ERP. Las tradiciones son parte de la identidad de un pueblo, y cuando sus raíces tienen fuertes ataduras,nada las hace tambalear, sin embargo, que pasó con la fiesta de la Candelaria que cada dos de febrero generaba pequeñas congregaciones de gente en ciudades piuranas. Alrededor de una fogata.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Presidente Honorario de la Asociación Cultural Tallán
Piura es tierra de tradiciones, pero, que pueblo no las tiene, si hay algunas milenarias entre los europeos, y hay tradiciones enraizadas aún en los Estados Unidos, donde se cree que los avances tecnológicos las han hecho desaparecer, pero no es así, las tienen .muy distintas a las nuestras, pero ahí están presentes.
La fiesta de la Candelaria tenia un carácter festivo popular, cuando yo la observé no giraba alrededor de la Virgen de la Candelaria, sino de la diversión girando al son de las fogatas que se hacían en Ios grandes barrios populares de Sullana, Querecotillo y Tambogrande, y en otra localidades pequeñas.
En los barrios, las cuadras se dividían en grupos y armaban fogatas, pero sin ninguna. manifestación de un vínculo con la Sagrada Imagen, como se celebra en otros lugares, sobre todo en Puno, con un reconocimiento nacional e internacional por el mantenimiento de una tradición de carácter religioso, y de origen virreinal.
Esas quemas, en las que como las de año nuevo y carnavales iluminaban las calles, fueron desapareciendo poco a poco, por una extraña coincidencia, a partir de la llegada del fluido eléctrico a los barrios, que como el mío, no contaron con luz eléctrica hasta 1972. Quizá tuvo que ver el hecho de que las fogatas ya no se destacaban en la obscuridad de la noche, porque eso era parte del atractivo, es decir la duración, e intensidad del brillo de la fogata.
En el virreinato hubo cofradías de la Virgen de la Candelaria, en Piura, lo hemos leído en testamentos y en declaratorias de bienes, y quizá la fiesta no tuvo el peso de la de la Virgen del Carmen, ni de la de San Miguel Arcángel, pero se celebró, y las causas de su decadencia, alguna vez se conocerán.
Las calles eran una fiesta, vi gente de los barrios que desde finales de enero empezaban a organizarse, a juntar lo que se iba a quemar para la "candelada" que se armaría. Desde trapos viejos, hasta cartones y periódicos, y cuando no, leña y llantas viejas, que generaban un espectáculo singular para los niños, que en los años siguientes verían el final de esa tradición, a cuya disolución también habrá contribuido el asfalto de las calles.
Estas quemas de la Candelaria, son una de las tradiciones desaparecidas, y con ella, seguro que se han perdido otras a lo largo del tiempo. Fueron parte de una Piura que ya no existe.