Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda. El rechazo a la conquista española en el Perú, se inició tempranamente, el mismo año de la fundación de San Miguel en Tangarará, cuando los caciques del Valle del Chira se levantaron contra los españoles en agosto de ese año, pocos días antes de la fundación de San Miguel, y con ellos, también lo hicieron otros caciques de la sierra piurana, acción que preocupó al conquistador Francisco Pizarro y a su ejército, como también el levantamiento nativo en Cháparra, sitio ahora inexistente en jurisdicción tambograndina.
Vendrían después a lo largo de casi 300 años de dominio español, una serie de rebeliones, conatos y protestas, más de 200, cuyo registro ha sido estudiado por el equipo de investigaciones del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, y publicado previamente, en los tomos que por el Sesquicentenario de la Independencia Nacional, se editaran bajo los auspicios del gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado.
Las revoluciones de los caciques de Huarochirí, la de Juan Santos Atahuallpa, y la gran revolución de Túpac Amaru, son quizá los hechos más conocidos a nivel nacional, como también la revoluciones de Zela, Paillardelli, los hermanos Angulo, y todo lo que se protagonizó en varios lugares del Virreinato del Perú, en las dos primeras décadas del siglo XIX.
A nivel Latinoamericano, proclamada la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, hoy Argentina, y la liberación de Chile, en hechos históricos protagonizados por el general San Martín y Bernardo O Higgins, dirigiendo a los ejércitos de sus países, y a la combinación de ambos, el próximo paso sería la llegada al Perú, ya no como lo había concebido inicialmente San Martín, a través de la audiencia de Charcas, hoy Bolivia, sino, por la costa peruana, por la fuerte presencia realista en ese lugar, y en el sur del Perú.
Hace poco se recordó el 199 aniversario de la llegada del general San Martín al Perú, en la noche del 7 de setiembre de 1820, y el desembarco del Ejército Libertador la madrugada del 8 de ese mes en la bahía de Paracas. San Martín se estableció en Pisco, y buscando una solución pacífica al problema de la independencia, se firmó un armisticio con los realistas, después de la conferencia de Miraflores, tratando de ponerse de acuerdo con los representantes de la corona española, para evitar un derramamiento de sangre.
El plazo del armisticio, para mantener a ambos ejércitos fuera de las hostilidades, se venció el 4 de octubre, y tras esto, el general San Martín encomendó al general Antonio Álvarez de Arenales, la ocupación de Ica, y una campaña hacia la sierra sur. En Ica, las fuerzas realistas estaban comandadas por Manuel Quimper, quien al enterarse del avance de los patriotas sobre esa ciudad, abandonó su ubicación, rumbo a Nasca, por la ruta de Palpa, buscando continuar a Arequipa y recibir el auxilio del realista Ricafort.
En medio de todo esto, y al llegar Álvarez de Arenales a la Villa de Valverde de Ica, el 6 de octubre de 1820, ordenó a Rufino Guido la persecución de Quimper que había tomado la ruta de Palpa, enterándose al día siguiente, de los resultados de esta avanzada, que de acuerdo a la nomenclatura de estas acciones militares, fue una incursión.
El 7 de octubre, de acuerdo al informe de Rufino Guido a Álvarez de Arenales, al registro que hizo el virrey Pezuela, y a la carta que envió Álvarez de Arenales a San Martín, y este copió a Lord Cochrane, Guido no encontró a Quimper en Palpa, pues el realista continuaba hacia el sur. Y también hay coincidencia en los mencionados informes, que como consecuencia de esta incursión, sin enfrentamiento bélico, 200 soldados realistas se pasaron a las filas de los patriotas, fue un protagonismo parecido al del paso del Batallón Numancia, que se produciría meses después. En el informe del Virrey, fueron 250 los soldados.
De todo lo mencionado, hay fuentes primarias que respaldan lo referido, tanto como existe documentación sobre el primer encuentro patriota contra los realistas, episodio que en la memoria colectiva, ha quedado registrado como LA BATALLA DE CHANGUILLO.
