ERP/N.Peñaherrera. Gran parte de las personas que están reclamando irregularidades en el proceso electoral del domingo pasado tienen la palabra 'fraude' en la punta de la lengua.
La otra parte parece tener una piedra filuda en la palma de la mano. Digo, analizando las noticias, ¿podemos pensar otra cosa?
Vamos únicamente con quienes denuncian fraude, y que usualmente es el que quedó segundo en los escrutinios.
¿Cuán creíble es el argumento?
Una persona me lo explicó con naranjitas y manzanitas y tiene mucho sentido. Aquí te detallo todo el esquema y juzguemos juntos y juntas.
Para concretar un fraude, necesitamos que una parte significativa de los miembros de mesa se 'vendan' ante la campaña que lo promueve, lo que significa o bien mucho dinero para comprar conciencias, o bien demasiada convicción para desconocer la voluntad popular.
¡Ojo! Eso incluye 'comprar' a miembros de mesa simpatizantes de la campaña que denuncia el fraude.
En el mismo entorno, necesitamos que los personeros de partidos diferentes, incluyendo el que denuncia el fraude, se hayan puesto de acuerdo para hacerse de la vista gorda y desconocer el resultado real, por lo tanto, favorecer a la campaña que promueve el presunto ilícito.
Ahí mismito, necesitamos corromper a las fuerzas del orden, de tal forma que la copia de las actas que se llevan tengan un resultado distinto al conteo que se realiza una vez cerradas las ánforas al término de la jornada electoral.
A continuación necesitamos que los digitalizadores nos cambien las actas reales por otras previamente preparadas, si tienen tiempo de hacerlo, y que, para colmo, los digitadores cometan la burrada de asignar los votos de la opción A a la opción B y viceversa. Encima, que su supervisión pase el error como si nada, y todo vaya al centro de cómputo general en Lima, sin que se hagan las validaciones del caso.
En pocas palabras, para que el fraude se concrete requerimos un esquema delictivo sistemático que incluye a los denunciantes como perpetradores, pues si no pasó su filtro, es lógico que el resto se descalabre.
Detalle: cada personero o personera debió llevar una copia del acta a su partido, salvo que lo que dice el acta no corresponda a lo que aparece digitalizado, y ahí sí amerita una profunda investigación.
Y quizás eso es lo que se requiere, en todo caso: esperar a que una pesquisa con la suficiente tranquilidad nos revele qué está pasando, y que una vez se conozcan sus conclusiones, que la justicia proceda como corresponde.
Mientras tanto, antes de gritar, primero pensemos bien las cosas, y hagámonos esta pregunta: ¿a cuenta de quién estamos protestando? Y más aún: ¿a cuenta de qué estamos protestando: un error propio?
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