ERP/N.Peñaherrera. Para ayer martes estaba previsto que los dos candidazos quienes, supuestamente, están a la cabeza de las preferencias en Sullana se junten en un debate para una estación de radio regional, que iba a trasladar sus equipos hasta nuestra ciudad, y coordinó un espacio neutral y bien habilitado para transmisiones en vivo: nuestra sala de trabajo.
Las dos campañas se dedicaron a encapricharse con los productores del espacio hasta que se pasó la hora para hacer reconfirmaciones y la idea tuvo que ser suspendida.
La pregunta que nos asaltó a todos en el equipo de Sullana fue: ¿y qué corona tienen los candidazos?
Se supone que, cuando estás en campaña de lo que sea, debes aprovechar todo espacio que te dan para lanzar tu plataforma. Y si es campaña política, es cualquier espacio que te den para demostrar cuánta muñeca tienes.
Quizás ahí está el detalle: la existencia de muñeca.
Dato adicional: uno de los invitados al debate radial fue el mismo que en el evento del sábado pasado no fue, ni se justificó.
Esta conducta nos lleva a reflexionar sobre dos asuntos: la incompetencia y la cobardía.
Una persona incompetente es aquélla que se arriesga a actuar, pero falla debido a su poca experiencia o su gran desconocimiento sobre un asunto en particular. Impericia, al fin y al cabo.
Una persona cobarde ni se arriesga, y por lo mismo ni acierta ni falla, y termina huyendo a refugiarse detrás de cualquier pretexto.
El antónimo político de la incompetencia es la eficiencia, esto es, lograr correctamente un objetivo en la menor cantidad de pasos posible. Creo que ya escribí sobre esto antes.
El antónimo político de la cobardía no es ni la valentía ni la temeridad, sino la asertividad o la capacidad de actuar correctamente a cada paso con plena conciencia del riesgo (y la consiguiente habilidad para reducirlo o eliminarlo); dicho en sencillo: actuar bien pero con seguridad. Sinónimo cercano: buena actitud.
La negativa de estos dos candidazos revela cobardía, nos impide establecer la incompetencia; mas por nada son indicadores de asertividad y menos de buena actitud. O sea, ubícate, analízate y coopera.
Esta forma de actuar les coloca en desventaja frente a los otros nueve en Sullana, a quienes es más fácil hacerles su perfil y tomar una decisión (por lo mismo, no significa que sean mejores).
Si no das la cara, no mereces el voto. Así de simple y cruel. Cualquier otra explicación, la verdad, sobra, y amerita que se deshagan de su equipo de asesores pues les están mandando al cadalso.
Y es que, en resumidas cuentas, buena parte del paquete electoral es rendirle cuentas al público tantas veces al público le dé la gana, y ésta es una de esas veces.
Menos soberbia, menos triufalismo, menos inseguridad, menos inmadurez, menos cobardía. La provincia se merece otros dirigentes.
Claro que pueden callarme la boca: acepten debatir y asunto arreglado.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)