ERP. El proceso de la independencia del Perú, se prolongó hasta fines de 1824, continuando después una serie de enfrentamientos que oponían a los antiguos combatientes por la libertad. Uno de los debates que enfrentó a los constituyentes de 1822-1823, fue la definición de la forma de gobierno para el Perú.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia del Jurado Nacional de Elecciones
El general José de San Martín proclamó la independencia el 28 de julio de 1821, y poco después propuso la instauración de la monarquía constitucional, como la forma de gobierno, para el Perú libre, sin embargo esto no prosperó, pese a que la tradición monárquica tenía peso en el Perú.
En otros lugares de América, la propuesta de la monarquía constitucional había nacido antes, también tuvo eco, como se experimentó en las Provincias Unidas del Río de la Plata, cuando en 1816 se propuso esa forma de gobierno, y como reinantes a una descendiente de la nobleza inca, y a un príncipe europeo, señalándose al Cusco como capital.
Pasada la proclamación de la independencia, los peruanos experimentaron desavenencias, antes de la llegada de Simón Bolívar al Perú, generándose enfrentamientos entre José de la Riva Agüero, y el Marquez de Torre Tagle, pues cada uno procuraba para el Perú, lo que a su juicio era lo mejor.
Así llegamos a setiembre de 1823, con un panorama, en el que Riva Agüero empezó a conocer que las Provincias Unidas del Río de la Plata habían firmado una convención preliminar de paz, como lo cita el historiador Jorge Basadre, en el tomo 1 de su Historia de la República, dando a conocer, que desde México se procuraba hacer lo mismo.
Riva Agüero propuso al virrey La Serna, que se firmara un armisticio de año y medio, previo a la firma de la paz con España, y la expulsión del Ejército Auxiliar de la Gran Colombia, en caso de no apoyar la propuesta. La Serna respondió que no sabría con quién tratar, pues se evidenciaban como detentadores del poder, a Bolívar, a Riva Agüero, y a Torre Tagle.
La Serna confiaba en los ocasionales triunfos que venía obteniendo su ejército en el sur, pero autorizó al mariscal de campo, Loriga, para seguir negociando con Riva Agüero, sin imaginar que la correspondencia caería en manos de los guerrilleros patriotas, que de inmediato la hicieron llegar a Bolívar.
El Libertador del Norte conocía de las discrepancias entre Riva Agüero y Torre Tagle, llegando a decirles que sus comportamientos serían juzgados por la historia, sin embargo siguió manteniendo correspondencia con ellos, haciéndoles propuestas para salir del estado en el que se encontraban, con un Perú no totalmente libre, y con cuestionamientos para Torre Tagle y Riva Agüero.
Riva Agüero siguió en contacto con el virrey, y el 3 de noviembre de 1823, le propuso establecer el Reino del Perú, con un príncipe reinante de Europa, propuesto por el Rey de España, y mientras eso sucediera, La Serna sería el Regente, y se gobernaría de acuerdo a la restaurada Constitución liberal de España.
Poco después Riva Agüero sería depuesto por sus jefes militares, y los acontecimientos siguieron su curso con Bolívar como figura principal, mientras Riva Agüero sufrió prisión y fue condenado a destierro. Riva Agüero tuvo su propia explicación, luego, señalando que su comportamiento se debió a su percepción de que la independencia del Perú estaba en peligro. Y en efecto, Jorge Basadre demostró que así fue, pese a que también se acusó a Riva Agüero de tener pretensiones de soberano del Perú.