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Sáb, Nov

Vacancia presidencial: ¿Es necesario la unidad de las fuerzas democráticas?

Editorial
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ERP. El grito de renuncia y/o vacancia fue el tema común durante las últimas 24 horas. Todos esperaban que el presidente de la República admita el pedido y que dé un mensaje reconociendo como cierto los pagos efectuados por Odebrecht y que acepte, sin mayor replica dejar el cargo. Transcurridas las horas, Pedro Pablo salió y negó los cargos en su contra y digo que no renunciaría.

Evidentemente, que su negativa de la renuncia voluntaria, deja la segunda opción que ha sido promocionada y difundida por Fuerza Popular e incluso el Frente Amplia y que corresponde a solicitar la vacancia por incapacidad moral. Esta situación implica un procedimiento, plazos y luego una decisión política que significa igualmente votos que podrían llevarlo a la vacancia o que podrían mantenerlo.

Presidente Ministros Parlamentarios

 Hoy más que nunca y con pleno pragmatismo, se requiere la unidad de fuerzas democráticas

La situación es bastante difícil y lo que hace algunos meses era negado, se muestran como las evidencias autoritarias de Fuerza Popular o más conocidos como fujimoristas, quienes cuentan con el apoyo total de los escasos votos que tiene el Partido Aprista Peruano. La acusación contra el Ministerio Público espera; sin embargo la decisión contra miembros del Tribunal Constitucional avanza y todo hace suponer que nadie detendrá.

Restaría para completar la trilogía, la vacancia del presidente y de esa manera, lo que antes solo era una especulación, ahora resulta real. El grito desaforado de Daniel Salaverry y el asentimiento de la bancada, exigiendo que PPK renuncie sin siguiera darle la opción de explicación o debido proceso, como debería ser, nos muestra a una fuerza recalcitrante y que hace uso de la cantidad de votos que tiene para imponer lo que desea.

Pero frente a la actitud parlamentaria, Pedro Pablo Kuczynski salió firme y decidido para indicar con mucha convicción "Estoy aquí para decirles: no voy a abdicar ni a mi honor, ni a mis valores, ni a mis responsabilidades como Presidente de todos los peruanos”. Queda claro, que se mantendrá en el cargo, aún a costa de la vacancia que se pregona, incluso con palabras maledicentes y ofensivas contra la dignidad del mismo presidente.

Asimismo, añadió que está dispuesto a "defender la verdad ante la comisión Lava Jato y ante la fiscalía, a la que le voy a pedir el levantamiento de mi secreto bancario”. Es obvio, que es una decisión que marca un giro en lo que realmente es y que permitirá, en un proceso de investigación serio y sin apasionamientos, descubrir la verdad de la real implicancia del presidente con Odebrecht.

Frente a la situación presentada, vale reflexionar sobre el particular. En momentos difíciles y cuando una crisis política vuelve caótico el país, cabe la unidad de las fuerzas democráticas para encauzar los destinos de una patria. Se observó en el aciago 2000 y hubo intenciones de redirigir los destinos del país y al menos, consecuencia del caos y desorden, hubo salidas que permitieron dar estabilidad.

Esta estabilidad se encuentra 17 años después con los mismos peligros y en parte con los actores ideológicos del pasado. El partido fujimorista, solo cambió el nombre, pero las prácticas siguen siendo las mismas y la búsqueda destructiva de la institucionalidad no tiene límites. Lo que se observa con el Tribunal Constitucional son lecciones que deberían llevar a mirar lo que sucedió en el pasado y no permitirse que se repita nuevamente.

Conociendo las formas autoritarias de Fuerza Popular y del Apra, quienes protegen a Keiko Fujimori y Alan García Pérez en sus posibles implicancias con Odebrecht; es necesario que se consolide al menos por la coyuntura, una unidad democrática que defienda no a Pedro Pablo Kuczynski sino la institucionalidad de la presidencia de la República, la misma que se encuentra en riesgo y en peligro, y no existe ningún interés de seguir el debido proceso y escuchar a la otra parte.

Es la hora de los partidos democráticos y es la hora de decir basta a una mayoría obstinada en destruir las instituciones del país y que son la garantía de un sistema democrática. Lo contrario, es simplemente hacer coro a Fuerza Popular y contribuir en el deterioro institucional del Tribunal Constitucional, del Ministerio Público y de la Presidencia de la República.

 

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