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Vie, Abr

La ‘muerte digna’ o Eutanasia y países que han aprobado su aplicación

Ana Estrada Ugarte, decidirá 'muerte digna' o eutanasia

Andrés Vera Córdova
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ERP. El Poder Judicial, después de varios años ha reconocido el derecho de Ana Estrada Ugarte, de decidir libremente tener una ‘Muerte digna’; en términos más conocidos y menos eufemísticos a optar por la eutanasia. Casos de esta naturaleza se han dado en otras realidades y podría recordar la tenaz lucha judicial de Ramón Sanpedro, después de quedar tetrapléjico.

El advenimiento a la vida siempre tendrá un halo de misterio y tras ella, con alegrías, tristezas, obstáculos y demás, vendrá el morir. Ese morir, se cree, aunque se piensa poco, sea el remanso para cuando el envejecimiento inevitable o una enfermedad irreversible y degenerativa reste todas las capacidades y posibilidades humanas.

Existen países que han permitido que la “Muerte digna” sea legal. Son los casos de España, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Nueva Zelanda y Colombia. Las legislaciones son coincidentes y buscan que la persona deje de sufrir, cuando la ciencia y la medicina poco o nada pueden hacer para calmar el sufrimiento.

La peruana Ana Estrada Ugarte, ha logrado un fallo judicial que le permitirá decidir sobre la continuidad o no de su existencia, para ello, deberá contar con los profesionales de EsSalud, quienes deberán aprobar el protocolo respectivo y en función a ello, facilitar su “muerte digna”. No ha sido fácil obtener el veredicto favorable, sobre todo cuando la legislación es explícita y los magistrados conservadores.

Este fallo, no es el reconocimiento de la eutanasia en el Perú, pero si es un paso adelante. Mantener con vida a una persona con una enfermedad irreversible y que la hace depender de otras, restándole todas sus libertades, deja de ser humano. Llegan situaciones, donde la vida deja de serlo, aunque el corazón mantenga su latir y, al contrario, se reconvierte en el más cruel de los dolores.

He visto el sufrimiento final de un hermano, el pronóstico casi indolente de los médicos respecto a su probable expiración. Sus ganas de vivir, de ser lo que fue, sus esperanzas y sus llamados finales a nuestra madre muerta. Dejó de ser consciente, sin embargo, cada minuto, cada día, sus expresiones de dolor eran recurrentes y más aún crecientes.

No sucedió diferente con uno de mis amigos más cercanos. Como profesor de biología y química, tuvo pleno conocimiento del devenir de su enfermedad, nadie le digo, pero supuso que poco a poco iría perdiendo capacidades y la conciencia; antes que ello suceda tuvo el coraje con una serenidad que aún recuerdo, de dictarme sus deseos finales, que incluía el pedido a un médico para que disponga de su vida.

Luego he sido testigo de parientes y también conocidos o conocidas con más o menos dolores, postrados en una cama de la cual jamás se levantarán porque ya no tienen decisión sobre su cuerpo y porque su cerebro dejó de funcionar. Pequeños destellos en sus días sombríos alegran a los familiares, podría ser una respuesta al estímulo externo, pero eso no lo sabremos, solo será una piadosa creencia.

Son personas que ya no pueden decidir como Ana Estrada Ugarte, que si bien es cierto tiene una enfermedad irreversible y degenerativa, pero que sigue resolviendo con su cerebro los estímulos que recibe. Los otros, aquellos que ya no tienen conciencia, deben esperar hasta que el sino determine el momento que su corazón deje de latir y pueda ser declarado legalmente muerto.

Frente a la posibilidad de una “muerte digna” o eutanasia, no existen consensos, es demasiado emocional y en gran parte va en contra de costumbres y creencias. Para las iglesias, la vida la dispone un Dios; sin embargo, frente al dolor o el sufrimiento irreversible del otro, solo existen palabras de compasión, conmiseración y piedad.

Por su parte, la medicina como ciencia de la salud, es la que provee de manera más efectiva la medicación para controlar lo inevitable. Pero pese al avance de la ciencia, aún existen enfermedades que superan el conocimiento humano.

Es por ello, que la ventana que se abre con la resolución judicial sobre Ana Estrada Ugarte, es una alternativa para muchos pacientes terminales que solo tienen en el día a día el dolor que los consume y en el horizonte un final predecible pero inevitable. El tema es polémico, muchos Estados siguen siendo reacios a esta alternativa; solo el tiempo dirá, si se opta por esta vía o de repente la ciencia encuentra soluciones para cada patología.

Diario El Regional de Piura
 

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