ERP. El 7 de abril es un día vinculado a la trayectoria de 4 mujeres relacionadas con las letras, mujeres que quizá tuvieron que hacer frente a la mentalidad de su época, buscando el reconocimiento, en un mundo que socialmente no admitía su existencia, por la fuerte carga machista dominante en un mundo lleno de exclusión social, tres nacieron en el siglo XIX, ese siglo lleno de inventos, que alteraba la vida cotidiana de los hombres y mujeres de la décimo novena centuria.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
FLORA TRISTÁN
La primera de ellas, nació en París el 7 de abril de 1803, y por raíces familiares está vinculada al Perú, fue doña Flora Tristán, la autora de “Peregrinaciones de una paria”, una mujer de gran sensibilidad, que se identificó con el sufrimiento de los más necesitados, en la época que le tocó vivir. Su nombre completo fue Flora Célestine Thérèse Henriette Tristán y Moscoso Lesnais, y fallecería tempranamente en Burdeos, el 14 de noviembre de 1844.
Flora Tristán fue una escritora y pensadora socialista que nunca se olvidó de su ascendencia peruana, y se le considera una de las fundadoras del feminismo, en su época más temprana. Fue hija de Mariano de Tristán y Moscoso, coronel aristócrata nacido en Arequipa, miembro de la Armada española, que falleció en 1808, cuando la niña tenía 5 años de edad, y no la había reconocido legalmente como hija.
Flora Tristán comenzó a trabajar como obrera colorista en un taller de litografía a los 16 años, y a los 17 años se casó con el propietario, Andrés Chazal en febrero de 1821, de cuyo matrimonio nacieron 3 hijos, disolviéndose el vínculo conyugal 4 años después, por los continuos maltratos que recibía. Producto del matrimonio fueron sus hijos, falleciendo el primero muy tempranamente, sobreviviendo Ernest y Alina, quien fuera madre del pintor Paul Gauguin.
A los 22 años Flora deja su hogar llevándose a sus hijos quedándose solo con su hija, tras un acuerdo judicial con el esposo, mientras tanto ella quedó marcada por su condición de hija natural y de ser una mujer separada, que la condenaron a ser una mujer marginal, que llevaría la vida de una paria. Poco después, en 1829 entabla correspondencia con su tío Juan Pío Tristán y Moscoso que residía en el Perú, y que por 5 años le remitiría dinero para su manutención; poco después, en 1832 viajó al Perú, con apoyo de Pedro Mariano de Goyeneche, pues procuraba cobrar su herencia, y ser admitida dignamente en la sociedad.
Se embarcó para el Perú el 7 de abril de 1833, y tras 5 meses de travesía desembarcó en Islay y se dirigió a Arequipa, ciudad en la que se quedaría hasta el año siguiente, sin lograr que su tío le de la herencia que reclamaba, proponiéndole solo una pensión mensual, por no ser hija legítima. Ante esta negativa, Flora Tristán se traslada a Lima, quedándose en la capital peruana hasta el 16 de julio de 1834, en cuyas circunstancias fue testigo de episodios vinculados a la guerra civil por la que atravesaba la patria de su progenitor.
Flora Tristán escribió un diario de viajes sobre sus experiencias en Perú, que fue publicado en 1838 con el nombre de “Peregrinaciones de una paria”. Ya instalada nuevamente en Francia iniciaría una campaña orientada a la emancipación de la mujer, y por los derechos de los trabajadores, que se continuaría con el programa socialista que publicó en “La Unión obrera”, donde abogaba por los obreros y proponía su unidad universal, a través de su frase: proletarios del mundo, uníos. Se asegura que sus escritos fueron leídos por Carlos Marx y por Federico Engels. Murió a los 41 años en gira de proselitismo en su país natal, tenía 41 años.
GABRIELA MISTRAL
Años después de la muerte de Flora Tristán, el 7 de abril de 1889, nació en Vicuña, Chile, la poetisa Gabriela Mistral, Premio Nobel de Literatura, se llamaba Lucila de María Godoy Alcayaga, quien fallecería antes de cumplir 68 años, el 10 de enero de 1957. Fue hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva y de Petronila Alcayaga Rojas. Se le recordaría después por su labor como poetisa, diplomática y pedagoga.
