen temporalmente, con la lucidez de la propia población serán reemplazados por fuerzas realimente democráticas.