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Lun, Dic

Miedo y resentimiento

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Hace unos días, mientras hacíamos unas gestiones a pie, iba con un amigo por la vereda.

En un tramo, unos jóvenes estaban parados conversando. Íbamos en curso de colisión. No se movieron hasta que el choque era inminente, y hubo necesidad de pedirles permiso para que arrastraran las patas y se colocaran un poquito más allá.

Igual, la gente cuando camina cree que la vereda, mejor dicho la mitad de la vereda, es su dominio, sin tomar en cuenta que todo el mundo la usa sin usar un carril en particular.

No falta quien se cruza la pista entre carros como si se tratara de carrera de obstáculos o película de Indiana Jones, no por imprudencia de los conductores (curiosamente), sino porque… le nació, pues.

Al ver todas esas escenas, lo que comentamos es que en nuestra comunidad hay dos tipos de personas: las que se quedan estáticas y que venga el asteroide porque tiene que venir, y las que buscan en el asteroide una forma de jalar agua para sus molinos a costa de la ignorancia y la indiferencia del resto.

La consecuencia inmediata es unos niveles de inequidad atroces, que generan otros dos subproductos: el miedo y el resentimiento.

¿es Sullana una comunidad miedosa y resentida? Sí, porque no decidimos voltear la tortilla.

Nos aterra el cambio por un lado (y curiosamente entre los y las más jóvenes), nos aterran las diferencias, nos aterran nuestras propias vidas (eso explica por qué los chupódromos son los negocios más prósperos de la ciudad).

Por el otro, miramos con revancha a quien sí tuvo o quien sí luchó por tener una oportunidad, somos capaces de indisponer a medio mundo con medio mundo porque no podemos cambiar nuestras circunstancias limpiamente; en el peor de los casos, pagamos para herir o hasta matar.

¡Ay, no puede ser! ¡Qué horror! ¿Cómo nos dices eso, Nelson?

Pues, sucede.

Pedimos paz a gritos, pero ansiamos tener un conflicto para sentir que vivimos. Buscamos la prosperidad y el renombre, pero un niño o una niña de primero de primaria nos lleva la delantera en conocimientos.

Exigimos legalidad a las autoridades, pero seguimos pensando que la devoción a la tarjeta, el padrino o la coima harán la diferencia en nuestras vidas.

¿Nos consideramos personas superadas y hasta filosóficamente simpáticas pero nos solazamos con los glúteos, los bíceps o los pectorales de la tele basura.

Queremos ser un referente en Facebook, cuando somos oscuridad en lo íntimo.

Creemos ser todo, pero ¿ya hemos identificado la nada?

(Opina al autor. Síguelo en Facebook como @nelsonsullana)

 

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