ERP. Si te perdiste el debate oficial del Jurado Nacional de Elecciones, entre el lunes 29 y el miércoles 31 de marzo, probablemente te perdiste una oportunidad clave para definir tu decisión de cara al 11 de abril (el día de la elección), especialmente si estás en la sección indecisos e indecisas. Según el simulacro de votación por Datum Internacional, publicado el jueves 1 de abril, dos por cada cinco votantes lo está, y no es juego.
Por Nelson Peñaherrera Castillo
El puntero, según las encuestas, solo recibiría un voto de esos cinco. Ya vamos tres. Los otros dos se canibalizarán entre las otras 17 opciones… perdón, 16 porque uno hizo walk-over el martes, y, bueno, si arrugas antes del partido, te mereces un cero que no te lo quita ni el TAS, ni Taz, ni Tass, ni el Rastastás. Entonces, esos dos votitos de los cinco, las migajas, van a ser algo así como el combate supremo entre gladiadores y gladiadoras del circo romano… con la diferencia de que el coliseo estará, digamos, medio vacío.
Pero, juguemos con esa proporción. Lo que debe salir de esa mechadera es que tras alianzas, traiciones, quites y desquites de última hora (guarda, tío, con los chalecos) es que a las siete de la noche del 11 de abril solo uno o una se quede con ese cuarto voto, mientras el resto se arranchará el otro restante a ver qué pueden hacer de una piñata rota. Pero, tranquilidad, ciudadanía, más allá de reciclar los pedazos, los y las 16 menos uno no harán más estragos.
Ahora bien, ese cuarto voto no será tarea fácil. El simulacro de Datum Internacional establece que una candidata y cuatro candidatos van por él. Y como un quinto de voto no es lo que califica para pasar a segunda vuelta, el pataleo, puñeteo, codeo, cabeceo, dentellada o querella judicial serán el signo de la última semana de la primera vuelta. Salvo alguna trampa o fraude en progreso, nos vamos porque nos vamos a la segunda vuelta. Preparémonos porque esa de que alguien ganará en primera… ni su perro se la cree.
Por supuesto, los antiencuestas están criticando la reciente investigación de DATUM diciendo que adolece de datos actuales porque se habría aplicado antes del debate del Jurado Nacional de Elecciones, que sí recoge la encuesta y simulacro de voto (no son lo mismo) de Ipsos que publica El Comercio este domingo 4 de abril. Yo lo tomaría como una referencia, una suerte de ‘prueba de entrada’ y ‘prueba de salida’. Regresemos al punto.
Los grandes mercados electorales parecemos estar ‘choteados’
Entonces, ¿cuál será el factor X de esa cuarta balota? Analicemos en esencia qué han dicho las campañas hasta ahora, y tomando, como siempre, el debate oficial. Comencemos por la visión tan limeñista de absolutamente todas las campañas, incluso de las que llevan cabezas de lista nacidas y criadas fuera de Lima… o en Venezuela, jeje. ¿Se han dado cuenta que estoy siendo sádico en esta columna? ¡Eso me gusta de las campañas electorales! Sigamos.
Si bien es cierto uno de cada tres votantes depositará su cédula en Lima Metropolitana, eso nos da como residuo que dos por cada tres estamos en el resto del Perú. Vamos con las cifras mágicas, que las campañas ni por asomo han considerado: el departamento de Lima (capital nacional incluida) tiene peso 1, La Libertad tiene peso 2, Piura –donde vivo—tiene peso 3. Y según el Registro Nacional de identidad y Estado Civil, Arequipa tiene peso 4, y entre esos cuatro somos la mitad del electorado nacional. Actualizado a 2020.
En buen romance, quiere decir que si tengo pocos recursos y quiero asegurarme algo, mis mensajes de campaña deberían priorizar las plazas con mayor peso electoral. Y si no puedo ir a ellas porque no tengo presupuesto o quién sabe cuál razón, entonces esos 30 segundos de los desesperantes spots de radio y televisión voy a concentrarlos allí donde hay un electorado masivo. ¿Lo hicieron? No, en absoluto. Ninguna campaña se acordó ni de La Libertad, ni de Piura, ¿o alguien tiene alguna cita del debate relacionada con estos departamentos?