Quizá sus publicaciones más notables son Tala, y, Desolación. En 1945 ganó el Premio Nobel de Literatura, después de haber trabajado como profesora en diferentes escuelas, y manifestarse como una pensadora respecto al rol de la educación pública, por lo que participó en la reforma del sistema educacional de México, pues fue contratada por el gobierno de ese país para asentar las bases de un nuevo sistema educacional, modelo que se mantiene casi como se hizo, manteniéndose hasta el presente con algunas reformas. También fue cónsul y representante de su país en organismos internacionales en América y Europa.
Es una de las figuras más relevantes de la literatura chilena y de Latinoamérica, fue la primera mujer iberoamericana, y la segunda latinoamericana en recibir un premio Nobel. Estaba en Petrópolis, Brasil, como cónsul, cuando recibió la noticia de su premiación, recibiendo el premio otorgado por la Academia Sueca, el 10 de diciembre de 1945. Murió en el Hospital de Hempstead en Nueva York, el 10 de enero de 1957, a los 67 años, sus restos llegaron a Chile el 19 de enero de 1957 y fueron velados en la Casa Central de la Universidad de Chile, y el 21 de enero fueron sepultados en Montegrande, cumpliendo su deseo.
VICTORIA OCAMPO
El 7 de abril de 1890, nació en Buenos Aires la escritora argentina Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo, conocida después únicamente como Virginia Ocampo; fue una intelectual que se destacó como traductora, ensayista y editora, muchos también la recordarían como mecenas. Su vida terminó, al fallecer, el 27 de enero de 1979, en Beccar, Argentina.
Entre sus libros se cuentan “La laguna de los nenúfares”, publicado en 1926, y 10 tomos de “Testimonios y Tagore en la barrancas de San Isidro”, publicado en 1961. Su vida está ligada a los primeros movimientos feministas en la Argentina, y también estuvo en contra de los fascistas, agrupándose con otros intelectuales.
En 1931 fundó la revista y editorial Sur, desde la que se promovió a intelectuales argentinos y del exterior. Se le cuenta también entre los opositores a Juan Domingo Perón, por lo que fue encarcelada en 1953, saliendo de su encierro tras 26 días de prisión. El primer número se Sur salió el 1 de enero de 1931, y contó con la colaboración de Jorge Luis Borges, agotándose rápidamente los 4000 ejemplares del primer tiraje.
Victoria Ocampo fue presidenta del Fondo Nacional de las Artes entre 1958 y 1973; a lo largo de su fructífera vida recibió doctorados honoris causa, y muchas condecoraciones. Victoria Ocampo fue casada con Luis Bernardo de Estrada, de quien se divorciaría 13 años después.
Se le reconoce como la fundadora de la Unión Argentina de Mujeres, en marzo de 1936. Ese año publicó su ensayo “La mujer y su expresión”, donde condena la marginación de la mujer en medio de la sociedad machista en la que se vivía, instando a las mujeres a la búsqueda de una autonomía plena. En su trabajo en la Unión Argentina de Mujeres, contó con el apoyo de Susana Larguía y María Rosa Oliver. Las tres buscaban impedir que se atente contra la Ley 11357, a través de la cual se había reconocido derechos civiles a las mujeres en Argentina.
El triunfo de sus propósitos, se debió en parte, a que en el interior de su país, se formaron comités que apoyaron su lucha, para esto, iniciaron una gira para dar conferencias, y reuniones políticas que promovían los derechos civiles y políticos de la mujer y otros medidas de igualdad para toda la sociedad de su tiempo.
FERNÁN CABALLERO
El 7 de abril de 1877 murió en Sevilla, la escritora Suiza de raíces españolas, Fernán Caballero, o Cecilia Bohl de Faber y Ruiz de Larrea, que se había escudado en un nombre masculino, quizá por el machismo de la época. Fue una escritora costumbrista que se distinguió por la defensa de lo tradicional, por su fe en el catolicismo, y su fidelidad a la monarquía. Había nacido el 24 de diciembre de 1796, en el cantón de Vaud, Suiza.
En 1816 contrajo matrimonio con Antonio Planells, y fueron a vivir a Puerto Rico, falleciendo el esposo a los pocos años. Se casó nuevamente en 1822 con Francisco de Paula Ruiz del Arco, marqués de Arco Hermoso, enviudando nuevamente en 1836. Y al año siguiente casó con Antonio Arrom de Ayala.
Entre sus obras se cuentan La familia de Alvareda (1849), La hija del sol (1851), La flor de las ruinas, y, Callar en vida y perdonar en muerte; además de Cuadros de costumbres andaluzas, publicado en 1852, Lucas García, en 1853; A lo lejos del río sur en 1863, y otras.