ERP. (Por. Miguel Godos Curay) La pasada nochebuena tuvo un mal día. Toneladas de basura abandonadas en toda la ciudad nos golpearon con la contumaz vocación por el desaseo de nuestras autoridades. Basura hay en todas partes. A inmediaciones de establecimientos escolares, en los centros de abastos, en los barrios populosos, en los bordes de las carreteras, en los accesos a las ciudades.
No hay rincón piurano en donde el poblador no arroje basura. Las islas del aseo y el orden son escasas pero las hay. El aseo esplendido del Campus de la Universidad de Piura es sorprendente. La buena práctica se inculcó con el ejemplo. A un alumno aficionado al hurto de papel higiénico. El bueno don Rafael Estartús lo sorprendió con un “lleva este rollo para tu casa”. Con tal lección humana la responsabilidad brota de raíz como la muela del juicio para toda la vida. Nadie arroja un papel y si lo hiciera alguien lo recogerá para decirle esto se le cayó. Las responsables de la limpieza son señoras esforzadas en las aulas y fuera de ellas. Siempre nos enseñaron a ser limpios e impecables.
Piura tiene encantos pero más son los desencantos. El plástico se acumula irresponsablemente en todas partes. Nadie lo recoge. La flamante avenida Sánchez Cerro -recién inaugurada- se ha convertido en el espacio favorito para el abandono de desperdicios de sus vecinos, de los que viven al frente y cada noche y mañana y a la hora que se les ocurre arrojan bolsas con desperdicios a lo largo de treinta cuadras. Igual sucede en los nuevos centros comerciales de servicios higiénicos impecables. Los implacables son los que arrojan – como en su casa- todo por los suelos.
El desaseo y las malas prácticas son atributos de niños, jóvenes y viejos. De hombres y mujeres. De humildes pero también de pitucas presumidas. Necesitamos una cruzada cívica por el aseo, la cortesía, el respeto, por el paisaje limpio, por el amor a la tierra, por el sembrar árboles y no talarlos con métodos brutales y salvajes. Resulta sorprendente como en la urbanización Santa Isabel ayer jardines hoy están sellados con cemento y se asfixia a los árboles sin la menor contemplación. Este espejismo de progreso causa espanto y desolación. ¿Cómo amar a Piura sin disfrutar de sus umbríos algarrobos? ¿Cómo amar a una ciudad sin admirarla y sentirla en la belleza de su paisaje? ¿Cómo vivir humanamente limpios y dignos?
Piura, diría el poeta Juan Luis Velásquez “que soledad sin soledad siquiera. ¿Qué trincheras tan alta sin altura?” Las papeleras son excedidas por las descargas de basura. Los carritos acumuladores colocados con buena intención dejan de serlo cuando repletos nadie recoge los desperdicios mal olientes. Y los improvisados recicladores en pos de desperdicios orgánicos para las chancherías arrojan todo y sin retorno a los depósitos. Hay basura de elevado riesgo biológico de hospitales y clínicas que algunas veces se abandona negligentemente. En Piura operan BA Servicios Ambientales SAC (08), Arpe (09), Beraca (10) con instalaciones de disposición de residuos peligrosos. Pero el peligro mayor son los piuranos irresponsables.
Piura produce diariamente -por el vigor del consumo- 400 toneladas diarias de basura. A duras penas se puede recoger entre el 30% y 40%: la que no se recoge se acumula en la vieja zona industrial, en los caminos. Toneladas de valvas de conchas de abanico han arrojado a lo largo del camino al balneario Chullyachi las procesadoras industriales. La playa limpia se ensucia cuando los eventuales visitantes abandonan descartables, botellas de vidrio y plástico. Como no hay servicios higiénicos hacen sus necesidades a todo aire entre el cielo y el mar. Igual sucede con los desperdicios de los expendedores de comida. Todo queda ahí estropeando el paisaje. La negligencia se repite en todas partes. En Ignacio Escudero que padece el vaho del mosto fermentado y las humaredas de la caña ardiendo. En los balnearios de Paita donde no se detiene la colecta de plástico.