Estamos próximos a la celebración de los 200 años de la proclamación de la independencia del Perú, que se cumplirán el 28 de julio de 2021, hecho histórico protagonizado por el generalísimo don José de San Martín, y por los peruanos de ese momento, que veían coronado ese esfuerzo, y el deseo de quienes venían luchando con el pensamiento y con la acción, para entregarnos un Perú libre y soberano, concebido a partir del ideal de justicia y de igualdad que movía a los hombres y mujeres de la independencia, como nos mueve a los peruanos de este tiempo.
Poco tiempo nos separa de la celebración del bicentenario de la independencia nacional, de esa gesta que comprometió el esfuerzo de muchos peruanos, y cuyo principio de enfrentamientos entre el ejército sanmartiniano y los realistas se inició en Changuillo, en la provincia iqueña de Nasca, por haber sido este lugar, el espacio donde por primera vez se encontraron las fuerzas del coronel Rojas y del realista Quimper, el 15 de octubre de 1820, ya que fue en San Juan de Changuillo, donde se protagonizó un suceso que alarmó a las autoridades virreinales, cuando comprobaron, que, como ya había ocurrido en el Río de la Plata, en la actual Bolivia, y en Chile, que los patriotas americanos, y los valientes peruanos se atrevieron a enfrentarse a quienes luchaban en contra de la independencia nacional y americana.
Changuillo, ese pueblo que siempre apuesta por su futuro, y tiene fe en sus autoridades locales, provinciales, regionales y nacionales, es un pueblo heredero de la tradición de sus pretéritos, y de los hechos históricos que se protagonizaron en sus contornos, desde que se tiene noticia de su existencia.
Hoy, la rememoración del hecho histórico más trascendente en la historia de esta localidad, la memoria de un suceso debidamente documentado, demuestra, que el espíritu libertario de los peruanos había fortalecido una conciencia de patria y de libertad, donde la presencia de emisarios enviados por el general San Martín, multiplicó el ideal de los líderes peruanos que habían estimulado a los habitantes del Virreinato del Perú, y lo expresaron en una actitud llena de arrojo, como el enfrentamiento realizado en Changuillo, el 15 de octubre de 1820.
Los enviados del general San Martín habían estado en la costa peruana, comprobando el estado de ánimo de los peruanos con respecto a la libertad, y sabemos, por la lectura de algunos textos, que a Ica también llegaron los espías que los patriotas de Argentina y de Chile habían destinado para esta parte del territorio peruano.
Los protagonistas del hecho histórico en San Juan de Changuillo, que es el motivo de esta publicación, llenaron de honor al Ejército Libertador, como lo mencionan ellos en la correspondencia del momento, es decir, escritas desde su realización, como el parte militar que da cuenta de lo acontecido, en el aún floreciente pueblo de San Juan de Changuillo, como lo han hecho conocer destacados historiadores, en cuyos escritos, Changuillo es un hito especial, en el camino del Ejército Libertador.
Es conocido, que cuando la expedición al mando de Antonio Álvarez de Arenales llegó a costas iqueñas, fue bien recibida por los patriotas, que le proporcionaron recursos necesarios para la continuación de la expedición, que unos días después tomo la ruta hacia la sierra.
A Changuillo llegaron los soldados al mando de Manuel Rojas, en vista de las noticias que recibió Álvarez de Arenales, que en Palpa los primeros expedicionarios que fueron al mando de Rufino Guido, no encontraron a Quimper que ya había huido al sur, y no se había internado hacia la sierra como también se sospechaba, los espías patriotas informaron que el realista se había detenido en San Juan de Changuillo.
Sabemos que este hecho histórico está en el registro y anales de la Historia, que ese acto bélico del encuentro entre patriotas y realistas en Changuillo, es una gloria del Ejército Libertador que tenía una meta clara, la derrota de los enemigos, y la independencia del Perú y de América. La acción heroica de Changuillo se continuó en Nasca, y finalizó en Acarí, al día siguiente.
Sobre detalles del suceso, se han dado varias conferencias, y se han hecho diversas publicaciones desde hace varias décadas, y se ha reportado desde los mismos años de la independencia, y quizá los que alguna vez han visitado el pueblo de Changuillo, habrán visto que se le honró materialmente, con el obelisco y bronces correspondientes, como se hizo también en 1970, al cumplirse 150 años de la epopeya que llena de orgullo, a los Changuillanos.