“No, Nelson, pero sí visité La Libertad y Piura”. Sí, es cierto; pero no toda la gente está prendida de las noticias, así que puede que hayas venido pero la mayoría no se dio por enterada. ¿Mencioné que dos por cada cinco son indecisos e indecisas? “Pero sí tenemos candidatos al Congreso en La Libertad y Piura”. OK, sí, también es cierto; pero, ahora que me ha tocado entrevistar a algunos (por cierto, sigan www.facebook.com/L4Sstudio), la verdad es que me encontré con propuestas de partido A que parecían del partido Z. Ya ahondaré más en columnas sucesivas.
Si eso lo cruzamos con ese 40% que no sabe o no decide a quién respaldar, aquí tenemos una explicación plausible: si me ninguneas como demográfico electoral, yo te ninguneo como opción. Perdone, señor candidato, señora candidata, pero en elecciones, usted se arrodilla ante un elector o una electora si quiere que le estampe una cruz o un aspa. Si no ha considerado este detalle, está perdiendo tiempo y plata. Así de simple.
Cuidado con las indecisas
Pero, vayamos a metadatos de ese dos por cada cinco, o mejor dicho de ese 40%, y este es un segundo aspecto o ‘insight’, como dicen afectadamente los marketeros ‘millenials’, que está ahí pero como que si no existiera. Tanto a nivel demográfico nacional como electoral, las mujeres son la mayoría simple: por cada cien, 51 son ellas. Ojo, estoy hablando de sexo. Si nos vamos a identidad de género la cosa se le complica más a las candidaturas (por eso, algunas se la quieren arrasar de un plumazo, y ese será su error letal).
Si han notado los mensajes de los debates y los spots, los enunciados, si no son marcadamente machistas y misóginos, tienen un airecito a machismo y misoginia, incluso el de una de las candidatas que ya abordé en una columna anterior. Y si uno conversa desapasionadamente con una mujer, notará que a ellas este temita las tiene sublevadas, molestas, incluso furiosas. Y cuando tú logras enfadar a un elector, o una electora en este caso, olvídate que te va a elegir. Y muchas mujeres, incluso públicamente, ya han expresado por quién no van a votar. Saca línea.
Mi pronóstico es que el 11 de abril, será la revancha de ellas. ¡La revancha de ellas! ¿Por qué? Analicemos: si tenemos que 51% son electoras, y lo insertamos en nuestro 40% de indecisos e indecisas, podríamos decir que, con margen de error, 21% son ellas. ¡Ellas! Y si tus mensajes de campaña no las ha considerado o las ha maltratado, ese 21% te va a colgar de los… cabellos, ejem, y bien merecido te lo tendrás.
Ni se te ocurra obligarlas a votar y que le tomen foto a su voto y te lo manden al celular. Ni se te ocurra. Las redes sociales han demostrado que son altamente inseguras en estos casos, y esas fotos van a terminar en las redacciones de los medios, así que prepárate. El voto de las mujeres tiene que ser secreto, y si alguien las obliga a que no lo sea, que avise. Solas no van a estar.
Incluso si la cuota de indecisos e indecisas, y especialmente indecisas, se mantiene o amplía el 11 de abril, la proporción 49/51 se mantiene. Aunque la revancha estaría completa si dentro de ese 49, 15 o 16 insiste en no tener nada claro y en ese 51 hay una reacción de última hora que termine volteando la elección. Y va a pasar así. Tienes hasta la medianoche del jueves 8 de abril para enmendar tus errores… u horrores de estrategia.
¿El voto rural? Existe, pero representa tres por cada diez. Los otros siete son votos urbanos, o sea más del doble. Al margen de cuál sea la preferencia del electorado rural, el urbano lo supera por más de 130%, a menos que en las ciudades las preferencias se hiperatomicen. Si una campaña se ha concentrado solo en población rural, erró la estrategia porque la idea era homologar a ambos públicos, algo que también ahondaré en columnas posteriores.
Los tiempos han cambiado; las campañas políticas, no. Los errores no se pagan en las encuestas sino el día de la elección. Y cuando el error es el ninguneo, el precio a pagar es mucho más alto. Como dije antes, los electores y las electoras, especialmente las electoras, tenemos el sartén por el mango. ¿No pretenderás jugarnos chueco, o sí? Ya sabes qué podría pasar.
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