Igual sucede con la vía que atraviesa Rinconada Llícuar y Bellavista, el ayer camino limpio es un basural que crece. No están libres de estas malas prácticas culturales los acogedores escenarios, los centros de abastos, los restaurants, las aglomeraciones de ambulantes y todos los espacios concurridos. La basura estropea a Talara, Paita y Sullana convertida en una perla negra de la suciedad y el moho. La gestión edil que fenece ha desplegado esfuerzos pero el mal persiste.
El próximo Gobernador Regional el médico, Servando García Correa, por personal vocación debe emprender serias políticas en defensa de la vida, el cuerpo y la salud de nuestras poblaciones. El mejor atractivo turístico de una ciudad es el aseo. La limpieza es la nota distintiva de Loja. La limpieza cívica de los lojanos es parte de su cultura e identidad. De su respeto a la naturaleza, al paisaje, al orden, a la educación. En América Latina las ciudades limpias son urbes educadas en donde el buen trato es norma cotidiana. Las ciudades sucias y poco aseadas abundan en donde campea la delincuencia, la malversación, el mal uso de los fondos públicos. Ahí en donde gobierna la coima abunda la basura.
Los impactos de los Residuos Sólidos Domiciliarios (RSD) y Residuos Sólidos Urbanos (RSU) son más severos en donde los pobladores muestran una actitud indolente frente a su entorno. El promedio regional de generación per cápita de Residuos Sólidos Domiciliarios (RSD) y de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) es de 0,6 kg/hab/día y 0,9 kg/hab/día, respectivamente. La disposición final de los RSD se ha convertido en un serio problema por cuanto los rellenos sanitarios ya saturados obligan al abandono irresponsable e incineración a cielo abierto afectando el ambiente.
Conforme a las estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el Perú los RSD Generación per cápita (kg/hab/día) se estiman en 0.47 y los RSU 0.75. En el país sólo el 57.2% cuenta con planes de manejo de residuos sólidos. Sólo 55.7% realiza la recolección diaria, el 43.5% dos a cinco veces por semana y el 0.8% una vez por semana. El 43.5% realiza una total disposición adecuada y el 56.5 % una total disposición inadecuada. El costo de la recolección US$/ Ton es de 15.02 y la disposición final en el mismo rango 5.98. La forma de cobranza es a través del Impuesto Predial 85.1%, junto con el recibo de agua potable y alcantarillado 0.2%, cuenta periódica del usuario 14.7%. La tasa de reciclaje es del 14.7%. El reciclaje de los RSU es realizado por un activo sector informal que recupera cartones, hojalata, vidrio y plástico. En América Latina se estima en 4 millones a los recicladores urbanos.
El Perú produce diariamente 23 mil toneladas de basura y sólo se logra reciclar el 15%. Según la ONG Ciudad Saludable el 55% de nuestros desperdicios es materia orgánica y sólo el 29% es aprovechable (cartón, hojalata, vidrio, plástico). En el Perú sólo existen 12 rellenos sanitarios, el 90% de la basura se arroja a botaderos informales de los que existen mil 850 y son una seria amenaza ambiental. Según el Ministerio del Ambiente (MINAM) en el 2016 se produjeron 7’005,576 toneladas de residuos municipales urbanos de los cuales el 18.7% son productos reciclables (papel, cartón, vidrio, plástico, tetrapak, metales, residuos eléctricos y electrónicos. En Lima y Callao cada poblador genera en su domicilio 870 gramos de residuos sólidos al día. La segregación (separación) de los contenidos de la basura facilita se procesamiento y atenúa los impactos indeseables que desbordan a nuestras ciudades.
Frente al serio problema tenemos un enorme desafío a partir de la educación ambiental, vigilancia ciudadana, mejora de los servicios a la población, e incentivos al sector privado que aliente y fomente el manejo adecuado de los RSD (Residuos Sólidos Domiciliarios) y RSU (Residuos Sólidos Urbanos). Con el argumento del cambio de autoridades es bastante probable que el problema se acentúe. No hay tiempo que perder. Si entendiéramos que el aseo urbano y la limpieza son el sello indeleble de la personalidad y el mejor atractivo de una ciudad.