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La fundación de Sullana en 1783: entre el urbanismo y la democracia

Miguel Arturo Seminario Ojeda
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ERP. Hace un poco más de 40 años, que nos enteramos de la fundación de la ciudad de Sullana, por el obispo de la diócesis de Trujillo del Perú, en 1783; la difusión del hecho histórico contó con el apoyo de un grupo de personas asociadas al quehacer cultural de ese momento, contribuyendo a lo que hoy es parte de la memoria colectiva de los sullaneros.

Por Miguel Arturo Seminario Ojeda

Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones

La ciudad de Sullana, cuyos orígenes urbanos se recuerdan hoy, 8 de julio, reconoce al obispo Baltasar Jaime Martínez Compañon y Bujanda, como la figura que la inicia a la vida urbana, al congregar en un pueblo, a 2213 personas, que hasta entonces se privaban de los beneficios que podía brindar una forma de vida organizada de esta manera.

Han pasado 241 años desde que el Obispo tomó esta decisión que cambió el rostro rural de Piura, porque ese día, el 8 de julio de 1783, diez pueblos nuevos surgieron de manos del Obispo de Trujillo, sobreviviendo la mayoría de ellos, entre los que se cuenta a Sullana, Lancones y Tambogrande.; unos más grandes que otros, pero que sobreviven al tiempo, como existen Tarapoto y Rioja, hechura también del Obispo.

obispo Martinezobispo Baltasar Jaime Martínez Compañon y Bujanda, fundador de Sullana.

Hemos leído publicaciones de diversos académicos de la Historia. El primero en escribir sobre la fundación de Sullana, fue el historiador jesuita Rubén Vargas Ugarte, quien publicó varios artículos, sustentados en la documentación que consultó en el Perú y España, publicaciones en la década del 30 del siglo pasado, y nos hacen ver que el obispo fundó el pueblo de EL PRÍNCIPE, reuniendo en La Punta, a la población dispersa del valle del Chira, al verla privada de la seguridad mínima.

Al respecto, en el Despacho Parroquial, y en el Museo Luis Cruz Merino de Sullana, están las colecciones de acuarelas mandadas a pintar por el obispo Martínez Compañón, con la estadística y relación de pueblos fundados, que pueden ser consultados por quienes se interesen en la Historia.

En su recorrido de marzo de 1783 por el Valle del Chira, Martínez Compañón tomó importantes medidas, como la independización del curato de La Punta, y del curato de Querecotillo, ambos surgidos en marzo de 1783, como puede verificarse en el Archivo Arzobispal de Piura, donde por disposición canóniga, de alcance universal, los libros parroquiales, anteriores a 1900, fueron a para a ese repositorio, donde están los libros de todas las parroquias de la jurisdicción.

En 1983, a través de un artículo publicado en el diario Correo, por Reynaldo Moya Espinoza, se tuvo noticia de la fundación de Sullana en 1783, eran 200 años de la fundación de Sullana, sin precisar la fecha, resultando muy interesante el que la población se enterara de sucesos hasta entonces desconocidos.

El expediente de la fundación de Sullana y otros pueblos en Piura, como Tambogande, que surgió a la vida urbana como San Gabriel, son clarísimas evidencias de la voluntad del obispo, quien tuvo que realizar un trabajo persuasivo entre los dueños de los terrenos en los que se asentarían los pueblos, consiguiendo finalmente su aceptación. En el caso de Sullana y Tambogrande, sus propietarios, la familia Del Castillo, manifestaron su consentimiento, estampando frases de salutación al Obispo, señalando que los pueblos fundados por él, le guardarían eterna memoria.

Y así, después de 241 años del inicio de la ciudad como un pueblo, con el nombre de El Príncipe, la ciudad de Sullana no conservó el que le puso el Obispo, se siguió llamando La Punta, que era el lugar que se destinó, para la concentración de la población desparramada, y pocos años después, su parroquia fue puesta bajo la advocación de la Santísima Trinidad, como se le conoce hasta hoy. No conservó su nombre, pero la población concentrada, pudo organizarse, defender sus derechos, y ser paulatinamente, protagonista dentro de la historia de la democracia.

En 1826 La Punta pasó a llamarse Sullana con categoría de villa, y con ese nombre se conoce hasta hoy, y seguro que así será hasta la consumación de los siglos. En 1868 la villa es elevada a la categoría de ciudad, porque sus condiciones y méritos así lo demandaban.

En la ciudad de Sullana han nacido personajes de vuelo nacional e internacional, entre ellos el crítico de arte Juan Acha Valdiviezo, el escritor Víctor Borrero Vargas, el historiador militar Jorge Barrantes Arrese, la escritora costumbrista Lola Cruz de Acha, la poetisa Carmen Arrese Pacherrez, la folclorista Amparo Tizón Cruz; y en el perímetro provincial el poeta Carlos Augusto Salavery.

Eligieron para vivir en la ciudad, el pintor talareño de raíces querecotillanas, Segundo Ciro Gallardo Gallo, el contador e historiador Reynaldo Moya Espinoza, también el hombre de múltiple vida institucional, Carlos Negrini Noblecilla, la profesora y poetisa Ena Ognio de Silva, y otros tantos que suman una larga lista; al lado de hombres de la política, como José Carlos Carrasco Távara, cuyo nombre llevará alguna vez nuestra universidad.

En Sullana han visto la luz Ministros de Estado, hombres de instituciones representativas como César Antonio Leigh Arias, que alcanzó el puesto de Comandante General del Cuerpo General de Bombeos Voluntarios del Perú, y muchos hombres y mujeres de grandes logros, que jamás olvidan a la tierra que los vio nacer, entre los que podemos citar a Linda Cruz Merino de Sayk, fina escritora de narrativa costumbrista.

Diario El Regional de Piura
 

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